El proyecto “Baldosas por la Memoria” se propone sostener presentes las vidas de las y los desaparecidos y asesinados de y en Mendoza durante el terrorismo de Estado. Diez nombres, los primeros colocados en la explanada del ex Centro Clandestino de Detención D2, reivindican la lucha de Luis Moriña (21 años), Silvia Peralta de Ferreyra (22), Marcos Ibañez (30), Miguel Ángel Gil (32), Santiago Illa (23), Roberto Blanco (36), Daniel Moyano (22), Edesio Villegas (29), Ricardo Sánchez Coronel (30) y Mario Susso (32).

Texto: Espacio Para la Memoria y los Derechos Humanos de Mendoza
Crónica fotográfica: Coco Yañez

El 10 de diciembre celebramos el 72 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, carta de Naciones Unidas que reconoce los derechos inalienables de toda persona, independientemente de su origen, creencias o condición social, y le pone así límites al poder. Consagra el concepto de igualdad entre los seres humanos y de libertad en el sentido más amplio.

La Declaración habilitó la creación de instrumentos internacionales a los que los pueblos pueden recurrir cuando son vulnerados sus derechos y son de cumplimiento obligatorio por parte de los Estados firmantes. Argentina adhirió a las convenciones y pactos que los garantizan.

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Asimismo, para nuestra nación, la fecha es particularmente significativa porque un 10 de diciembre de 1983, con la elección de Raúl Alfonsín, se coronó el fin de la dictadura y la restitución de la democracia. Llegaron nuevos aires para quienes transitamos la lucha en defensa de la vida y la libertad.

Particularmente, para los organismos de derechos humanos, este es un día cargado de significados, un día de movilización, porque remite al 10 de diciembre de 1977, fecha en que secuestraron a la referente de Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor. Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco, habían sido desaparecidas dos días antes. La arremetida buscaba silenciar los reclamos por la aparición con vida de las y los desaparecidos durante el terrorismo de Estado e intimidar a quienes se manifestaban.

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La embestida, lejos de detener a los familiares que buscaban datos y pistas sobre el paradero de sus seres queridos, les dio empuje y fortaleza y, con el paso del tiempo, nuevas organizaciones enriquecieron sus planteos. Las Marchas de la Resistencias -24 horas en torno a la pirámide de Plaza de Mayo-, celebradas cada 10 de diciembre, fueron la cita obligada de la ciudadanía que sentía como propias las demandas del movimiento de derechos humanos.

El EPM exD2, que el 10 de diciembre de 2015 realizó su primer acto público como Espacio recuperado en esta explanada, lleva en su seno la esencia de aquella lucha, porque quienes lo habitamos sabemos de la muerte rondando las calles, del miedo y la desesperación de la búsqueda. Lo conocemos por experiencia propia o porque nos atraviesa y ocupa nuestra historia reciente.

En ese sentido, intentamos ser fieles al propósito de la ley nacional de Sitios de Memoria, una iniciativa nacida de las políticas de Estado lanzadas durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que nos posibilitó instalarnos en el corazón mismo de la represión. Así, el pasado se hace presente en cada iniciativa que lanzamos. Recogemos la consigna de Memoria, Verdad y Justicia como constitutiva de este espacio y orientadora de nuestra tarea. Ponemos todo nuestro empeño en develar la trama oculta de lo sucedido en Mendoza durante los movidos años de la segunda mitad del siglo pasado y transmitirlo a las nuevas generaciones.

En este camino, inauguramos en este diciembre las diez primeras baldosas de nuestro proyecto Baldosas por la Memoria, que se propone crear un mar de memoria y reivindicación de nuestros compañeros y compañeras desaparecidas y asesinadas de y en Mendoza durante el terrorismo de Estado. Estos primeros 10 nombres corresponden a algunas de las personas que fueron víctimas del D2.

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Asimismo, en aras de la Justicia, seguimos de cerca los procesos que ponen a los crímenes de lesa humanidad en el centro de la escena. Un asunto que dio sus primeros pasos con el Juicio a las Juntas durante el gobierno de Alfonsín y tomó impulso en la primera década el 2000 para quedarse… hasta que siga con vida el último genocida.

La Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad (PCCH), a cargo de la fiscal federal Ángeles Ramos, en septiembre pasado realizó un relevamiento sobre el estado de los juzgamientos a nivel nacional. El documento da cuenta de que, desde la apertura de los juicios, se registran un total de 3329 personas investigadas por delitos de lesa humanidad y 997 sentenciadas a distintas penas, aunque solamente el 30 % de ellas tienen condena firme. Durante 2020 se sumaron condenas, aun en pandemia, y sobrepasan las 1000.

En Mendoza hemos tenido que lidiar con el espaciamiento de las audiencias de los juicios locales y bregar por su celeridad, así como solicitar la reconsideración de algunas prisiones domiciliarias incomprensibles. Pero el noveno juicio sigue adelante.

