Desde hace un año y medio, Sandra Bragagnolo y Roberto Becerra, licenciados en Kinesiología del Hospital El Carmen, se encuentran impedidos de cumplir tareas asistenciales en ese nosocomio de la Obra Social de Empleados Públicos de Mendoza. En una carta abierta dirigida al gobernador Rodolfo Suarez, denuncian que en plena pandemia fueron trasladados arbitrariamente a dependencias administrativas y a una delegación departamental de la OSEP, lugares donde no se les asignaron funciones profesionales. “No teníamos nada para hacer, pasando las horas y los días tomando mate, buscando de oficina en oficina un lugar para sentarnos”, señalan los kinesiólogos, quienes, pese a sus innumerables reclamos y las necesidades sanitarias urgentes de las y los afiliados, siguen cobrando sus sueldos sin trabajar, por decisiones autoritarias e irresponsables de quienes conducen la obra social más importante de la provincia.

Carta abierta de dos kinesiólogos de OSEP al Gobernador de Mendoza

Sr. Gobernador, le pedimos que escuche nuestra historia:

Somos dos kinesiólogos que trabajamos hace más de 15 años en el Hospital El Carmen de la OSEP, siempre dedicados a la atención motora de pacientes en diferentes áreas. Además nos desempeñamos en el Departamento de Kinesiología del Club Mendoza de Regatas y como docente en la Universidad Juan Agustín Maza.

Nos avala una trayectoria intachable de muchos años de trabajo, experiencia y entrega en esta profesión, que hemos ejercido siempre con absoluta dignidad y compromiso social y que puede fácilmente comprobar solicitando nuestros antecedentes en cualquiera de los lugares mencionados o consultando entre los miles de pacientes que hemos atendido a lo largo de tantos años de profesión.

Rodolfo Suarez, gobernador de Mendoza Foto: Seba Heras

En abril del año 2020, comenzando la pandemia y en plena fase de aislamiento, fuimos trasladados intempestivamente del Hospital El Carmen a una dependencia administrativa de la OSEP, con la excusa que era por un reordenamiento transitorio y que en semanas volveríamos. ¡Hecho que nunca ocurrió!

Nuestro traslado no obedeció jamás a necesidades reales ni funcionales de la OSEP, pues no teníamos nada para hacer, pasando las horas y los días tomando mate, buscando de oficina en oficina un lugar para sentarnos. Las semanas fueron transcurriendo, los casos de covid aumentaban y la gente moría, por lo que innumerables veces pedimos reintegrarnos al hospital para trabajar poniéndonos al frente de esta pandemia que acechaba al mundo entero. Siempre se nos negó el regreso, una locura absoluta que no entendíamos.

Foto: Coco Yañez

Al preguntar los motivos, el relato era que “no había lugar para nosotros”, advirtiéndonos incluso: “Hablen con quienes quieran, pero al hospital no vuelven”. Así, con absoluto autoritarismo, sin motivos, sin explicaciones y sin mediar razón alguna que justifique tamaña decisión.

Es absolutamente incomprensible que en momentos en que la humanidad atravesaba y sigue atravesando una crisis sanitaria sin precedentes, donde todo el sistema de salud colapsaba y en el mundo se reclutaban profesionales y recurso humano competente para afrontarla, en el Hospital El Carmen algunos tomaban la decisión y se daban el lujo de dejar a dos kinesiólogos de años de experiencia fuera de acción, obligándolos a observar esta pandemia de brazos cruzados.

Carlos Funes, director de OSEP Foto: OSEP

Sólo de setiembre a diciembre pudimos hacer nuestro trabajo, ya que pedimos ir a la Terapia Intensiva Covid de adultos que se habilitaba en el Hospital Fleming porque el Hospital El Carmen había colapsado. También puede usted consultar sobre nuestro desempeño en ese nosocomio y preguntarse ¿por qué allí sí, pero en El Carmen no?

Luego fuimos trasladados a una delegación departamental de la OSEP. Otra vez el infierno de estar excluidos, aislados y desterrados del hospital, sin funciones y dejándonos fuera de toda competencia profesional. Viendo pasar los días, las semanas y los meses “freezados e inactivos” rogando que las horas pasen lo más rápido posible con una realidad por demás angustiante, incierta y cada vez más violenta.

