La justicia penal investiga si el psiquiatra Juan Reboredo y Federico Kainer intentaron asesinar a Corina Kobylanski, ex esposa de este último, mediante la utilización de un cóctel de medicamentos. El médico es jefe de la División de Certificaciones de la Dirección de Atención a las Personas con Discapacidad y, además, protagonista del programa Hola Doc que se emite por Radio Nacional Mendoza.

Foto de archivo: Cristian Martínez

La violencia de género atraviesa a la sociedad. El sistema patriarcal y las instituciones cargadas de machismo colocan en situación de vulnerabilidad y riesgo a infinidad de mendocinas, independientemente del sector socioeconómico al que pertenezcan. Aunque tal vez, en las denominadas clases “media” y “alta”, el flagelo encuentre menor exposición y se mantenga bajo el cobijo siniestro de la hipocresía. En este sentido, los últimos años de Corina Kobylanski resultan dolorosamente paradigmáticos.

En 2012, la empresaria se mudó de Buenos Aires a Mendoza para encarar un proyecto gastronómico y turístico. Con capital propio y de su madre construyó y puso en marcha, junto a su pareja Fernando Kainer, un complejo ubicado en el departamento de Lavalle que bautizaron “Las Marujitas”.

Corina Kobylanski. Foto: Coco Yañez

Kobylanski, quien ya tenía seis hijos, había conocido a Kainer unos años antes. Con él fueron padres de dos niños más, el último de ellos nacido en nuestra provincia.

En diálogo con EL OTRO, Corina narró cómo esa historia de amor fue convirtiéndose en una “película de terror”, y en qué circunstancias el psiquiatra Juan Florencio Reboredo la habría colocado en un abismo farmacológico, al borde de la muerte.

En manos del doctor

El funcionario y psiquiatra Juan Reboredo expone en OSEP. Foto de archivo: Dirección de Discapacidad

De acuerdo con el relato de Kobylanski, al poco tiempo que se instaló con Kainer en Lavalle empezaron los problemas con su pareja: “situaciones de violencia en mi casa, tanto psicológica como física, conmigo y con mis hijos y situaciones de manipulación tremendas”.

En ese contexto, una internación por un dolor crónico en su columna vertebral derivará inexplicablemente en más de dos años de tratamiento psiquiátrico, en los que Corina quedará sumida en medio de una pesadilla, en un estado de somnolencia permanente.

“Durante varios años sufrí de muchísimos dolores de espalda. Un médico me había tratado una fibromialgia, pero en realidad después me diagnosticaron una hernia en la columna. Como sufría mucho, me internan en el Hospital Italiano porque querían decidir si me operaban o no”, recuerda Corina.

Foto: Coco Yañez

Durante esa internación, Kainer le recomendó a su pareja que consultara con un profesional de la salud mental: “A causa de los dolores yo dormía muy poco, eso me hacía que me sintiera muy mal, que estuviese muchas veces de mal humor. Probé muchas cosas para que se me pasaran los dolores. Mi marido me propuso que consultara a un psiquiatra, porque estaba con mucho estrés. Yo lo acepté, en esas circunstancias estaba dispuesta a aceptar opciones que no hubiese aprobado en condiciones normales”.

Ese mismo día, el doctor Juan Reboredo se presentó en el Italiano: “Habló primero con mi marido fuera de la habitación, después entró y tuvo la consulta conmigo. Inmediatamente me dijo que tenía que comenzar el tratamiento. Me explicó que yo era bipolar y que tenía que estar medicada de por vida”.

Según la mujer, en solo unos minutos Reboredo le diagnosticó a su nueva pacienta un trastorno que a cualquier profesional le llevaría varias sesiones determinar, e inició un tratamiento con un cóctel de fuertes psicotrópicos: “Comencé tomando cuatro medicamentos, después me los fue modificando porque me hacían mal, uno hizo que se me cayera todo el pelo, otro que engordara 15 kilos, la mayoría de las medicaciones me mantenían siempre en un estado somnoliento”.

Vulnerable

Foto: Coco Yañez

Mientras Kobylanski llevaba adelante un insoportable y prolongado tratamiento, que años más tarde descubrirá innecesario, los problemas con su marido se agudizaron. Fue entonces que tomó la decisión de separarse.

Así relató Corina a este diario ese momento crucial: “Después de dos años de tratamiento, dos o tres semanas antes de separarme, yo decido bajarme la medicación y tengo como la primera visión clara de lo que estaba pasando en mi casa. Yo soy una persona con personalidad fuerte, no es fácil someterme. En ese momento me di cuenta lo que estaba viviendo y decido separarme. Me voy de mi casa de Lavalle y me mudo al Dalvian”.

Foto: Coco Yañez

Las crecientes sospechas de la empresaria sobre su confusa situación se enfocaron en un primer momento solo en su pareja. Sin embargo, la verdad que iba emergiendo terminó por exponer a su médico psiquiatra.