Queremos destacar que este es un año especial. La pandemia nos negó la cercanía física, el debate cara a cara, el abrazo compañero; sin embargo, seguimos trabajando sobre la base de los tres pilares que nos constituyen y son nuestra razón de ser. Además sostenemos la mirada atenta a los sucesos actuales y nos involucramos cuando se violan derechos, se vulneran garantías o se insulta a la dignidad humana, sucesos por los que los poderes del Estado deben responder.

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La Red de DD. HH. de Mendoza, que nació en esta casa, este 10 de diciembre cumplió un año. Sus integrantes se han puesto al hombro la enorme tarea de intervenir con celeridad frente situaciones violatorias y en la protección de los derechos básicos. Celebramos su existencia porque nos hermana un mismo propósito que promete un largo camino compartido.

Finalmente, queremos hacer una exhortación muy especial. Hemos heredado del macrismo la judicialización de la política para dejar fuera de juego y en la cárcel a la oposición. Esta funesta práctica llega hasta el presente, por eso nos sumamos a las organizaciones hermanas para exclamar:

El EPM exD2 pide NAVIDAD SIN PRESAS Y PRESOS POLÍTICOS.

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Diez Baldosas por la Memoria

Luis Moriña | 21 años

Luis “el Chino” Moriña era firme y vehemente. Desde la casa materna en la cuarta sección se dirigió al Colegio Universitario Central y de allí a la Facultad de Medicina. Con los oídos bien abiertos a la gente vulnerada frecuentó el barrio Flores y asistió sus necesidades. Exigente consigo mismo, fue un excelente estudiante; simultáneamente, promovió la agrupación Tupac y se sumó a Vanguardia Comunista. Cuentan que cuando lo arrancaron de su hogar iba cantando La Internacional. Pasó por los calabozos del D2 pero su destino final lo encontró en una dependencia del Ejército, en Campo Los Andes.

El Chino Moriña se plantaba firme frente al poder, como aquellos que saben muy bien lo que quieren

Silvia Peralta de Ferreyra | 22 años

Silvia nació en Córdoba, la apodaban Pohebe. Ingresó en la Facultad de  Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba y se empleó en el Colegio de Escribanos de esa ciudad. Siendo jovencita conoció a Diego Ferreyra, pronto se casaron e ingresaron en el PRT/ERP. La pareja se trasladó a Mendoza con la intención de impulsar esa organización a nivel local.

En un hecho confuso, fue detenida por personal del D2 y salvajemente  torturada en sus dependencias. Tiempo después obtuvo su libertad y regresó a Córdoba. En su ciudad natal fue nuevamente secuestrada y desaparecida junto a su esposo, un par de meses después.

Con las convicciones inalterables, Pohebe se fue de estas tierras para retomar la lucha.

Marcos Ibañez | 30 años

Marcos era de contextura pequeña, menudo e inquieto como ardilla. Puntano de nacimiento, se afincó en Mendoza.  Se desempeñaba en la torre de control de la Terminal de Ómnibus de Mendoza desde donde manejaba los semáforos, los carteles, la radio, las señales electrónicas; se encargaba del ingreso y egreso de vehículos y representaba a los trabajadores del lugar ante la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Militaba en la Juventud Trabajadora Peronista que formaba parte de Montoneros. Dentro de la organización, Marcos era conocido con el seudónimo de “Martín”.

Fue secuestrado en un operativo orquestado por el D2 contra sindicalistas y militantes de aquella organización, y sometido a graves tormentos. Su último destino fue la Unidad 9 de La Plata, donde fue asesinado en una celda de castigo. Los responsables fueron juzgados y condenados a prisión perpetua.

Marquitos, fiel a sus bases, es recordado por sus compañeros y compañeras como un  protagonista de las luchas sindicales que hicieron historia en la Mendoza de los 70.

Miguel Ángel Gil | 32 años

Miguel Angel nació en Mendoza, era morocho y fornido, trabajaba en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA) y era delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Dicen quienes lo conocieron que era un hombre generoso, buenazo, de pocas palabras e ideas claras.

En tiempo de vaqueros y melenas, mantenía las formas clásicas: pantalón con raya al medio, camisa y zapatos de vestir. A la vez, era un habilidoso jugador de fútbol, muy requerido en distintos ámbitos. Desde la tarea sindical se integró a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y se acercó a Montoneros. Secuestrado por policías, en el D2 fue sometido a horribles torturas que lo llevaron a la muerte.

Sensible a los gustos y al sentir popular fue un militante incansable, siempre dispuesto a dar una mano.

Santiago Illa | 23 años

Santiago, apodado Chiche, nació en Mendoza pero se crió en San Rafael.  Era alegra y sociable, muy afecto a todo tipo de lectura pero con sensibilidad especial por la literatura: solía escribir poesía. También disfrutaba del cine innovador de los 60, practicaba rugby y era fan de los Beatles. Siendo aún adolescente empezó un romance con Silvia Faget, se casaron y tuvieron una hija y un hijo.

En San Rafael, su padre era un conocido periodista, lo que le facilitó ingresar en esa profesión tempranamente. Escribió para distintas publicaciones y desembocó en la prensa partidaria al incorporarse al PRT- ERP en 1974.

