La ola verde mendocina recibió este lunes a la escritora italo-estadounidense Silvia Federici, quien vino a presentar su libro El patriarcado del salario. La profesora y activista recibió de parte del Consejo Superior de la UNCuyo el título de Doctora Honoris Causa, el primero otorgado a una pensadora feminista.

Fotos: Coco Yañez

La sala prevista inicialmente fue insuficiente. Las autoridades de la Universidad Nacional de Cuyo tuvieron que habilitar otro espacio de la Nave Universitaria para albergar a más de 500 personas que colmaron las gradas e, incluso, ocuparon los pasillos y partes de las alfombras para ver y oír a Silvia Federici, autora, entre otros textos, de El Calibán y la bruja, un libro esencial para entender el rechazo al patriarcado, el trabajo doméstico y el cuerpo de la mujer como acumulación primitiva mediante la violencia y la exclusión social.

El aquelarre hegemónico de mujeres desbordó de ilusión, felicidad y expectativas por reflexionar junto a una de las pensadoras fundamentales del feminismo de nuestros tiempos. El arte de Mujer Trova abrió el rito, con cajas y cantos que sonaron desde el escenario para replicar en saludos de pañuelos verdes y coros de las compañeras de la sala. Luego vendrá la presentación de un fragmento del documental Memorias Desobedientes, una obra en construcción de Griselda Serresone, Mariana Ortiz, Ana Paula Rodríguez Ciotti y Mariana Santarossa. ¿Cómo construir una genealogía del feminismo en Mendoza?, disparó el audiovisual.

Mujer Trova.

La doctora en Filosofía e investigadora Alejandra Ciriza acompañó a Federici en su charla magistral “Aportes del feminismo a las Ciencias Sociales y las perspectivas del cambio social”, a la que se sumarán preguntas del auditorio.

EL OTRO recogió algunos fragmentos del diálogo abierto de las mendocinas con la pensadora que honró a la universidad pública con su histórica visita.

Claudia García, Silvia Federici y Alejandra Ciriza.

¿Cómo ve usted el avance de la ultraderecha y la necesidad de un feminismo internacional?

Yo creo que el movimiento feminista ya ha hecho mucho, ya que tiene un programa bastante amplio, no solamente enfocado sobre el aborto, tiene una comprensión de cuál es esa problemática, que no es solo la derecha, es una problemática de todo un sistema social.

Por lo tanto este movimiento debe hacer una lucha amplia, en el campo, en áreas urbanas, en escuelas. Todavía hay elementos comunes de esta lucha, proponer formas diferentes de reproducción social, subvertir desigualdades, y apropiarse de la riqueza social que se ha producido, generación tras generación. Estos son los programas en los cuales hoy el movimiento feminista se está unificando en América Latina. Me parece muy esperanzador.

¿En qué medida los derechos humanos atraviesan las luchas del movimiento feminista y de las organizaciones de la diversidad sexual frente a los discursos de la extrema derecha que son totalmente anti-derechos humanos?

A mí la palabra derechos, la política de derechos, nunca me ha entusiasmado, porque ha sido una política que muchas veces se ha resignado a terrenos institucionales. Es una política que es importante pero que no va al fondo, no se enfrenta a las causas de la explotación, a las causas de las desigualdades. (…) La política de derechos no es suficiente, necesitamos algo más que empiece a enfrentarse con las fuerzas sociales, políticas y económicas que están organizando esta violencia.

(…)

La problemática de las mujeres tiene sus raíces en toda organización del trabajo, de la riqueza social, de los recursos, que es injusto. Entonces, hablamos de un cambio de sistema. Para mí no alcanza solamente con hablar de la protección de la mujer en una sociedad que más o menos sigue marchando en la misma dirección. No es posible cambiar la posición de las mujeres, en la mayoría, sin cambiar el sistema.

El movimiento feminista no debe solamente poner en su agenda el cambio de la situación de la mujer, sino también junto a esto el cambio de la sociedad en general. La política de los derechos me parece que no va al fondo de esa reivindicación.

¿Puede el feminismo reunir en una líder un proyecto político?

No, yo no creo que el feminismo pueda reunirse en una líder. (…) Cuando digo que rechazo a la líder, la rechazo en el sentido político tradicional. Siempre en un proceso de lucha emergen personas que por su historia, por sus experiencias son capaces de imprimir reivindicaciones, son capaces de comprender más la lealtad social, esto es natural. No es posible crear liderazgos políticos conectados con los partidos, esto es verdaderamente un proceso de autodespojo.

Hay posibilidad de construir modelos alternativos pero sin pasar por la política oficial institucional, sin pasar por liderazgos políticos institucionales.

¿Cómo ves la fuerza del feminismo comunitario en México?

Feminismo comunitario significa tantas cosas hoy. En México se da un feminismo comunitario porque todavía hay muchísimos regímenes comunitarios en ese país, con todos sus matices y formas. Hay una lealtad comunitaria que sigue siendo siempre más inspiradora. Hoy, en los regímenes comunitarios indígenas, empiezan a salir voces feministas que critican al patriarcalismo indígena, por ejemplo en Guatemala, con Gladys Tzul. Voces que dicen no a la privatización de la tierra, no al poder de decidir exclusivo de los hombres.

Es un momento en el cual lo comunitario tiene un papel inspirador en muchas compañeras que no son indígenas, en áreas rurales o en áreas urbanas. (…) Inspirar formas más cooperativas de reproducción es para mí muy importante, es una de las tareas que el movimiento feminista tiene hoy.

