OPINIÓN | Por Juan Jofré, profesor en Ciencias de la Educación.

Fotos de archivo

Desde muy pequeños aprendimos que hay cosas que suceden inevitablemente.

Desde el inicio de nuestra capacidad para comprender el mundo, sabemos entonces que lo que tiene que pasar va a pasar, aunque se demore, aunque se apure, pasa, tarde o temprano. Eso no significa que no haya que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que esas cosas sucedan.

Foto: Seba Heras

Ver a la docencia mendocina en pie de lucha, con la bandera de la dignidad y de la patria enarboladas y ganando los cielos de las calles mendocinas, en una histórica jornada, iba a pasar, tarde o temprano.

Hubo quienes pasaron muchas horas intentando advertir sobre las consecuencias de votar a Cornejo, Macri, o cual sea el nombre que encarne el peligro neoliberal.

Por momentos se han sentido derrotad@s, cansad@s, y hasta en la duda de quizás estar equivocad@s… Pero no. Hoy, mas temprano que tarde, cobran sentido las advertencias aquellas que se convirtieron en realidades: trabajadores empobrecidos, ricos cada vez más ricos y la provincia venida a menos.

Foto: Seba Heras

¿Eran adivin@s? ¿Leían el futuro? No, simplemente tenían memoria, o habían leído la historia.

En todas las experiencias donde el poder político ha quedado en las manos de los mismos grupos que tienen el poder económico, los resultados han sido los mismos: ricos más ricos, trabajadores más pobres.

Todo lo demás es decorado y, tarde o temprano, nadie lo mira, y sale a la luz lo verdaderamente importante: el reparto de la torta entre el capital y el trabajo.

Foto: Seba Heras

Y más tarde que temprano van tomados de la mano quienes antes con desprecio se miraban, pues acaban comprendiendo que todo aquel que vive de un sueldo, de su fuerza de trabajo, tarde o temprano, termina corriendo la misma suerte.

La docencia mendocina recuerda el Mendozazo en dictadura, la Marcha blanca en el 88, o los largos días de ayuno y Carpa blanca durante el menemismo. Las luchas han servido, siempre, y eso habita en la memoria colectiva.

Que si llevás corbata o mameluco, guardapolvo, chaquetilla o uniforme, es tu sueldo lo que te hermana a todo aquel que también vive de lo que cobra.

Foto: Coco Yañez

¿Y el comerciante, transportista, constructor u otro cuentapropista? Termina abrazado en la misma marcha, tarde o temprano, porque comprende que sus ingresos aumentan cuando a los que viven de sus sueldos les va bien, o les sobra un poquito. Ahí, quien trabaja y cobra sueldo, sale a comer o compra ropa, construye o amplía, viaja… lo que gana se pone en circulación y el círculo virtuoso funciona.

Tarde o temprano, quienes viven de su sueldo ven que en la TV, los diarios, y las radios pasa lo que escribió alguna vez Joaquín Sabina: “no hablaban de ti ni de mí”. Los grandes medios han sido y son la voz de los poderosos que tratan de vender lo suyo y aplastar al resto, porque eso les garantiza seguir siendo los poderosos.

Foto: Coco Yañez

Tarde o temprano comprenden quienes viven de su salario que con la inflación ganan los que tienen el poder de acumular y poner precios, pero también los bancos que suben las tasas de interés y la gente debe recurrir a endeudarse porque el sueldo no alcanza. Las farmacéuticas aumentan sus ganancias con todo lo que te quita el dolor, el estrés o te hace rendir más. Los agroexportadores pueden vender más afuera porque adentro se consume menos. Y todos ellos, llenan de publicidades los medios, quienes hablan por ellos y dicen sus verdades, aplastando las nuestras.

Más tarde que temprano algun@s descubren que su suerte no está atada a esos grandes, sino al trabajador o trabajadora a quien tantas veces miraron con desprecio. Ahí se debate entre no aceptarlo y empobrecer sin mostrarlo, o enmendar el error y luchar por lo suyo.

Foto: Coco Yañez

Tarde o temprano las grandes mayorías comprendemos que el objetivo de esos grandes es desunirnos, y entonces, cuando ya no damos más, y el maltrato nos llena de rabia y el descuento ya no importa porque igual no llego a fin de mes ni con sueldo entero, entonces nos unimos, y nos toleramos diferentes, y luchamos codo a codo… y más tarde o mas temprano conseguiremos lo que es nuestro, lo que la dignidad nos indica como propio, lo que sentimos que alguna vez tuvimos y ya no.

Y ahí van, en la marcha, mezclad@s entre la dignidad o encabezando el caminar, quienes desde hace años vienen alertando que la deuda de Cornejo solo llevaba al ajuste, y que el ajuste lleva a la caída de salarios, al empobrecimiento, a la caída de la actividad económica, y a la dignidad que se levanta y dice BASTA. No van diciendo “yo se los dije”, van abrazados como Benedetti,  porque “codo a codo, en la calle, somos mucho más que dos”.

Foto: Coco Yañez

Y ahí van unidos, guardapolvos al frente como en los grandes momentos históricos de esta maravillosa provincia, las corbatas, las escobas, los volantes, chaquetillas y uniformes… ahí va la dignidad del verdadero pueblo trabajador a golpear las puertas del señor, que la junta para el banco, petroleras y mineras, y no quiere repartir.

Pues ha llegado la hora, porque los desunidos han recreado al Martín Fierro, cansados de la voracidad de los de afuera, muestran la fuerza de la unión verdadera y reclaman por ley primera lo sencillo pero propio, la parte que nos toca para vivir y trabajar dignamente.

Abran paso que la dignidad ha ganado las calles de la historia nuevamente, y nunca sabremos, si tarde o temprano, pero ha vuelto a suceder.