Hoy: Sancho y las pérdidas (Fade into you)

Por Manuel García
Foto: Ser Shanti

Sancho está nervioso, yendo de un lado al otro de la casa buscando su pelota verde de plástico con la que juega de manera intermitente. Ninguno de los dos sabe dónde está. ¿Qué son las pérdidas para este animal?, mientras él piensa en la pérdida de su pelota, yo pienso en la pérdida de viejos amores. Suena música rock de manera aleatoria. Comienza una canción de triste melodía y eternamente hermosa: “Fade into you” de Mazzy Star. Siempre que Sancho hace referencia a las pérdidas dice cosas como que nacemos para perder y está en lo cierto, ya que a lo largo de nuestro finito camino las pérdidas están presentes a cada momento. Vamos perdiendo el pelo que previamente ha perdido el color y la fuerza. Quiero tomar la mano dentro de vos / Quiero respirar la verdad / Te miro y no veo nada / Te miro para ver la verdad. En algún momento de nuestra adolescencia perdemos la virginidad y celebramos esa pérdida. Vivís tu vida / Entrás en la sombra / Te desharás y regresarás / Una clase de noche en tu oscuridad / Colorea tus ojos con lo que no está ahí. Nos vamos poniendo viejos y perdemos los dientes y la tolerancia. Marchitándose dentro de vos / Es extraño que nunca lo supieras. Cuando nos aburguesamos perdemos la cortesía, pero ese es otro tema. La luz de un extranjero avanza lentamente / El corazón de un extraño sin hogar / Ponés tus manos en tu cabeza / Y entonces las sonrisas cubren tu corazón. Las ganas de hacer algo simplemente se pierden, como por ejemplo “comer una manzana dos veces por semana sin ganas de comer” o jugar al fútbol con los amigos un día fijo de esa misma semana, y así etcétera y etcétera. Marchitándose dentro de vos / Creo que es extraño que nunca lo supieras. Sancho me presta atención y tuerce un poco su cabeza hacia la derecha. Le ha gustado la canción y me dice que tiene miedo a perdernos, y en esa frase entiendo que la pérdida para él es todo lo que lo rodea: la familia, la casa, los muebles, sus juguetes, su catre, los amigos, alguna novia esporádica con la que ha intimado, el espacio verde público de Godoy Cruz. Le expreso de manera afable que no tenga miedo, que las cosas no se pierden así como así. Nada real puede ser amenazado, lo irreal no existe. Ya he pasado la edad de Kurt Cobain y tengo varios años más de la edad de Cristo, y me siento autorizado a lanzarle toda esa perorata al noble canino que apenas roza los tres años de edad. Creo que me siento autorizado por el solo hecho de haber perdido, de sentirme fuerte y renacido día tras día, porque lo que tengo no lo quiero perder, y en esa lista determinada está Sancho, que mueve el rabo felizmente porque oye el sonido del caño de escape del auto de mi mujer y se para frente a la puerta de entrada para darle la bienvenida luego de una larga jornada laboral en la que ella ha perdido un pedazo de tiempo sin estar con Sancho y regresa con una nueva pelota de plástico. De esa manera, él recupera lo perdido, y yo evoco “Fade into you” en la inigualable voz de Hope Sandoval.

 

 

Sancho y todo lo demás #3