Una forma cooperativa la he visto aquí en Argentina, en la Villa 21-24 en Buenos Aires, he visto obras que son casi revolucionarias. Muchísimas mujeres en esta villa que se hacen responsables de que la gente no viva completamente en la miseria, que se ocupan de organizar la basura, se ocupan de que los niños que van a la escuela no sean pisados por un automóvil, se aseguran que todos puedan tener un poco de comida. Hacen un trabajo muy fuerte, en una condición donde el Estado no está sino como fuerza represiva.

¿Qué aspectos debería tener el movimiento feminista con un programa más amplio?

Yo creo en un feminismo anticapitalista. No creo que haya un cambio social real si no salimos de este sistema, que es un sistema injusto, explotador, que empobrece a la gente, que está consumiendo la vida de millones de personas, con guerras permanentes, que está destruyendo las riquezas naturales. Vivimos en un mundo que se parece cada vez más una colección de basura. Ya en el océano tenemos un continente de basura. ¿Qué vamos a dejar a las generaciones que vienen?

(…)

En segundo lugar, tenemos que enfrentar, cambiar, un sistema que ha creado tantas formas de represión y seducción: económica, social, psicológica. Han creado toda una ciencia de las divisiones sociales. Han estudiado cómo dividirnos, cómo separarnos, cómo ocultar que tenemos intereses comunes. Entonces, hay necesidad de un movimiento muy amplio de lucha.

(….)

El capitalismo ha podido explotar millones y millones de horas de trabajo de la mujer, a un costo más y más barato. Todas estas horas de trabajo han reemplazado infraestructura, sino la sociedad capitalista no hubiera podido construir mucha infraestructura para permitir a millones de personas ir a trabajar todos los días. Así que hemos dado trabajo no pagado al capitalismo. Entonces la primera cosa: ¡Basta de trabajo no pagado al capitalismo!

Marx nos ha enseñado que el capitalismo se nutre del trabajo no pagado, pero el solo ha visto el trabajo no pagado asalariado. Los capitalistas acumulan riqueza porque no te pagan todo lo que producís. Te pagan solo una parte y la otra parte va a su bolsillo. Nosotras hemos visto que no, que el capitalismo se nutre de un millón de horas de trabajo, que se cumplen en la casa, en el barrio. Yo lo llamo trabajo de reproducción porque es más amplio que en un lugar. Muchas mujeres empiezan con la emigración hacia el campo, o con la economía de subsistencia que se cocina algo. El cuidado del ambiente es parte de la reproducción. El trabajo no pagado empodera, enriquece, al capitalismo.

(…)

El programa feminista tiene varias tareas. El concepto de revalorizar la producción es muy central, reapropiándonos de riquezas que hemos producido, que puede ser tierra, forestación, servicios sociales, dinero… todo depende del contexto. También restructurando el trabajo, cambiando la relación producción-reproducción.

(…)

Incluye también todo el discurso ecológico, la relación con la naturaleza, con los árboles, con los ríos. Incluye el trabajo sexual. Siempre hemos dicho que para las mujeres la sexualidad es un trabajo. Nos han enseñado que nuestro cuerpo no tiene derecho al placer, a la sexualidad, a la experimentación. La gran felicidad para una mujer es realizarse teniendo al lado un hombre. Toda esta visión ha hecho que la sexualidad sea parte del trabajo doméstico: cocina, limpia, y después practica el sexo.

¿Cómo zanjar, desde el feminismo, la diferencia entre abolicionismo y reglamentarismo respecto a la sexualidad como trabajo?

El trabajo sexual es una forma de trabajo, de explotación, no es una liberación. Las mujeres se venden, como por ejemplo la fuerza de trabajo llegando a una oficina, trabajando en algo que no te pertenece, que no te gusta, que te va a destruir los ojos, que te va a destruir los riñones. Pero lo hacen porque es un trabajo que te da de comer.

Millones de mujeres han hecho trabajos sexuales, no porque les gusta, porque considerando las alternativas es la que asumieron menos peor. Entonces en esta situación, donde las mujeres han tenido una relación muy difícil con recursos monetarios, muy difícil para sustentarse sin depender de un hombre, a mí me parece realmente difícil de comprender esto del abolicionismo.

Sí, yo soy una abolicionista del capitalismo y de la explotación de todos los trabajos. Soy abolicionista de todo trabajo que se hace en condición de explotación. Entonces, ponernos en la posición de jueces, diciendo qué forma de explotación va o no va… ¿Qué es peor? ¿Escribir artículos que son mistificantes, ocultar la verdad escribiendo en un periódico cosas que son falsas o peligrosas, o vender tu cuerpo en la calle?

Lo importante es que ninguna persona deba vender su vida, su cuerpo, su pensamiento, etc. Luchar para expandir las posibilidades que las mujeres tienen.

 

 


 

Doctora Honoris Causa

Foto: Coco Yañez

 

El Consejo Superior de la UNCuyo resolvió distinguir con el título de Doctora Honoris Causa a la destacada pensadora y activista feminista, Dra. Silvia Federici. El diploma fue entregado por Claudia García, decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

 

Foto: Coco Yañez

 

De acuerdo con un comunicado de la Universidad, este reconocimiento fue posible gracias al trabajo que se realizó desde el Movimiento de Mujeres de la UNCuyo, a través del Instituto de Estudios de Género y Mujeres (IDEGEM), con el apoyo de Organizaciones Feministas Mendocinas. Entre otras acciones, se realizó una campaña de junta de firmas que permitió la postulación en el Consejo Superior de Silvia Federici, referente del movimiento feminista internacional, como Dra. Honoris Causa en la UNCuyo.

 

Foto: Coco Yañez

 

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