Durante el pico más alto de contagios y muertes por coronavirus en Mendoza, miles de personas se concentraron para festejar el centenario del Club Godoy Cruz Antonio Tomba, violando todas las normas sanitarias de prevención de contagios de covid-19. ¿Dónde estaba Munives?

Por Negro Nasif

Munives, Cornejo y Chiapetta Foto de archivo: Gobierno de Mendoza

“En este momento ya han sido disuadidos los manifestantes, los revoltosos. Habían sido conminados desde aproximadamente las 19 horas que debían cesar en su actitud de delito. Como ustedes saben, la obstaculización de los medios de transporte es delito. Ante esa situación, se les dio un par de minutos para que deliberaran, como no acataron, ordené hacer cesar el delito en defensa del patrimonio y la integridad física de todos los mendocinos”.

Esto dijo Roberto Munives, el 21 de octubre de 2019 en vivo por Canal 9, mientras las fuerzas de seguridad a su cargo gaseaban, arremetían con hidrantes, disparaban balas de goma, golpeaban con palos y piñas y detenían a un grupo de mendocinos/as y residentes chilenos en nuestra provincia, quienes se manifestaban democráticamente en solidaridad con la lucha del pueblo trasandino, que también era reprimido por la derecha fascista de ese país.

 Canal 9 | 21/10/2019

El show de Munives culminó con la detención de 25 personas, entre ellas el reportero gráfico Pablo Llanos, quienes fueron trasladadas a las comisarías 3, 6 y 33, por los presuntos delitos de “daño, lesiones agravadas, amenazas agravadas, entorpecimiento”. Notablemente agitado y crispado, la mano dura de Cornejo, exhibió su verba represiva a pedir de boca del periodista estrella Fernando Hidalgo, en la puesta en escena del prime time televisivo.

El botón basta de muestra para ejemplificar la manipulación del uso de la fuerza pública para la represión y criminalización social, cultural y política en los últimos años, según la cara del amigo o enemigo (ver nota al final). Doble vara, ¿no? Evidencias sobran con este dejar hacer, dejar pasar del Gobierno de Mendoza ante la multitudinaria convocatoria a festejar violando las leyes sanitarias, justo en medio del momento más crítico de la pandemia, cuando los muertos diarios se cuentan por decenas (32 fallecimientos por covid registró ayer el Ministerio de Salud).

 

¿Sabía Munives que miles de personas se concentrarían para celebrar los 100 años del Tomba? Por supuesto, sus agentes de inteligencia criminal operan minuciosamente y tenía toda la información desde hace días. Entonces, ¿se podía evitar una manifestación que multiplicará los contagios y las muertes? Sin lugar a dudas. De ninguna manera, como siempre hemos sostenido desde EL OTRO, debió recurrirse a la represión. Las expresiones sociales jamás se resuelven a palos y calabozos, el Estado cuenta con herramientas –no solo policiales- para prevenir o hacer cesar la serie de delitos que se cometieron en Godoy Cruz, sin necesidad de recurrir a la violencia.

Descartando de plano que el mandamás de la seguridad mendocina haya experimentado una sorprendente transformación del manodurismo al garantismo, ¿por qué no hizo nada Munives? ¿Dónde estaba? La primera respuesta, que cae por el propio peso de las pruebas audiovisuales disponibles, es que hubo una clara decisión política de permitir que las y los manifestantes circularan libremente y que coparan el estadio Feliciano Gambarte, territorio por antonomasia del cornejismo, sin ningún tipo de obstáculos, alcanzando niveles de muy peligroso hacinamiento en las tribunas del club. La segunda respuesta, y tal vez más grave aún, es que el Ministerio de Seguridad todavía permanece bajo el mando del connotado hincha del Tomba y ¿exgobernador? Alfredo Cornejo.

 

El pasado 20 de marzo, un partido entre Godoy Cruz y River Plate tuvo que ser suspendido momentáneamente por el exceso de hinchas en las tribunas, entre los cuales se encontraba Cornejo y su amigo Gullé. (ver más aquí)

 

A un año y medio de gestión de Rodolfo Suarez, quien todavía sostenga que Raúl Levrino es el ministro de Seguridad de Mendoza, padece de un negacionismo comparable al de los que afirman que el desastre de ayer no influirá en la curva de contagios de covid-19.

Como hemos dado cuenta en infinidad de notas publicadas en este diario, Levrino está pintado al óleo en una cartera donde las decisiones centrales son tomadas o vetadas por el subsecretario de Relaciones Institucionales de Seguridad, Néstor Majul, en dupla con el propio Munives. Ambos cornejistas paladar negro y nexos operativos entre el presidente de la UCR y el jefe de los fiscales, Alejandro Gullé, fan inseparable de Cornejo en la techada tombina, quien también jugó ayer al hombre invisible.

Protesta por el femicidio de Florencia Romano | Diciembre de 2020. Foto: Coco Yañez

Se nota mucho. El modus operandi tiene la marca de una gorra que ya conocemos y que trepó a su escalón más impune en diciembre del año pasado cuando, ante la responsabilidad del Estado por la desaparición y femicidio de Florencia Romano, en lugar de rodar las cabezas políticas de Levrino, Majul y Munives, coordinaron la liberación de las calles del microcentro para que, durante una legítima manifestación de protesta, las llamas en Casa de Gobierno, Tribunales y la Legislatura corrieran el eje de sus ineludibles responsabilidades, con Gullé mirando para otro lado y el aval todopoderoso de Cornejo que, finalmente, los confirmó en sus cargos.

¿Cuánto falta para que Suarez comience a gobernar?

 

Radicalismo y represión: una historia de cinismo y amnesia

 

Prontuario de machirulo