Narra Corina: “Yo no desconfiaba de mi médico, era mi psiquiatra, mi confidente y mi amigo, también atendía a mi esposo y, en algunas ocasiones, a mis hijos. Fuimos a verlo con Kainer, le cuento que me quiero separar, y en esa charla me doy cuenta que alguno de los dos estaba realmente muy mal: yo o él. Salí con esa duda tan fuerte sobre la realidad, me fui tan afectada de esa situación que, cuando llegué a mi casa, le pregunté a una de mis empleadas de mucha confianza, que vivió todo mi proceso, cómo ella veía toda la situación desde su perspectiva. Ahí, por primera vez, me cuenta que mi marido me trataba de loca”.

¿Cómplice?

Reboredo en “Hola Doc”, el programa que se emite los martes por Radio Nacional Mendoza. Captura: Twitter @NacionalMza

Tras esa sorpresiva revelación de la trabajadora, Corina le pidió que la acompañara al consultorio de Reboredo. Allí, delante del médico, la empleada reconoció que Kainer trataba a su esposa como una loca y que les decía a sus hijos que su madre era una enferma mental. “En ese momento mi empleada se rompe y me dice: ‘Yo le voy a decir algo que nunca le he contado, por miedo, aparte de toda la medicación que usted tomaba hay unas gotitas que estaban en la heladera, un frasco blanco con naranja, que el señor Fernando me ordenaba que le pusiera de cinco a seis gotas en el agua, sin que se diera cuenta’ “.

La empleada de Kobylanski contó además, que si bien ella y una compañera de trabajo se negaron a darle las gotas, el contenido del frasco con la medicación bajaba con el tiempo. “Alguien me dio ese medicamento, contra mi voluntad, alguien me ponía las gotas en el agua”, concluyó Corina ante este diario.

Foto: Coco Yañez

La empresaria recuerda que, frente el relato de la trabajadora, el psiquiatra se puso tenso: “Reboredo comenzó a trastabillar, a ponerse nervioso y a hacerle preguntas a mi empleada. Ella contó que Kainer me tenía chipeado el celular, para controlar todo el día dónde estaba. Reboredo insistió en preguntar qué más sabía, en lugar de decirnos que hiciéramos la denuncia, que él nos acompañaría… Me pidió que me calmara. ‘Ya vamos a charlar y vamos a ver cómo se resuelve esto’, me dijo”.

Corina salió del consultorio de su médico con la decisión tomada de que Kainer debía irse de su casa. Poco a poco las dudas fueron convirtiéndose en la idea cada vez más clara de que “me querían volver loca para quedarse con mis bienes”.

“Me di cuenta que estaba en peligro, lo denuncié, lo sacaron con la fuerza pública y a partir de ese momento descubro un montón de cosas. Entre ellas, que una semana antes de que la policía lo sacara él me robó toda la documentación, escrituras, planos… Se estaba preparando para lo que venía, mi psiquiatra le daba información”, reconstruyó la mujer.

Doble vara

Poder Judicial de Mendoza. Foto: Seba Heras

Por iniciativa de Kobylanski, la Justicia de Familia dictó una “prohibición de acceso y acercamiento” a Kainer respecto de su exmujer y sus hijos. Además, Corina lo denunció penalmente, exponiendo la situación de violencia de género que atravesó durante esos largos años.

Kainer contraatacó judicialmente. Apeló la resolución de la medida tutelar e inició una demanda penal en la que acusó a Corina de haber cometido el delito de “estafa procesal”.

Mientras la mujer fue inmediatamente imputada, y sobreseída recién tres años después, el exmarido y el psiquiatra –ambos varones- jamás recibieron el mismo trato.

Riesgo de vida

Foto: Coco Yañez

En la causa penal iniciada por Kobylanski, la Justicia investiga, tras pasar por cinco fiscales, un probable intento de feminicidio que tendría a Kainer y Reboredo como presuntos partícipes.

Entre las pruebas incorporadas al expediente sobresale el testimonio del médico psiquiatra Rubén Contreras, quien trató a Corina después de Reboredo. Ante el fiscal Daniel Carniello, el profesional negó que Kobylanski presente trastorno bipolar y aseguró que la medicación que le prescribió Reboredo puso en riesgo su vida.

“La Sra. Kobylanski no presenta diagnóstico psiquiátrico que amerite perturbación mental…”, dijo Contreras y luego agregó: “La medicación que recibió la paciente más allá de los antidepresivos han sido antisicóticos en altas dosis que en una persona normal llevaron a disminuir sus funciones psíquicas (…) poniéndola o exponiéndola en una situación de altísima vulnerabilidad e influenciabilidad para llevar adelante los requisitos de la vida cotidiana…”

Copia de la testimonial del Dr. Contreras. Fuente: Poder Judicial de Mendoza

El especialista en Psiquiatría calificó a la potente medicación que le dieron a su paciente como un “chaleco químico” que perturbó “por largo tiempo su psiquismo, exponiéndola durante todo ese período a una disminución de sus funciones mentales que la tornaron vulnerable para cualquier situación que tuvo que enfrentar”.

