Feriantes de Guaymallén denuncian que la gestión de Marcelino Iglesias aún no abona el alquiler del predio que ocupan actualmente, luego del violento desalojo de enero pasado en la ex Estación Belgrano. La falta de compromiso del intendente pone en riesgo la subsistencia de cientos de familias.

La Feria funcionaba en predio del ex ferrocarril Belgrano. Foto de archivo: Cristian Martínez

 

“Si no pagamos el alquiler nos van a pedir que desocupemos el predio”, sincera Martín Ortiz, integrante de la Asociación Feriantes Belgrano, una de las organizaciones que emergió tras el brutal desalojo que se produjo el 13 de enero último, represión mediante, sobre los y las trabajadoras desocupadas que desde hace años utilizan la feria para sobrevivir ante el flagelo del desempleo.

Gran parte de los feriantes desalojadas por decisión del intendente Iglesias, autoproclamado abanderado de los gorilas, se trasladó a un predio cercano, ubicado en Gomensoro y Pedro B. Palacios. Ortiz recuerda que deciden “sacarnos de ese predio por una cuestión de reordenar el comercio en Guaymallén, garantizando que continuáramos con nuestras actividades, pero ya no en espacios públicos”. Al menos esa fue la argumentación pública de Nicolás González, secretario de gobierno del municipio, una vez vetada por Iglesias la ordenanza que regulaba las ferias a cielo abierto.

Foto: Coco Yañez

 

Si bien los feriantes no acusan una persecución política, entienden que la conducta oficial se amolda al carácter del modelo económico implantado: “dos años antes, éramos un poco más de 300 feriantes. Al momento del desalojo pasábamos los 550. En definitiva, no querían reconocer lo que está ocurriendo a partir de la falta de empleo, la precarización laboral y lo que se traduce de esto: porque las ferias populares y todo este tipo de nodos empiezan a aumentar cuando hay crisis”.

Tras el conflicto de enero el municipio se comprometió a contener la situación, cubriendo el canon de los primeros tres meses de alquiler del predio, acondicionando el terreno y proveyendo los servicios básicos: baños químicos, energía eléctrica y agua potable. Ortíz asevera que “de esto poco y nada han cumplido”, agregando que “lo más importante, los tres meses de subsidio para el alquiler que Iglesias prometió, jamás se cumplió”

Foto: Cristian Martínez

 

Este parece ser el punto más urgente a solucionar, puesto que los feriantes contaban con el compromiso de la gestión municipal: “nosotros recaudamos de cada puestito un dinero, pero no llegamos a pagar el monto. Porque en estos dos meses hemos volcado parte de esos recursos a mejoras del terreno. Nos han perdonado estos primeros meses por buena voluntad de los propietarios, pero están en su derecho de reclamar el pago”.

Incluso el intendente Iglesias se comprometió públicamente a cubrir estos primeros tres meses de alquiler. Ortiz recuerda que “tuvimos una reunión en el Concejo con el Director de Comercio Javier Massó y la directora de Desarrollo Social Silvia Donatti donde literalmente dijeron que el Municipio iba a pagar”.  Algo a lo que despectivamente se refirió el secretario de Gobierno del municipio –Nicolás González- en los medios  de comunicación cuando aseguró que “subsidiar el alquiler del lugar” era una de las soluciones para que Guaymallén no se transforme en “un gran persa a cielo abierto de 300 mil habitantes”.

 

Pero esa  no es la única deuda municipal. En esa dirección, Ortiz añadió que “para acondicionar el terreno, nos enviaron un par de veces una topadora, por lo que en definitiva  tuvimos que poner dinero de nuestro bolsillo para limpiar el terreno”.

Ortiz infiere, en su calidad de vocero de la organización que representa, que las prioridades de la gestión son contrarias a la actividad de la feria: “el poder estatal actúa de esa manera, tratando de disuadir, dilatando el conflicto y dividiendo. Algo que sucede con las decisiones económicas en general: se apoyan algunas medidas en determinados grupos y en otros no. La obra pública de Guaymallén es un ejemplo: en las zonas más neurálgicas del departamento, las más urbanas y más transitadas, se están volcando fondos para ‘hermosear’, priorizando la estética y dejando de lado otros compromisos”.

Marcelino Iglesias y Alfredo Cornejo durante la campaña electoral 2015. Foto: Gentileza M. Iglesias.

 

Concepto que completó al aseverar que “en el tema de vivienda, pasa lo mismo: más allá de todos los anuncios, recorrés Guaymallén y reconocés al departamento con más cantidad de villas en Mendoza –y el cuarto a nivel nacional-, pero el municipio prioriza los emprendimientos privados, las zonas aledañas al shopping y el alto Dorrego”.

El reclamo de la organización trasciende la carátula del discurso oficial: “nosotros no somos comerciantes, como nos consideran desde el municipio. Lo que hacemos lo hacemos por subsistencia.  Esa parte no la ven o no la quieren ver. Si nosotros tuviéramos un trabajo equiparable a la canasta familiar, los fines de semana no estaríamos vendiendo, sino que los dedicaríamos al ocio y la familia”, asegura el feriante.

Foto: Cristian Martínez

 

Ante la indiferencia oficial, Ortiz concluye: “por eso decimos que hay prioridades y nosotros no lo somos. Siempre te corren por el lado de los números, y nosotros no somos un número, somos muchas personas con nombre y apellido y una familia atrás que tiene que sobrevivir”

A pesar de todas estas adversidades, la feria resiste y permanece abierta los fines de semana, en Gomensoro y Pedro B. Palacios de Guaymallén.

 


 

Audio: Marcelino Iglesias (enero de 2016)

 

Iglesias promete a los feriantes pagar el alquiler de puestos, por tres meses, en un predio privado.

“Algunos solo quieren el conflicto, solo querían la foto de ser presos políticos y todo el verso de la supuesta represión”, manifestó el intendente en forma despectiva hacia los pequeños comerciantes de Guaymallén que fueron desalojados por la policía.