Juan Falú estuvo en Mendoza y habló no solo con su guitarra. El destacado referente de la cultura popular, aprovechó el espacio organizado por Cultura Somos Todos para reflexionar sobre el complejo momento social, económico y cultural disparado a partir de la llegada al gobierno de la ultraderecha. Lejos de la queja, el músico invitó al análisis, a la autocrítica y mirar la crisis generada como un posible “alumbramiento”.

Por Juan Rojas | Fotos: Coco Yañez

Este año Guitarras del Mundo, el festival que creó y coordina Juan Falú, celebrará su edición número 30. Durante tres décadas el encuentro convocó a miles de músicos “fieles representantes de huellas, de culturas” como prefiere nombrarlos el guitarrista tucumano que también ha sabido llevar la música popular argentina a escenarios de los cinco continentes. El Festival es uno de sus proyectos más sobresalientes, pero a lo largo de su carrera, de cerca de 50 años, el músico se ha destacado por su capacidad y tenacidad tanto arriba como detrás de los escenarios. Como gestor y promotor cultural tiene logros como el de haber creado la Carrera Superior de Folclore y Tango y la Licenciatura en Música Argentina en la Universidad Nacional de San Martín y, como artista, el de influir en el abordaje de la música popular de varias generaciones de guitarristas.

El viernes 9 de febrero, Falú se subió al escenario del Teatro Selectro, en la capital de Mendoza, para participar de “Soberanía Cultural, reflexiones, diálogos y música”, un encuentro en el que participaron referentes culturales y pensadores locales, como Pupi Agüero, Julio Rudman, Ernesto Espeche, Arturo Tascheret y Oscar D’Angelo.

Como en cada espacio en el que se presenta, Falú habló con su guitarra sobre nuestras raíces y ofreció interpretaciones de altísimo vuelo, pero también soltó valiosas reflexiones sobre el complejo momento social, cultural y económico que padece el país, donde la resaca ultraliberal amenaza con no dejar nada en pie.

El encuentro entre el pasado y las nuevas generaciones fue uno de los tópicos en los que buscó estructurar su visión sobre el momento cultural por el que atraviesa Argentina. “En el diálogo del ayer con el mañana radica una de las claves, tenemos que encontrar cómo reconstruir esas huellas, cómo pasarlas por el estado que no es consciente. Si hay una memoria inconsciente de la cultura una de las claves es activar, crear herramientas para salir a flote de esa invasión cultural, pensemos en las mayorías populares, cuando se transforman en mayorías de consumo terminan siendo obedientes y sometidas de la sociedad de consumo. Tengamos en cuenta que ha cambiado la definición de lo popular, de la cultura popular como creación de los pueblos a masificación del consumo popular. Si tenemos ganas de enfrentar esas contradicciones sabemos que ahí está la batalla cultural y no es fácil”.

Siguiendo el hilo, el músico desarrolló la idea de que la penetración de los factores de la dominación cultural ha sido posible gracias a un vacío que excede el ámbito de la cultura. “¿Qué hemos hecho para que se produzca ese vacío? ¿Cuál fue el rol de la clase política desde la restitución democrática para levantar la bandera de la soberanía cultural como una soberanía estratégica?”, preguntó retóricamente.

Para Falú “no hubo desde la clase política una preocupación cabal por la soberanía cultural y por el valor estratégico de soberanía cultural para animarse a alguna transformación y no permitir ese avasallamiento. Adolfo Colombrés empezó hace mucho a hablar de la soberanía cultural, como la cuarta bandera, (se refiere a las tres banderas del pensamiento peronista: soberanía política, independencia económica y justicia social). Porque hay que hablar de la cuarta bandera que la clase política no ha asumido. Pretender que las representaciones políticas conozcan a ese pueblo, cante lo que canta ese pueblo, conozca los humores de ese pueblo. Cuánto desapego hay de ese modo argentino de ser. Si no asumimos esos vacíos vamos a estar más desarmados. En toda esa necesidad de juntar el ayer con el hoy y el mañana, debemos tener las herramientas que permitan la reconstitución de esas transmisiones, y una de esa herramientas es el Estado”.

“Estas medidas que se quieren tomar en contra del Estado nos tiene que mantener firmes en defensa de su rol. Está bien si se quiere cuestionar su eficiencia, pero hay que defender su rol y defenderlo con autoridad. No solo que no hay que achicarlo sino hacerlo más firme. Es necesario tener autoridad en democracia, este es un desafío que no asume el progresismo. El progresismo de los últimos años nunca quiso hablar con la firmeza que hay que tener para ponerle coto a los sistemas de dominación que se hace a través de los medios. El progresismo es tan prolijo como inocuo y teme que la firmeza de la acción en defensa de los protagonismos populares se confunda con censura”.

“Tal vez lo que está ocurriendo permita un alumbramiento que nos permita no solo la defensa sino cuestionar. Si queremos ser protagonistas de la historia tenemos que asumir que todos somos responsables. Tal vez el alumbramiento tenga que ver con una nueva praxis política que recupere lo que se ha olvidado que es la participación popular, por un lado, y las banderas por el otro. El pueblo en democracia ha sido convocado a votar, pero entre una elección y otra no se lo ha convocado para que se organice y defienda las conquistas y las banderas que no estaban claras”.

El idioma de lo colectivo

Soberanía Cultural, reflexiones, diálogos y música fue organizado por Cultura
Somos Todos y contó con la participación artística de Juan Falú, Alejandra Bermejillo, Gabriela Fernández, Beti Plana, Polo Martí y Liza Rule Larrea. 

En primer lugar, Bermejillo y Falú interpretaron Canto de agua y Golondrinas. Luego Fernández cantó una versión de la zamba Como el aire, con música del propio Falú y letra de Jorge Marziali.

 

 

 

Martí y Plana acompañaron al guitarrista invitado en la interpretación de dos canciones del proyecto Coplas sonoras de la tierra nuestra. La Cordillera y La Pampa, de Teuco Castilla y Falú, sonaron en las guitarras e instrumentos de viento.

 

 

 

 

Al cierre del espectáculo la zamba Patria en Vuelo, de Falú y Martí, se mixturó con la coreografía y la danza de Liza Rule Larrea y la voz de Gabriela Fernández.

 

 

 

 

 

Patria en vuelo