Una vez más, los cimientos del machismo conservador se sacuden en nuestra provincia. En el contexto del paro internacional de mujeres, la mayoría de las músicas de la Orquesta Filarmónica de Mendoza se negaron a interpretar canciones del grupo Los Palmeras que las agreden y cosifican y reproducen un peligroso y naturalizado lenguaje de violencia. Una huelga vendimial contra el patriarcado, más allá de la cumbia machirula.

Por Negro Nasif

Foto: Gentileza Músicas de la Orquesta Filarmónica de Mendoza.

El último capítulo de esta historia comenzó el viernes pasado. Las músicas y músicos de la Orquesta Filarmónica de Mendoza, tras protagonizar el exitoso espectáculo de la Fiesta de la Cosecha, recibieron en sus atriles del Teatro Independencia las partituras del repertorio de su próximo concierto junto al grupo de cumbia Los Palmeras, previsto para la segunda repetición de la Fiesta Nacional de la Vendimia que finalmente se realizó anoche, con la presencia de apenas un puñado de mujeres y una mayoría de varones, entre ellos contratados “carneros” que reemplazaron sin pudor a sus compañeras en huelga.

La cola, Perra y Asesina, fueron parte de los títulos distribuidos entre las y los intérpretes en el primer ensayo, donde comenzaron a despertarse críticas de algunas músicas hacia las letras que explícitamente degradan a las mujeres, naturalizan la violencia machista e incluso romantizan la pedofilia, como el caso de la canción Quisiera volver, en la que un hombre desea retornar a los brazos de una niña de 14 años “a pedirte una vez más que seas mi mujer”.

La chispa de la rebelión en la Orquesta terminó por encenderse durante sábado y domingo. En principio, un grupo de instrumentistas explicitaron su oposición a tocar temas puntuales del programa de la popular banda santafesina. Luego, el rechazo se convirtió en una postura colectiva de la mayoría de las mujeres, quienes en una asamblea espontánea anunciaron el total silencio de sus instrumentos como medida de fuerza, tras leer un documento frente al resto de los miembros de la formación orquestal del Estado mendocino.

“Hoy, como cada 8 de marzo, las mujeres decimos basta”, manifestaron las músicas, ni más ni menos que el mismo Día Internacional de la Mujer Trabajadora. “Hoy, aquí, en nuestro lugar de trabajo, hacemos un  llamado a nuestros compañeros a escuchar sincera y sensiblemente las causas de nuestra lucha y a repensar conjuntamente las palabras, que son las que estructuran nuestro pensamiento. Por eso no nos es indiferente, particularmente en esta fecha, ver ciertos títulos en nuestros atriles que cosifican y desprecian a la mujer. Nos generan un gran malestar tanto estos títulos, como el contenido de las letras de este repertorio”, señalaron las trabajadoras de la Orquesta para explicar a sus compañeros y compañeras los motivos de la decisión colectiva de no prestarse a un concierto oficial cargado de violencia simbólica y, a la vez, contradictorio con las políticas públicas que dice promover el gobierno provincial.

Twitter de Mariana Juri, ministra de Cultura | 10/3/2020

La clara y valiente decisión de las músicas de la Filarmónica -que no registra antecedentes conocidos en el país- sorprendió a los funcionarios del Ministerio de Cultura que, al parecer, no la vieron venir o insisten en subestimar una creciente ola que está conmoviendo cimientos de la conservadora y patriarcal sociedad mendocina.

Luego del anuncio de las intérpretes, y su trascendencia viral en las redes sociales y medios de comunicación provinciales y nacionales, miembros de la primera línea de Cultura asumieron por lo bajo el “error” de la programación de Los Palmeras. “Error” promovido por el lerdísimo timing político de la ministra del área, Mariana Juri, avalado por la Comisión Artística de la Filarmónica, y defendido con vehemencia por el director de la Orquesta, el venezolano César Iván Lara, quien en las últimas horas se mostró muy molesto con la sublevación feminista en el seno de la acostumbrada aristocracia de varones, característica dominante en este tipo de ensambles a la usanza europea.

Foto: Gentileza

Finalmente, el grotesco escándalo –otro más- estalló en las narices del gobierno del radical Rodolfo Suárez, dejando en evidencia la ausencia total de políticas reales en defensa de los derechos de las mujeres. En particular, más allá de la extendida y necesaria polémica en torno a la presentación de Los Palmeras, la ejemplar reacción de las músicas de la Filarmónica puso en escena el hartazgo de las mujeres frente a la reproducción de prácticas machistas con un trasfondo mucho más profundo que un concierto vendimial. El paro fue un claro ¡basta! que seguirá haciendo eco cuando la fiesta de los mendocinos termine.

Porque no se trata solamente de la cumbia machirula en la principal formación orquestal del Estado provincial. Se trata de discutir otras tantas programaciones -sinfónicas o no- que legitiman la violencia hacia las mujeres, de cuestionar por qué, por ejemplo, la actual Comisión Artística de la Orquesta está integrada por siete varones y ninguna mujer, o recordar que en la historia de la Filarmónica solo una mujer -Ligia Amadio- alcanzó la titularidad de su dirección, o de revisar cuántas solistas o directoras fueron invitadas en los últimos años y encontrarse con que fueron pocas o ninguna.

Porque el fondo de la cuestión no es solo la cumbia machirula. Es el patriarcado que tambalea y se resiste a caer.

 

Produzcan y reproduzcan sin nosotras y nosotres

No me toqués el piano con tus manos sucias de tango