EL OTRO entrevistó en su estudio a Catalina Vergne Jatuff para conocer a una de las personas que integra las nuevas camadas de artistas visuales de una provincia con pocos incentivos para hacedoras y hacedores culturales, pero con una creciente organización de base.

Fotos: Seba Heras / Gentileza | Entrevista: Luciano Viard

Aún transita el efímero pasillo que une los 25 con los 30 años pero ha recorrido miles de kilómetros para establecerse en Mendoza y “pintar y enroscarse”. A pocos finales de ser licenciada en Artes Visuales se entrevistó con EL OTRO para dar algunos puntos de vista sobre la escena local, la sociedad, las políticas culturales y la organización de artistas de la provincia y el país, entre otras cosas.

Desde la ventana del estudio de Catalina se observan los techos de casas vecinas que se juntan en el horizonte con la montaña, flanqueados por copas relativamente frondosas de árboles que ya aceptaron la primavera. Ella se presta a la entrevista, fresca, sonriente y amable.

¿Dónde guardás tus cuadros?

Tengo la suerte de haber alquilado un lugar que, no sé por qué, tiene unos armarios profundos que me permiten guardarlos con folios para que no se llenen de polvo, no se raye la pintura…

¿Me dijeron que naciste en otra provincia?

Sí, nací en Villa María, Córdoba pero de ahí me fui a vivir a La Rioja y después sí vinimos a Mendoza. Estuve viviendo en varios lados hasta que me establecí en Mendoza por la Facultad que me ancló acá (ríe)…

En realidad, de Mendoza me fui a vivir a Ecuador con mi familia, dos años y de ahí fuimos a República Dominicana dos años más, en mi adolescencia. Volvimos a La Rioja, terminé el secundario y después de que nos vinimos acá, me fui un año a vivir a Buenos Aires sola, antes de volver acá a la facu.

Me costó mucho acostumbrarme a estar sola en un lugar hasta que empecé a sentirme parte de otro lugar. Hoy ya me siento muy mendocina aunque tengo mucha familia en La Rioja y me tira.

¿Cómo interactúa ese ida y vuelta en tu trabajo?

La gente de La Rioja tiene una diablura linda, todo late allá y acá el diablo está muy escondido o apagado.

Muchas producciones mías que me han gustado mucho, artísticamente, fueron bocetadas allá o la inspiración me surgió allá.

La Rioja me inspira mucha producción.

Te habrás encontrado a alguna gente interesante en la facu…

Sí, la facu lo que tiene es que te obliga a salirte de tu comodidad y, quizá, si no hubiese ido me hubiese quedado con una técnica, en la bidimensión y la facu te obliga a ir más allá.

Hay muchas producciones que surgieron de allí.

Ahora siento que tengo que empezar a profundizar algunos ejes que me dio la facu dentro de un abanico muy amplio que necesito concretar.

¿Pasaste por alguna otra experiencia académica dentro de Artes?

Estuve en un grupo de investigación visual con un profe que es uno de los que más me gustó. Se llama Oscar Salazar y da Filosofía del Arte, tiene un bocho impresionante además de un humor bárbaro.

El grupo de estudios era sobre la cultura visual y estuvo muy bueno. Estuve un año pero después también tuve que ocuparme de las materias de la carrera que exigen bastante y no dejan mucho tiempo para producir, a veces.

A partir de ese grupo y otras materias críticas entendí que además de producir arte, es importante producir teoría del arte porque ahí se define también qué es.

En un punto si esos espacios no se ocupan, quienes producimos arte quedamos en una esquina muy puntual que limita.

Entonces, qué es el arte, qué significa pertenecer al ámbito y cuáles son las búsquedas, son reflexiones que vienen de la facu.

¿Tenés un lado de la producción más ligado a la subsistencia y otro más cercano al disfrute del hacer?

Pienso mucho en eso. Quiero entrar en el circuito en el que se vende el arte y por ahí tengo peleas internas sobre lo que voy a producir.

¿Voy a producir algo que guste, naturalista o algo que me guste a mí?

Hice una práctica de acuarelas no hace mucho y el resultado que tuve de eso se vendió inmediatamente aunque yo no lo sentía y no me gustaba particularmente. Entonces ahí me generé la duda sobre si quiero vivir de esto o no.

¿Habrá un punto medio entre hacer algo con el objetivo de vender o solamente de expresarse?

A veces hasta terminan siendo disparadores.

El año pasado acepté un par de trabajos por encargo y fueron hermosos. Uno fue sobre Atahualpa Yupanqui, y el laburo me hizo meterme en un proceso de investigación sobre él que fue muy lindo.

Descubrí de Yupanqui que cuando murió lo enterraron junto a un roble y me pareció muy poético. Él decía que la guitarra antes de ser instrumento fue madera, y antes, un árbol que albergó millones de pájaros que dejaron sus vibraciones en la madera. Y me pareció que Atahualpa ahora era parte de ese tronco, que había vuelto y era parte de su propia poética. ¡Guau! Y traté de buscar eso en la composición.

Siempre hay un medio en esta cuestión.

¿Qué ves?¿A quiénes no hay que perderse?

Te nombro las que a mí me llegan y las que me acuerdo ahora.

Esperanza Fernández es de San Martín y retrata paisajes y genera cosas con sus imágenes. Es hermosa.

Después está la Laura Hermosilla que es de La Paz y me gusta mucho lo que hace porque es muy del alma. Todo lo pasa por su ser. Es de La Paz y tiene otros tiempos y lo que hace te llega muy directo, parece que no hubiera un filtro entre su producción y una.

Y la Omara Serú que está a un nivel impresionante y te emociona.

¿Con la cerámica hace cuánto que estás?

Hace cuatro años que estoy metida en la cerámica. Y ahí quiero nombrar a una ceramista y artista que es Adriana Bruce.

Odio que no se la nombre porque ha hecho un aporte a la investigación de la cerámica enorme, trabajaba en el Conicet. Es muy reciente su partida pero tiene una obra que aborda las luces en porcelana, además de tener mucho escrito.

Justo antes de morir, estaba por montar una muestra en la Legislatura.

Y tanto ella como otras grandes artistas no tienen el reconocimiento que deberían tener.

En lo personal empecé con cosas mías como muchos mates porque amo el mate y, después de muchos errores y frustraciones, y contacto con la gente de cerámica que es re generosa, fui aprendiendo.

Después algunas amigas me empezaron a pedir ayuda para terminar alguna cosa inconclusa que les había quedado y de a poco me fui animando. Y ahora doy clases de cerámica.

¿Será que el público que consume arte en Mendoza es más pequeño de lo que creemos?

Para mí son las políticas culturales las que influyen mucho porque hace un tiempo sí habían intervenciones en La Alameda y en muchos otros lugares con murales y músicos.

Desde que empezó el tema de la multa y del código contravencional, ahí empezó a caer. Había un montón de centros culturales y desde que empezó esta mirada fue tirando todo abajo y cerrando opciones de lo que podemos crear.

Las políticas culturales de la provincia son deficientes pero, ¿qué pasa con la organización del colectivo artístico local?

La Asamblea de Artes Visuales es un espacio que se mueve mucho y tiene un proyecto hermoso para generar un archivo del arte de la provincia. En general la asamblea está muy activa y la integran un montón de artistas.

También está la Unión Nacional de Artistas Visuales, que es una movida más nacional pero que también tiene mucha convocatoria.

Los colectivos artísticos se están moviendo mucho para que la cultura tenga su espacio en la provincia.

 

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