Antes del golpe fue detenido en su domicilio, luego fue trasladado a Mendoza y alojado en el D2 hasta que finalmente pasó a la Penitenciaría, ya inscripto legalmente.

En medio del operativo contra el PRT-ERP de mayo-junio del 76, fue sacado de la cárcel y entregado al Ejército en el Liceo Militar Gral. Espejo. Desde ese momento no se supo más de él. La escuela de la Penitenciaría lleva su nombre.

Santiago tenía un agudo ojo crítico para analizar la realidad y avidez por encontrar herramientas para transformarla.

Roberto Blanco | 36 años

Roberto había nacido en Córdoba y tenía una conocida trayectoria dentro del peronismo. Perteneció a la Juventud Sindical y llegó a desempeñarse como el Secretario de Transporte de la provincia durante la intervención del General Pedro León Lucero, a fines de 1975. Fue detenido ilegalmente por personal del D2 el 17 de enero del 76, fue sometido a tormentos y una semana después fue liberado. A los tres meses, el multicondenado oficial de policía Armando Fernández le dejó una citación. Blanco se presentó en el D2 en su propio auto, acompañado de un amigo que quedó a la espera. Según este testigo, lo vio entrar pero nunca salió.

Su inesperada desaparición sembró miedo y desconcierto entre sus amistades que mucho lo apreciaban.

Daniel Moyano | 22 años

Daniel nació en Mendoza, en el seno de una familia donde se vivía el día a día porque los ingresos eran escasos. Hizo el secundario en la escuela Pouget y luego se trasladó a La Plata para ingresar temporalmente a la destilería de YPF. Allí tuvo su primer contacto con la militancia política. De regreso a Mendoza, se inscribió en la escuela de Comunicación Colectiva y entró en el PRT-ERP.

Daniel contaba con varios amigos con los que compartía su gusto por los Beatles y el rock. Los jóvenes trabajaban ocasionalmente en el boliche “Aloha” donde él hacía las veces de disc jockey.

Apasionado y rebelde, a través de sus charlas fue acercando a sus amigos a la Juventud Guevarista. En mayo de 1976, el grupo fue objeto de una razia y alojado en dependencias del D2. Allí, Daniel Moyano fue escuchado gritando su nombre y nunca más se supo de él.

Desde el blanco y negro de una foto, con los ojos brillantes, Daniel nos sonríe grande, como anunciando que llegará el ansiado horizonte de las y los iguales.

Edesio Villegas | 29 años

Edesio nació en San Luis, pero a principios de los años setenta ya trabajaba, estudiaba y militaba en Mendoza. Sus compañeros y compañeras lo apodaban Manzanita. Junto a ellos protagonizó históricas jornadas en asambleas y manifestaciones organizadas por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), a través de las cuales se coronaron de conquistas laborales. Era empleado de la Dirección de Comercio de la Provincia y su delegado sindical.

Vivía centrado en la transformación de cada espacio que habitaba. Estudió periodismo en la Escuela Superior de Comunicación Colectiva e impulsó el Centro de Estudiantes junto a sus compañeros y compañeras. Tenía una actividad política muy intensa, particularmente en la estructura sindical de Montoneros. Fue secuestrado en el domicilio que alquilaba y visto en el D2, cuando agonizaba.

Edesio nació a la militancia bregando por la democracia sindical y sigue estando…  Se lo presiente en el impulso y la voz de las trabajadoras y los trabajadores.

Ricardo Sánchez Coronel | 30 años

Nació en Capital Federal pero eligió radicarse en Mendoza. Era bromista, muy amiguero, discreto y leal.  Le gustaban los animales y siempre tenía una caricia para los perros. Por sobre todo amaba a sus hijos. Era un sentimental que lloró a cántaros la muerte de Perón, como si anticipara una catástrofe.

Trabajaba en el sector Mayordomía del Banco de Mendoza y, a la vez, era miembro activo de la Asociación Bancaria. Asimismo, pertenecía a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP),  estructura sindical vinculada a Montoneros. Fue secuestrado en su lugar de trabajo y trasladado al D2 donde un compañero lo vio muy lastimado pero con vida.

Aunque el ambiente se volvía amenazante, Ricardo siempre sonreía, era un hombre feliz, dispuesto a avanzar con alegría hacia el horizonte deseado.

Mario Susso | 32 años

Mario Susso, para los cercanos apodado “el Negro”, venía de familia trabajadora y supo ganarse la vida  para poder estudiar en la Universidad Tecnológica Nacional. Tenía gustos populares: empanada, asado, vino y guitarra. Al impulso de movilizaciones como el Mendozazo, fue creciendo su afinidad con las ideas de izquierda e integró el Partido Comunista Revolucionario. Era un conocido militante que se expresaba abiertamente en la UTN y despertaba la insidia de los grupos de ultraderecha; personal del D2 lo detuvo por unos días. Un par de meses después su cuerpo apareció, muerto a balazos, en el límite de Las Heras y Ciudad.

Un ataque artero de la derecha truncó su camino.

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