Con un fuerte tono conservador, una multitud de mendocinas y mendocinos se congregó en el Parque Gral. San Martín para rechazar el proyecto legislativo de interrupción legal del embarazo. “Hemos librado el buen combate, hemos hecho todo lo humanamente posible para que nuestros legisladores reflexionen, solamente nos queda rezar por ellos”, expresó Abel Albino, entre banderas y símbolos religiosos.

Crónica fotográfica: Seba Heras

Tradición, familia y propiedad

“Que no nos impongan una ideología”, grita la abogada Karen Kravetz, oficiando de locutora desde el escenario, mientras abajo miles (75 mil en la exageración cuantitativa de los organizadores) agitan banderas y globos argentinos.

Los colores patrios son hegemónicos y complementan los símbolos e imágenes religiosas. El celeste y blanco, la Virgen y Jesucristo están en la enseña gigante que preside el escenario, en las pancartas, en los rostros pintados, en las bandas blanquicelestes donde el sol fue reemplazado por un feto que quiere vivir.

 

 

La mención a la amenaza de ideas extrañas al ser argentino, en el contexto de una fuerte daitriba nacionalista y cristiana, que tendrá su clímax en el momento del himno, pareciera remitir a otras épocas de nuestro país donde no había debates legislativos como el de estos días, sino clausuras del Poder Legislativo.

“Este es el pueblo que vota”

“Sin banderías políticas”, referentes partidarios del oficialismo y la oposición acompañan a los manifestantes que cortan la principal avenida del Parque. A diferencia de lo que ocurre en protestas sindicales (como la del SUTE de la semana pasada), esta vez la policía provincial brinda protección y no reprime los reclamos. Felizmente, tampoco la Justicia ordena el desalojo de la vía pública, ni las autoridades gubernamentales aplican multas a las organizaciones que interrumpen el intenso tránsito vehicular de domingo en “el pulmón” de la Ciudad.

 

Omar de Marchi, presidente del PRO en Mendoza e intendente de Luján de Cuyo, es la figura de mayor peso político presente. Aunque también se destacan Pablo Priore (PRO), Luis Bonarrico (PI), Ana Sevilla y Carina Segovia (PJ) y Jorge Palero, Jorge Sosa y Marisa Ruggieri (UCR).

 

Con la advertencia de que “este es el pueblo que vota”, los organizadores pasan lista de los diputados nacionales que deberán definir su apoyo o rechazo a la ley que se debatirá desde el próximo miércoles. “¡Voten por las dos vidas!”, le exigen a cada uno.

Mujeres asesinas

“Salvemos las dos vidas”, es la consigna más repetida, coreada por miles, reproducia en carteles y folletos que son distribuidos con la firma de Unidad Provida. “Legalizar el aborto hace al Estado cómplice de una política sistemática de descarte: destruye a una mujer, mata a una niña o un niño por nacer y nos hace a todos más inhumanos”, señala la propaganda rosada y blanca, en donde además se niega la gravedad de los abortos clandestinos en la Argentina.

“Mucho se habla de las mujeres, pero las mujeres no quieren matar a sus hijos”, brama uno de los locutores y desata el canto “toda vida vale, toda vida vale”, desde el predio que rodea a los Caballitos de Marly, previo a darle la palabra a Yamile Peralta, quien por primera vez relatará públicamente sus reiterados abortos clandestinos.

 

“No es fácil desnudar el alma. Les voy a contar que estando de novia fui abusada, me quedé embarazada, fui amenazada que si daba la vida… (respira por unos segundos) el aborto ocurrió. Y algo que nadie está diciendo en este país es que una secuela importante es el aborto a repetición”, relata Yamile y revela que fue víctima de varias prácticas ilegales, que tuvo que huir de su pareja que la amenazaba, quien posteriormente se suicidó, y que tras muchos años de lucha pudo recuperarse, afrontar su vida de madre y acompañar a otras mujeres embarazadas.

Albino, el hipocrático

Abel Albino.

El orador central de la agradable tarde de domingo es Abel Albino. El reconocido pediatra mendocino no apelará a argumentos profesionales actuales para “defender las dos vidas”, sino a sus creencias religiosas y citas de Hipócrates, médico de la Grecia antigua.

