Luego de un año del comienzo de la remodelación del carril Godoy Cruz del departamento de Guaymallén la obra no está terminada. EL OTRO dialogó con comerciantes y vecinos.

Fotos: Luciano Viard

Sector del carril Godoy Cruz en el que,luego de un año la obra empieza a terminarse. Los autos particulares estacionan en el carril de colectivos y en la bicisenda.

“Tres cuadras, tres meses”, dijeron. Luis explica con detenimiento que la obra era muy necesaria. Las otras tres personas con las que el staff del diario dialoga lo repiten y remarcan que el único inconveniente que tienen es el tiempo.

Un año atrás los medios colegas militantes y mejor pautados festejaban la remodelación de una de las principales arterias del departamento más poblado de la provincia. Hoy “no quieren venir”, comenta un vecino.

 

El plan del gobierno del intendente Marcelino Iglesias contempla la generación de un carril exclusivo para colectivos al estilo del que Horacio Rodríguez Larreta instaló en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Otro carril se destina a la circulación del resto de los vehículos automotores (autos particulares, ambulancias, camiones, camionetas), y una tercera vía es para ciclistas.

La obra llegará a la calle Tirasso, sumando unos seis kilómetros y medio de asfalto pero también de cloacas, veredas, alumbrado y tendido eléctrico. “Parece que se les complicó la planificación”, agrega otra vecina.

La ancha arteria se estrechó bastante con las obras

Los comerciantes

Solo daremos nombres de algunos comerciantes porque, misteriosamente, los controles municipales se les incrementaron a quienes enviaron cartas documento pidiendo que la obra se cumpliera.

Los comercios sufren la demora de la obra y cierran o venden sus llaves.

“Ochenta por ciento menos de ventas”, reclama Jorge. Tiene un comercio que está en una de las cuadras más cercanas a la calle Mitre. No festejó el cumpleaños de la obra porque se remitió a dar gracias de que no tenía ningún empleado y maneja el negocio con su hija.

“Me han tratado de la peor manera”, reprocha más adelante. Es que no hubo ningún estudio de impacto socioeconómico de la obra con anterioridad a su inicio. Jorge alquilaba un galpón grande en el que funcionaba un expendio de elementos de limpieza que cerró por la imposibilidad de tránsito que el municipio desarrolló, sin dar ninguna otra posibilidad a los comerciantes de la zona.

Los que se fueron

 

Preguntado por su parecer este vecino de 60 años comenta que hace 50 que vive en la zona y que, para colmo de males, los ingenieros de la obra lo han maltratado cuando quiso hacer aportes para que, por ejemplo, no se inunden algunos negocios en caso de recibir lluvias fuertes. “Iglesias no va a venir ni a inaugurar la obra porque sabe el mal que ha hecho”.

Las veredas avanzan muy rápido de la mano de una cuadrilla que, al tanto, trabaja de sol a sol, según los vecinos.

 

Claudio tiene el rostro más distendido pero su negocio también sufre con el paso del tiempo y el incumplimiento de aquel “3 por 3” que implicaba terminar una cuadra por mes. Todos sus insumos se cotizan en dólares y desde que la obra empezó no vendió nunca más un producto nuevo. Vive de los arreglos.

Poniéndole buena cara a la situación, Claudio comenta que en 2009 tuvo el posnet durante 10 meses y no necesitó cobrar con crédito en ninguna oportunidad porque “circulaba la plata”. Hoy piensa en volver a ofrecer el pago con tarjeta porque la mayoría de sus clientes necesita financiación.

Árboles y cañerías viejas influyeron bastante en las demoras de la obra que incluye la renovación del sistema cloacal.

 

Avanzando por veredas rotas, árboles cortados y pasadizos sin salida, se llega al negocio de Eliana que optó por apagar las heladeras de productos que no dependen del frío. “Las marcas al principio dijeron que se iban a llevar las heladeras pero después dijeron que no había problema”.

En noviembre, Eliana y su marido pagaron $8.000 de luz por el uso comercial de la energía en el negocio. En enero abonaron el doble: $16.000. Más allá de la obra, Eliana aclara que “la cosa se puso mala hace cuatro años más o menos, y desde ahí siempre seguimos perdiendo rentabilidad.

 

Luis tiene un negocio que depende de “la pasada”. Desde que la obra empezó recauda un 60% menos y también agradece trabajar con su familia para no tener que despedir a nadie.

“Al quiosco de enfrente le llegó $50.000 de luz y ahora abren por la tarde”

 

La escuela

La escuela Guillermo Cano tiene una matrícula importante de chicas y chicos que van desde el nivel inicial hasta la culminación de la primaria.

Escuela Guillermo Cano

La escuela, además de tener que adaptarse a la obra, que en esta cuadra comenzó en febrero de este año en coincidencia con el inicio de clases, está en proceso de arreglos porque la fuerte tormenta granicera que azotó el departamento el año pasado rompió sus techos. Esta obra también está demorada.

En medio de dos obras alumnas y alumnos asisten a la escuela Cano.

 

Hoy en día, según dichos de una docente que con tino no desea ver publicado su nombre, la obra del carril ha complicado las actividades en la escuela pero reconoce que se pensó desde la conducción en que una ambulancia pueda acceder a la escuela rápidamente y asume que la obra es de gran importancia.

El paisaje

Más allá de las innumerables vueltas que hay que dar para poder transitar por la zona del carril Godoy Cruz, cuando se puede caminar por la zona, se aprecia una paz poco habitual en las arterias de San José.

Paz de cementerio le dicen a esta tranquilidad algunos comerciantes de la zona.

 

Negocios cerrados. Zanjas enormes y algún que otro vecino que remarca la incomodidad con mucha resignación.

Zonas intransitables de la obra con zanjas muy profundas a las que es fácil acceder.

 

El carril Godoy Cruz dista mucho de las proyecciones que los medios colegas militaban un año atrás y, según varios vecinos, el intendente no da la cara.