Frente a esa descripción, la Fiscalía le preguntó al médico si Corina corrió riesgo de vida. La respuesta del profesional fue contundente: “Sí, por supuesto, todo esto que estoy manifestando de esta situación de vulneración e indefensión la expusieron a riesgos vitales, no solo por accidentes o malas decisiones que pudo tomar, sino también a que podrían potencialmente haber provocado un riesgo biológico sobre su propia vida física”.

Sistema machista

Foto de archivo: Seba Heras

“Mientras no haya justicia la situación de violencia continúa. El sistema te violenta a diario”, expresó con seguridad Corina en diálogo con este diario, y explicitó sin tapujos cómo se vive en carne propia la violencia institucional: “Todo esto ha sido y es una tortura. Después de haber pasado por una situación espantosa, ahora te torturamos un rato más. ¿A ver cuánto tiempo más te torturamos?, así, en un momento, cuando estés totalmente agotada, no puedas más”.

“La gran mayoría de las mujeres, y la gran mayoría de las personas, no tienen las posibilidades que tengo yo, para hablar, defenderse y exponer. Sería irresponsable de mi parte no usar los medios que tengo para poder mostrar que esto le está pasando a un montón de mujeres que no tienen la personalidad que yo tengo y que no les queda otra que callarse la boca encerraditas en sus casas”, protestó la empresaria y explicó su tránsito por distintas instancias judiciales: “Pasás vergüenza, humillaciones, te mandan por todos los juzgados. Los otros que son los malos parecen que son los buenos, y vos que sos la buena parecés el diablo. Es horrible. Es una situación para la que debés tener entereza, y estar muy centrada para que no desbarrancarte”.

Foto: Coco Yañez

En directa alusión a Kainer y Reboredo, Kobylanski denunció un trato arbitrario: “Ellos tuvieron la ventaja de, en tres años y medio, armar una estrategia estructurada para defenderse. A mí no me pasó eso, en dos minutos tenía los dedos pintados, quedé inhibida, no podía mover mis bienes, no podía abrir una cuenta. ¿Qué otra violencia más me podés hacer? Yo sola mantengo a mis ocho niños, ¿me inhibís encima y no me pasás un solo centavo?”.

Por último, Corina consideró que Reboredo “no debería atender ni medicar a nadie más hasta que esto no esté claro”, y exigió a los funcionarios y a la sociedad que reflexionen acerca de la violencia de género: “La violencia hacia mí es tan, pero tan de guante blanco que, como no tengo la cara violeta o no me mataron, entonces lo que digo no vale. Señores, tienen que entender qué es la violencia, no es solo que te metan una piña, que me la dieron y me callé la boca, no es solamente eso. La violencia en mi caso fue tratar de encerrarme para poder administrar mis bienes y manejar mi plata. Es patético, es violento, es perverso. Llevo tres años y medio y parece que no se dan cuenta de esto porque no tengo la cara violeta”.

 


 

Revés judicial para Kainer

Copia de autos N° 489/15/2F-394/15. Fuente: Poder Judicial de Mendoza

La apelación de Fernando Kainer contra la prohibición de acceso y acercamiento que le impuso la justicia de Familia, recibió la semana pasada un duro rechazo por parte de la Cámara de Apelaciones.

Además de no hacer lugar al reclamo del exmarido de Corina Kobylanski, la sentencia de fecha 11 de octubre (leer el texto completo aquí) dio por válidas pericias que evidencian agresiones sufridas por la mujer y un perfil violento de su exesposo.

De los relatos de los hijos de Corina “surge que el Sr. Kainer no logró preservar a los mismos de los problemas de los adultos y que éstos presenciaron episodios violentos entre ellos”, señala el fallo. Reconocieron que el hombre no solo golpeó a la mujer sino también a dos de sus hijos.

Foto de archivo: Unidiversidad

En el mismo sentido, los exámenes piscológicos realizados a Corina informaron que “la misma presenta indicadores compatibles con maltrato psicológico-emocional”.

“El propio demandado reconoce que durante un período suministró medicación a la Sra. Kobylanski sin que ella tuviera conocimiento”, deja constancia el fallo, situación que el tribunal evalúa “como mínimo abusiva y encuadrable dentro del concepto de violencia ejercida en contra del sujeto más vulnerable de la relación…”

Para no dejar dudas, el fallo en favor de la protección de Kobylansky, fue enmarcado por la Cámara en la “ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres”.

Algo comienza a cambiar.

 

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