Más de 50 médicos y médicas de servicios de Anestesiología de hospitales públicos de Mendoza decidieron no renovar “las prestaciones trimestrales que se encuentran actualmente vigentes”, debido a “la falta de actualización de honorarios acorde a la situación inflacionaria actual”. De concretarse las notificaciones que se enviaron al Ministerio de Salud, los hospitales Notti, Central, Lagomaggiore, Paroissien, Scaravelli y Schestakow no contarán -desde abril próximo- con profesionales para realizar cirugías, diagnósticos y tratamientos que requieran anestesia.

Por Negro Nasif

Rodolfo Suarez, gobernador de Mendoza Foto: Gobierno de Mendoza

El rumor que llega a EL OTRO no puede ser verdad: “Un montón de anestesiólogos están presentando sus renuncias en todos los hospitales de Mendoza. A partir del mes que viene los quirófanos no van a poder funcionar, ni siquiera para las emergencias”.

No puede ser, si Mendoza está ordenada. Pero es completamente cierto y muy serio. Este diario accedió a documentación oficial y testimonios que lo corroboran.

El 24 de febrero pasado, la ministra de Salud Ana María Nadal recibió una notificación formal (ver arriba) de más de una decena de médicas y médicos especialistas en Anestesiología del Hospital Pediátrico Humberto Notti, que le comunicaron “la decisión de no renovar el acuerdo grupal de Anestesia, cumpliendo en conformidad con lo pactado en el mismo hasta el 31 de marzo inclusive”.

Desde aquella fecha, similares anuncios rubricados por más de 40 firmas se replicaron en los hospitales públicos más importantes, como Central y Lagomaggiore del Gran Mendoza, Paroissien de Maipú, Scaravelli de Tunuyán y Schestakow de San Rafael. Le seguirán el Perrupato de San Martín y, en las próximas semanas, la totalidad de los centros asistenciales con servicios de Anestesiología.

Síntomas de hartazgo

Foto: Seba Heras

En concreto, los “profesionales” –esa designación que suele utilizarse para individualizar a las y los trabajadores de la salud que poseen título de Nivel Superior- ya avisaron que no van a asistir a los hospitales desde el próximo 4 de abril y, en consecuencia, el Estado provincial no podrá garantizar el derecho a la salud pública de la población en, ni más ni menos, que las áreas críticas. Lugares donde –remarcamos- la línea entre vivir o morir puede ser muy delgada.

La decisión límite no hace más que expresar el hartazgo de la primera línea de combate, esa atribución castrense que la retórica oficialista les puso, como un sayo, a quienes saturaron de responsabilidades vitales y elogios vacíos con igual intensidad.

Foto: Coco Yañez

Ante la indiferencia de la cartera sanitaria, las y los anestesiólogos le recordaron a la ministra Nadal: “Estamos atravesando la que esperamos que sea la última ola de esta pandemia que nos azota desde el año 2019, sabemos que los profesionales de la salud hemos estado a la altura de las circunstancias, adaptándonos a nuevos desafíos, exponiendo nuestra salud y la de nuestra familia en todo momento, todo esto con la mejor predisposición para brindar a la población mendocina la mejor calidad de atención médica”.

Causas y consecuencias

Cada vez más profesionales consideren dejar el sistema estatal o directamente irse de Mendoza. Las razones son múltiples, algunas de ellas muy evidentes en los hospitales: creciente precarización laboral, trabajo informal, pérdida sistemática de poder adquisitivo y crisis de representación en sindicatos impúdicamente oficialistas, como ATE y AMProS, que obturan la construcción de espacios verdaderamente democráticos.

En el caso de la Anestesiología, estos factores impactan de una manera particular y eso, tal vez, explique las condiciones subjetivas que empujaron la terminante decisión comunicada al Ministerio de Salud.