Foto: Coco Yañez

Llega la segunda ola de la pandemia en abril del 2021, con más gente que se infectaba y moría, con hospitales nuevamente colapsados, con pacientes esperando por camas en los pasillos, con filas y filas de personas para hisoparse, con el personal de salud agotado, que también enfermaba y moría, y nosotros sin poder hacer nada porque nuestro pedido para atender pacientes fue una vez más ignorado.

En tan triste y trágico escenario, ¿no cree usted que seríamos más útiles empujando una camilla o asistiendo a un enfermo, que tomando mate esperando la hora para irnos? ¿No cree usted que seríamos más útiles rehabilitando y asistiendo pacientes en una OSEP que cuenta con más de 400.000 afiliados, que está pasando una grave crisis financiera y con serios problemas prestacionales, en vez de hacernos firmar 8 o 9 hojas al mes “haciéndonos creer que trabajamos”?

Foto: Coco Yañez

Señor gobernador, ya ha pasado un año y medio, hemos tocado todas las puertas posibles de la OSEP para que nos atiendan, esperado horas y horas para ser escuchados, hicimos miles de intentos por recuperar nuestro trabajo desempeñado siempre en la labor asistencial. Hemos visto pasar a lo largo de muchos años gobiernos, gestiones y directivos sin tener jamás inconveniente alguno, sin sumarios, apercibimientos, ni llamados de atención

Señor gobernador, luego de un año y medio nuestra realidad ¡no ha cambiado nada! Por eso permítanos pararnos para decir ¡basta! Basta de tanta impunidad y de priorizar el relato de algunos que sólo por el hecho de ejercer el poder definen sin criterio nuestro destino. Basta de que la angustia invada cada minuto de nuestros días resistiendo como podemos la violencia laboral a la que nos vemos expuestos, afectando no sólo nuestra vida sino la de nuestra familia.

Foto: Coco Yañez

¿No somos los kinesiólogos un recurso humano importante antes, durante y después de la pandemia?

¿Por qué debemos soportar el abuso, el autoritarismo y el atropello a nuestra vocación y dignidad profesional, al permitir que se nos lleve a las cuerdas del desprestigio poniendo un manto de dudas sobre nuestro proceder ético y profesional?

¿Por qué deberíamos bajar la cabeza, actuar con miedo y no poder defendernos del mal manejo con decisiones tan arbitrarias e injustas?

¿Por qué no podemos ejercer nuestra profesión con los pacientes que nos necesitan y que es para lo que hemos estudiado, nos hemos formado y para lo que estamos capacitados?

¿Por qué siempre terminan siendo los afiliados los más perjudicados ante este tipo de acciones?

Foto: Coco Yañez

En este reclamo, expresamos la impotencia que sentimos por estar inmersos en un sistema donde los que no tenemos poder nos encontramos solos, desprotegidos y desamparados, quedando a merced de quienes hacen y deshacen nuestras vidas a dedo con total impunidad.

Estamos convencidos de que estas cosas pasan porque los que son responsables no se hacen cargo de nada, por lo que ciertas formas de proceder no deben ser minimizadas, apañadas y mucho menos ignoradas, ya que toda forma pasiva implica permisividad y complicidad.

Carlos Funes y el gobernador Rodolfo Suarez. Foto: Gobierno de Mendoza

Queremos aclarar que no pertenecemos a la política, no somos militantes de ningún partido, no estamos de ningún lado de la grieta, no perseguimos ningún cargo ni privilegio. Podemos dar fe de cada cosa que decimos y, aunque desconocemos que pasará con nosotros, no nos vamos a quedar callados, aun sabiendo que siempre donde faltan los argumentos comienza la mentira y la descalificación.

No permita que el recurso humano de OSEP sea desperdiciado y despreciado en cualquiera de sus formas, porque esto tiene un costo que sale del bolsillo de los mendocinos.

Foto: Coco Yañez

¡Es una vergüenza!

Solo nos queda seguir visibilizando y exponiendo nuestra situación, confiar en la justicia y confiar en que usted no nos suelte la mano.

Muchas gracias.

Lic. Sandra Bragagnolo. DNI: 17.598.106. Mat: 651
Lic. Roberto Becerra. DNI: 27.090.853. Mat: 241

 

“OSEP no nos cuida”