Enrique Thomas, funcionario del Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich, participó de la concentración política en defensa de Macri y Cornejo que se realizó el último sábado en la Ciudad de Mendoza. En un breve diálogo con EL OTRO el militante del PRO hizo una encendida defensa de la llamada “doctrina Chocobar” y reivindicó al policía de la Ciudad de Buenos Aires que mató de una patada a un trabajador de 40 años.

La inmensa minoría

“Lo que Patricia Bullrich hace es lo que la inmensa mayoría de los argentinos quiere: cuidar a quienes nos cuidan y hacer respetar la ley. Durante muchos años acá se propuso ‘sálvese quien pueda’ y ‘yo hago lo que quiero’”, respondió Enrique Thomas, secretario de Gestión Federal de Seguridad, a este diario cuando le pedimos su opinión respecto del difundido crimen de un obrero a manos de un agente de las fuerzas de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.

El indignante hecho sucedió el pasado 19 de agosto y quedó registrado en un video de una cámara de seguridad. Las imágenes que recorrieron el mundo son elocuentes sobre la desproporción de fuerzas entre la víctima, Jorge Martín Gómez, y los policías que lo rodearon, entre los que se encontraba el inspector Esteban Ramírez autor de la brutal agresión que provocó la muerte de un hombre que, al momento de ser abordado, no representaba riesgo alguno para nadie.

Foto: Ministerio de Seguridad

En medio de los repetidos cánticos del “sí, se puede” en la Peatonal Sarmiento, mientras militantes del oficialismo se concentraban para apoyar a la alianza PRO-UCR y, sobre todo, denostar al peronismo, EL OTRO le reprochó a Thomas su posición a favor de la violencia institucional, pero el macrista insistió con la cerrada y demagógica defensa de su jefa política y reforzó la justificación del accionar de policías que están imputados judicialmente por terminar sin razones legales con la vida de otros ciudadanos.

“Las fuerzas de la ley, mientras actúen como fuerza de la ley tienen que ser respaldadas –sostuvo Thomas- y lo que hace Patricia Bullrich es lo que quiere la inmensa mayoría de los argentinos. Pasó con Chocobar, pasó con Santiago Maldonado, pasó con el policía que le pega una patada en vez de tirarle un tiro a un hombre que tenía dos cuchillos, un cuchillo y un destornillador. Si no hacía lo que hizo ese policía, en una de esas mataba a alguien”.

Chocobar en la Casa Rosada, recibido por Macri y Bullrich. Foto: Presidencia de la Nación.

Este medio repreguntó y el funcionario nacional respondió molesto e incluso intentó cortar abruptamente la entrevista:

¿Usted cree que ese señor representaba un riesgo para la población?

Absolutamente.

¿No era desproporcionado seis agentes contra él?

No.

¿Usted está a favor de lo que hizo Chocobar?

¡Total y absolutamente! ¡Total y absolutamente! Chocobar, a un hombre que le había pegado ocho puñaladas en el corazón a un turista para robarle una cámara de fotos… Hay que neutralizarlo.

¿Hay que matarlo?

No, Chocobar no le tiró. Le tiró al suelo, rebotó y lo mató. Y, en el último caso, hay que matarlo para que no dañe a la sociedad.

En una de esas…

Foto: Ministerio de Seguridad

Contrariamente a lo que sostiene el secretario del gobierno nacional, la ley no autoriza a ningún miembro de las fuerzas de seguridad a matar a un ser humano porque “en una de esas mataba a alguien”, tal como irresponsablemente afirmó Thomas.

El supuesto crimen preventivo carece de absoluto sustento en los hechos que efectivamente ocurrieron, y no tiene más asidero legal que en el absurdo razonamiento del presidente de la Nación y los principales referentes de la institución de seguridad más importante de la Argentina.

Cobos y Thomas. Foto: Facebook Enrique Thomas

Thomas considera que Gómez está bien muerto porque representaba un riesgo para la población, y que el policía actuó bien porque “le pega una patada en vez de tirarle un tiro”. De nuevo, además de ilegal, resulta insultante de la lógica básica que se observa en la secuencia del video en la que el hombre camina con evidente dificultad motora y, ante la orden del agente, se detiene tambaleante con sus manos en la espalda.

El video, el cadáver y la causa penal que se inició contra el inspector de la policía de la CABA desmienten al subordinado político de Bullrich. El policía Ramírez fue imputado por el delito de homicidio preterintencional, un crimen sancionado con una pena de 1 a 6 años de prisión.

Foto: Presidencia de la Nación

Para reforzar la irracionalidad, Thomas apela al (mal) ejemplo de Chocobar, quien -según el funcionario mendocino- tiró un tiro al piso que justo sirvió de pena de muerte para Pablo Kukoc, el joven muerto a los 18 años. La Corte Suprema de Justicia, en cambio, ratificó el año pasado el procesamiento del policía preferido de Macri, no por una bala perdida, sino por dos gatillazos fáciles que mataron a Kukoc cuando escapaba. La Justicia, a diferencia de Bullrich y Thomas, acusa a Chocobar de homicidio con exceso en la legítima defensa.

Panqueque y pintor de brocha gorda

Thomas, Venier y Cornejo. Foto: Facebook Enrique Thomas.

Thomas es conocido en el ambiente político por su sistemático panquequismo partidario: fue peronista, seguidor de Adolfo Rodríguez Saa, fanático de Massa, simpatizante de Alberto Fernández, fiel de Julio Cobos, ahora fanático de Macri y el 10 de diciembre se verá donde caerá parado.

En el mundo de la cultura se lo recuerda como el funcionario que destruyó una obra de arte colectiva. En el año 2004, cuando era titular del Instituto Nacional de Vitivinicultura, el funcionario fue responsable de tapar con pintura verde un mural creado en 1991 por diez artistas plásticos mendocinos bajo la dirección del maestro Gastón Alfaro. El desastre de Thomas le costó al Estado una cuantiosa indemnización por daño moral resuelta por la Justicia Federal en el año 2011.

Las y los artistas del mural del INV destruido por Thomas. Foto: Gentileza.

Mano dura de ignorancia e insensibilidad frente a la belleza y la vida parecen ser los ejes residuales de un gobierno que todavía no escucha que eso no quiere la inmensa mayoría de argentinos y argentinas.

 

Con el gatillo demasiado fácil