Foto: Cristian Martínez

Son alrededor de 250 las y los anestesiólogos que viven en Mendoza. Cerca del 60% trabajan en el Estado, bajo condiciones laborales y salariales que les impiden dedicarse exclusivamente a la salud pública. A su vez, la garantía de estabilidad en el empleo estatal que consagra la Constitución Nacional dista de ser una realidad, ni siquiera predomina el trabajo registrado y, paradójicamente, la pésima Obra Social de Empleados Públicos no es una cobertura que gocen todos.

En general, sin más estímulos que la vocación y el heroísmo, se corre el riesgo cierto de un desbarranco aún mayor en la calidad de los servicios sanitarios, y el vaciamiento del sistema público debido a la fuga irrecuperable de prestigiosos especialistas, la gran mayoría formados en universidades que sostiene el pueblo con recursos públicos.

El remedio está

Si bien, por ahora, las y los anestesiólogos consultados optaron por no hacer declaraciones públicas y esperar a que el Gobierno abra canales de diálogo, médicos del sector manifestaron a EL OTRO que funcionarios de Salud “en lugar de escuchar, han sido bastante hostiles suponiendo que, porque somos médicos anestesiólogos, tenemos privilegios cuando, en realidad, exigimos que se respeten nuestros derechos”.

Conociendo los antecedentes de la gestión Cambia Mendoza, no es descabellado pensar que –como ya se susurra en Casa de Gobierno- se habilite un discurso mediático que estigmatice a nuevos panza arriba, o directamente se acuse a los llamados verdaderos héroes de ser ahora extorsionadores con chaquetas.

Foto: Coco Yañez

“Vemos con enorme preocupación el retraso remunerativo en relación al compromiso y las tareas realizadas, tanto en lo cotidiano como en los momentos de crisis, sin dejar de mencionar la realidad salarial de las provincias vecinas y el flagelo que representa la inflación para todos los trabajadores”, plantean las y los anestesiólogos y, aunque no cierran una definición sobre cuál debería ser el porcentaje de aumento salarial para recomponer lo fagocitado por la inflación, se distancian del 55% que exigen los sindicatos estatales en las mesas paritarias.

Para hablar de números, toman como punto de partida el reciente informe Aportes para la discusión paritaria 2022 en Mendoza. Sector Salud, elaborado por el Centro de Investigaciones en Economía Crítica (leer aquí), en el que se demuestra que, “si bien todos los salarios perdieron contra la inflación en los últimos 3 años, los ingresos en nuestra provincia tuvieron un atraso muy superior a los de la media nacional, en especial los del personal sanitario que presta servicios bajo la modalidad de contrato de locación”.

Gráfico: CIEC

En la otra cara del ajuste, según los especialistas de la Universidad Nacional de Cuyo que realizaron la investigación, la Provincia acumuló excedentes presupuestarios que le permitirían aumentar hasta un 115% los salarios, sin poner en riesgo la solvencia fiscal.

Dignidad

Ana María Nadal, ministra de Salud de Mendoza. Foto: Cristian Martínez

“Es una decisión de todos los prestadores ser respetados como profesionales, no tolerando decisiones que menoscaben la dignidad laboral”, dice la nota que desde hace una semana está en el despacho de la ministra de Salud de Mendoza, quien aún no se pronuncia sobre la grave situación. La carta de las y los médicos cierra con la repetida esperanza: “cuidar a quienes nos cuidan”.

Foto: Cristian Martínez

Nunca está de más recordar que dignidad laboral exige, además de condiciones financieras, capacidad sin límites para conmoverse. A esta hora exactamente, como decía nuestro Tejada Gómez, hay un niño en la calle, un vulnerado. También ahora mismo una piba, un pibe, está por entrar al quirófano de un hospital público para mejorar su vida o, dramáticamente, salvarla. Hoy, como todos los días, las y los trabajadores de la salud cuidarán de ellxs.

Pero ¿quién cuida a quienes nos cuidan? ¿Quiénes protegerán la vida que crece?

 

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