Gonzalo Gorordo presenta su libro, Estamos aprendiendo, este martes 26 de noviembre en la Nave Cultural. Antes de la presentación en sociedad de su trabajo editorial, el músico mendocino dialogó con EL OTRO.

Fotos: Seba Heras

Es parte de varios proyectos musicales, da clases, lee, reflexiona y escribe. Se tomó media hora y cinco mates con el equipo de EL OTRO en la siesta de la plaza San Martín.

Compartió pensares y sentires que dará a conocer en una tarde de música, lectura y libros el 26 a las 19:30, en la sala 3 de la Nave Cultural.

¿De qué trata este libro? ¿Qué tiene adentro?

El libro tiene una introducción que te la voy a leer porque es la forma más sencilla de explicar y afortunadamente la tengo acá (busca en su teléfono) en pdf.

Introducción. Estos escritos reúnen algunas ideas, reflexiones y relatos que pretenden cooperar e inspirar a la consciencia de cualquier persona que sienta o entienda que todos estamos acá realizando un proceso de aprendizaje amoroso, perfecto e inequívoco.

En este libro no hay certezas absolutas ni mentiras innecesarias. Esto es el deseo materializado de compartir lo que personalmente me hace bien y, quizás, pueda hacerle bien a alguien más.

En general este material es una invitación a experimentar la hermosura de percibir la existencia como un regalo, como un divertimento infinito y como la más grande escuela de aprendizaje.

No tengo ninguna formación literaria pero, hablando con el Jorge Sosa y con el Miguel García Urbani, que estuve en sus programas, me contaron que lo que yo hago es prosa poética, lo cual para mí es una novedad.

Hay relatos de vivencias que me llevaron a lugares muy lindos, sentimentalmente, hay algunas reflexiones o pensamientos que quizá sean un poco más frías pero que sirven. Hay algunos diálogos entre dos seres imaginarios que plantean una idea entre ellos y hay un poco de poesía, un cuento.

Es una cuestión un poco amorfa que fue surgiendo siempre de la inspiración. No fue que un día dije: “me voy a poner a escribir un libro”.

Habrán pasado unos dos años en los que escribí intermitentemente y en un momento tuve 35 textos que me gustaron y que sí publicaría, y ahí sí tuve más la idea del libro.

Cuando ya estuve listo me reuní con Germán Mémoli de Glifo editorial y nos pusimos manos a la obra.

¿Qué diferencias sentiste con tu experiencia respecto de las canciones?

Tienen similitudes pero también muchas diferencias. En la escritura la palabra está más desnuda. Yo escribo pensando en cómo lo va a leer la persona, en la canción eso ya está servido, ese trabajo ya está hecho. Entonces lo que yo busco en la escritura es el ritmo y la melodía que van implícitas en el texto.

Cuando escribo canciones me gusta que tengan muchas vocales distintas. A veces escribo una melodía, después agrego las vocales y luego las palabras… es una cuestión muy caprichosa.

Con los textos me pasa lo mismo, busco que sean divertidos de leer, que sean dinámicos, con un ritmo.

Este libro tiene que ver con una búsqueda…

Seguro. Todos tenemos luz y oscuridad. A mí me gusta buscar la luz y cuando encuentro un estado de dicha, siento la inspiración y escribo y me gusta compartirlo.

A veces me siento mal y escribo pero me gusta menos compartirlo porque me interesa compartir lo que inspira lo luminoso.

Puede verse un línea en tus canciones y en lo que contás del libro respecto de la intención de transmitir un mensaje tendiente a tener un mundo menos malo…

Totalmente. Va por ese lado. Si yo escribiera las cosas feas que vivo y siento -que también está bueno recibirlo de parte de un artista- tengo la sensación de que estaría alimentando eso. Me gusta más alimentar lo lindo.

Parece algo raro encontrar personas compartiendo este tipo de mensajes en tiempos algo difíciles…

Una persona, de alguna forma, me cuestionó esta situación: “¿Cómo puede ser que promuevas este sentirse bien con todo lo malo que está pasando?”, me interpeló.

Me puso en una situación de explicar, porque además es una persona que admiro. Me planteó que en este país las cosas están pésimas y eso le impide sentirse bien.

Yo creo, y por tratarse de creencias esto es muy subjetivo, que lo que uno alimenta es lo que crece. Si yo me concentro y agradezco lo que tengo puedo alcanzar un estado de vibración más alto que si yo me concentro en lo que no tengo, y por qué no lo tengo, y por qué no lo tuve antes, y qué responsabilidad tienen los demás en que no lo tenga, y me enojo con el que lo tiene.

Si yo me concentro en esto último emano eso. Por el contrario, si puedo estar agradecido puedo compartir ese estado.

Esto no va a dar de baja el golpe de Estado en Bolivia pero puedo, dentro de mi transcurrir y de mi cotidiano vivir, sentirme lo mejor que puedo y transmitir eso a las personas que tengo cerca. Es una forma política de encarar el día a día.

Para mí es fundamental esto y por eso lo hago porque entiendo que es muy importante que tu vida no sea un infierno y que sea lo más linda que pueda ser para que puedas darle la mano y un abrazo, un beso y una sonrisa al que tenés al lado.

No se cobra entrada para la presentación que tendrá música en vivo…

Lo que hay que llevar es un alimento no perecedero que va para el banco de alimentos.

La presentación va a estar muy divertida. El Maxi va a estar haciendo algunas preguntas para disparar algunos comentarios. Van a estar amigos de Arquero Mareador con los que vamos a hacer algunos temas. Mi vieja va a estar vendiendo libros. Así va a ser, como un cumpleaños.

 

“Este viaje es una constatación del amor de la gente de Latinoamérica”