“Nunca peleen con nadie”, comienza con gesto pacificador el doctor, y agrega: “Aprendan a vivir en democracia, que se termine el Boca-River eterno, que se termine la grieta, por favor, que desaparezca la grieta, somos argentinos todos”

 

En línea con el discurso nacionalista que copa la jornada, el médico insta a que “seamos argentinos siempre” y que “otro argentino sea bienvenido siempre, aunque tengamos diferencias”. “Aprendamos a andar por la calle del brazo con alguien que piensa diferente a nosotros”, aconseja el profesional de la salud en clave pastoral, para luego sentenciar: “Hay que amar al errado y odiar el error”.

Albino resalta sus 46 años de médico y reivindica el juramento que realizó cuando se recibió. “Daré mis disposiciones médicas para beneficio del enfermo y cuánto traiga dolor o daño debo alejarlo de él”, recita de memoria el galeno y cierra con el textual hipocrático de cuatro siglos antes de Cristo: “Nunca atentaré contra la vida, ni aún en forma germinal”.

 

“¡El recto juicio es de orden natural!”, suelta Albino y el público replica con aplausos. Finalmente, luego de contar sus experiencias directas con abortos en el norte argentino, pide “sumar a los medios naturales los medios sobrenaturales”. “Hemos librado el buen combate, hemos hecho todo lo humanamente posible para que nuestros legisladores reflexionen, solamente nos queda rezar por ellos”, cierra el miembro destacado del Opus Dei.

Nos siguen pegando abajo

Antes del discurso del pastor evangélico Juan Gómez, quien leerá un largo salmo, desde el escenario se insistirá con golpes de efecto para sensibilizar a una concurrencia que se muestra conmovida.

Por los parlantes se escucha el galope de los latidos cardiofetales de mujeres, que cursan embarazos avanzados, quienes son monitoreadas en vivo. “¡Latidos del corazón, los niños nos dicen que quieren vivir!”, exclama una señora, mientras los presentes acompañan con sus palmas el ritmo agitado de diástole y sístole.

 

Cualquier inadvertido podrá creer que las y los legisladores que proponen el aborto legal quieren que se “mate” a esos niños y niñas por nacer. Sin embargo, el proyecto prevé la interrupción legal del embarazo solo hasta la semana 14 de gestación.

“Estoy acá porque estamos a favor de las dos vidas” le dice a este diario, apenas baja del escenario, la psicóloga Luciana Vargas, quien cursa 32 semanas de embarazo.

“Una mujer que aborta es una mujer que está muy sola, que no tiene contención, cree que el único medio es ese, pero en realidad hay otros recursos, lo puede dar en adopción, hoy en día hay millones de ONG o instituciones que ayudan a las mamás… Una mujer que piensa en hacer eso es una mujer que está muy mal y necesita ayuda”, reflexiona la profesional de la salud y puntualiza en las consecuencias psicológicas que trae aparejadas el aborto para “las madres que matan a sus hijos en su vientre”.

 

“¿Estás de acuerdo con que las mujeres que abortan vayan a la cárcel?”, le preguntamos a la licenciada Vargas. “No, no. Me parece que hay que buscar contención para la mujer, aunque es un delito que va contra el primer derecho del ser humano que es la vida”.

“¿Esa mujer debe ir presa?”, insistimos. “Claramente, no debe ir presa, necesita ayuda. Si vamos a la realidad, las mujeres no van presas por abortar”, resume la psicóloga, sin ahorrar contradicciones.

 

Antes de que la concentración se encamine al show musical, un militante “provida” nos regala una imagen de un feto de 12 semanas en escala real. “Quiero vivir, salvame, no permitas que me lastimen, no dejes que me maten”, dice en el anverso, donde hay también un número de teléfono para oír la Biblia. A unos metros, decenas de personas hacen fila para firmar una bandera argentina gigante y comprar pañuelos celestes para contrarrestar los verdes feministas, o discos compactos de Lisandro Bertín a “doscientos pesitos”.

 


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