El viernes pasado, un grupo de siete mujeres presentó Suculentas, la cooperativa de trabajo que –inicialmente- brinda servicios de limpieza y de acompañamiento terapéutico. Gracias al apoyo de la Fundación Pulso Educativo, las integrantes de esta propuesta, quienes decidieron echar luz a sus vidas tras cumplir condenas en cárceles mendocinas, recibieron capacitaciones y talleres como parte de su formación. En diálogo con EL OTRO, Rosa Troncoso, impulsora de esta gran iniciativa, quien a su vez se identifica desde una mirada feminista, relata cómo ha sido darle vida al emprendimiento, romper con prejuicios y estigmas sociales para hoy organizarse junto a sus compañeras, en lo que será el sostén económico para llevar el pan a la mesa y materializar sueños: “El nombre tiene que ver con lo que fuimos capaces de resistir, y con lo que somos capaces de resistir”.

Por Milagritos Contreras | Fotos: Seba Heras

Las historias de lucha de estas mujeres que, a la vez, confluyen en un mismo camino, son la esencia para la conformación de esta cooperativa de trabajo llamada Suculentas, un proyecto que busca proveer de herramientas a aquellas mujeres que acaban de recuperar su libertad y desean ejercer el derecho a un trabajo digno.

“Hay una cuestión de sororidad, de compañerismo muy importante”

No es novedad que muchas de las personas privadas de su libertad son invisibilizadas. Quienes, encima de ya cumplir con una condena o un castigo, son desplazadas al último eslabón del plano social, por no decir excluidos/as. Y como si fuera poco, luego de recuperar su libertad, es la misma sociedad la que les hace cargar con el estigma, poniéndose en papel de juez, señalando continuamente, sin pausa, y sin dar una chance de que puedan retomar sus vidas dignamente. Esta estigmatización lleva a que muchas de ellas tengan mínimas o nulas posibilidades de conseguir trabajo, y es ahí donde la exclusión y la desigualdad calan hondo, sumergiéndolas en una total desesperanza y angustia, lo que les impide apostar al futuro.

Sin embargo, siempre se vislumbra una luz, como la idea que surgió de Rosa Troncoso, una exdetenida del penal de El Borbollón quien en diálogo con EL OTRO detalla cómo -en el inicio de la pandemia- decidió organizarse junto a otras mujeres para, más tarde, darle vida a Suculentas: “Estuve detenida durante dos años y medio, en el año 2018 conocí a Gaby Fiochetta, una chica que daba talleres de radio dentro de la cárcel. Con el tiempo nos dimos cuenta de las necesidades no satisfechas de las chicas, de lo que nos pasaba, de esto de darnos contra paredes permanentemente, y entonces teníamos que hacer algo. Cuando salí en libertad me comuniqué con Gaby y le dije ‘hagamos algo’. En ese momento justo se desató la pandemia, no podíamos ingresar a la cárcel, ni siquiera los familiares, y las chicas empezaron a quedarse sin elementos básicos”.

En principio, la cooperativa de trabajo ofrece servicios de limpieza para casas particulares y espacios amplios, y acompañamiento terapéutico. Cuenta, además, con el apoyo de la Fundación Pulso Educativo, que las ha becado para recibir capacitaciones y participar en talleres.

“Hay una cuestión de sororidad, de compañerismo muy importante, entonces la celda la comparten entre muchas personas, y por eso hay quienes reciben visita y comparten los elementos con su compañera, pero si ninguna de las dos recibe no hay nada para distribuir”, afirma Rosa y agrega: “por eso nos propusimos realizar una campaña para recolectar elementos de higiene y nos fue bastante bien, durante todo ese tiempo se pudo sostener, pero después dijimos que debíamos seguir adelante con esta tarea, porque hay chicas que no reciben nunca visita y es lo que seguimos haciendo”.

Luego de esa primera iniciativa las mujeres organizadas se inscribieron en el Programa Puntos Cultura, del Ministerio de Cultura de la Nación, con el objetivo de brindar charlas de Educación Sexual Integral (ESI) en el penal. “El proyecto fue declarado de Interés Provincial, por lo cual Gaby pudo empezar a asistir a Almafuerte II y a El Borbollón, que es donde se encuentran alojadas la mayor cantidad de detenidas”, aclara Troncoso. “Al salir las chicas, por la culminación de su condena -recuerda- pensábamos cómo reinsertarlas inmediatamente en el mercado laboral, y fue ahí donde acordamos que en lo que teníamos más experiencia era en el servicio doméstico. Así nació la idea de crear esta cooperativa”.

