Literatura de acá

Por Juan Sagristá – Foto: Ser Shanti

¿Cuánto
¡cuánto cuesta!
un verso feliz?

“Una amistad tranquila,
la mesa clara,
el perro, el buen hablar,
y afuera (…)”.
O una guitarra
sencillamente
sacando de su vientre de mujer
el trino cristalino del presente.

¿Cuánto? ¿Cuánto cuesta?
Tengo
para gastar
una vida, una muerte, una fiesta.
Es una cosa modesta:
bandoneón, guitarra y voz
(de fondo toca la orquesta
el tango Nosotros dos).

Pero cuánto… ¿¡Cuánto cuesta!?
Ayer costaba, tan sólo
“A pesar de la sala sucia y oscura (…)”
Veinte centavos una canción
y casi nada la ternura.
Pero mañana, dirán los diarios
-sólo eso dicen, los perdularios-
sube el pan duro, baja el denario
y nadie quiere querer a nadie…

¿Cuánto? ¿Cuánto cuesta?
Algo se está devaluando
mientras escribo este poema.
Algo se está gastando
como una monedita…
Yo digo esta cosa chiquita
solo para que sepas:
algo se está gastando
como una monedita