“Estuvimos detenidas en las peores hostilidades”

Como muchas personas sabrán, las plantas suculentas son conocidas gracias a su gran resistencia a condiciones climáticas adversas tales como la sequía. En deplorables contextos de encierro, como los que existen en nuestro continente, lejos de aportarse a la reinserción social del detenido/a se vulneran continuamente sus derechos, llevándolos/as a vivir en condiciones insalubres, y precarizando aún más los espacios donde se alojan.

Al empezar la cuarentena a la que nos llevó la pandemia d covid-19, Rosa se armó de valor para ir poniéndole entidad a este proyecto: “El nombre hace referencia a este tipo de plantas que se encuentran bajo un sol abrasador, están en las peores hostilidades, bueno, así estuvimos nosotras. Estar detenida quiere decir muchas cosas, yo siempre digo que tuve detenida dos años y medio, pero no podés suponer de qué se trata, porque es algo tan profundo como inimaginable si no lo vivís. El nombre tiene que ver con eso, con lo que fuimos capaces de resistir y con lo que somos capaces de resistir”.

“Admiro –prosigue Rosa- la capacidad de varias de mis compañeras de la cooperativa de haber logrado el paso de romper con estigmas y prejuicios tras cumplir una condena. A mí me costó, yo sentí mucha responsabilidad. ¿Sabés que fue lo más difícil para mí cuando me detuvieron? Decirles a mis hijos que yo no era inocente, no hubo nada de todo lo que pasara que fuera peor que ese momento. Para mí sí fue vivir todo un proceso, pero una tiene que aprender a perdonarse y a partir de ahí decir: ‘seguimos’. Ya aprendí que cumplí con mi condena, ya está, me dieron un castigo y ahora es momento de seguir adelante en todo lo que respecta a mi vida”.

Un espacio de lucha feminista

Desde la cooperativa destacan que serán múltiples los servicios que ofrecerán a futuro para, justamente, brindar amplias oportunidades a aquellas mujeres que recuperan su libertad e incluso para quienes aún se encuentran cumpliendo con prisión domiciliaria. “Estamos en contacto con un último grupo que ha recuperado la libertad, pero también puede haber chicas que todavía están esperando este espacio y me encantaría que supieran que aquí estamos. Al igual que las chicas que cumplen prisión domiciliaria, queremos decirles que también podemos buscar el camino para hacer algo. La prisión domiciliaria es un régimen que te permite volver a tu casa y estar con tus hijos, pero si no tenés qué darles de comer, es espantoso”, reflexiona Rosa, y recuerda que “al salir del penal me dieron arresto domiciliario, y te puedo asegurar que me sentaba en la mesa y sentía que le estaba quitando la comida a mis hijos. Entonces, para esto también tiene que haber una respuesta y esta puede ser una alternativa. Si encontramos continuidad laboral vamos a poder ofrecer también esa opción a las chicas”.

Continuando con la campaña de donaciones que impulsaron desde el año 2020, solicitan elementos de higiene, alimentos no perecederos y ropa de abrigo, para seguir proveyendo a las mujeres que aún se encuentran en contexto de encierro. “Vamos a seguir ampliando nuestra matriz, porque el objetivo es seguir capacitándonos para brindar más servicios, e incluso hay compañeras que ya se están dedicando al área textil”, resaltó Troncoso.

Para finalizar, remarcó la necesidad de fortalecer constantemente la organización colectiva entre mujeres: “Consideramos a Suculentas como un espacio feminista y lo vamos a seguir defendiendo como tal. Nosotras estamos comprometidas con la cárcel de mujeres y es ahí donde queremos dar respuestas, ahí es donde hay grandes diferencias, en un espacio de restricción y castigo encontramos grandes diferencias con respecto a las cárceles de hombres”.

 

Vías de contacto

Para comunicarte con la cooperativa, solicitar servicios y/o realizar donaciones, podés hacerlo a través de:

teléfonos 2612427758 y 2612446945.

Instagram, siguiendo la cuenta @suculentasmendoza

 

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