El sindicato de docentes privados realizó ayer una protesta en las puertas de la Universidad de Congreso para denunciar prácticas discriminatorias y persecución gremial. La empresa educativa del Grupo Vila-Manzano despidió a dos profesores por ejercer sus derechos laborales.

Fotos: Cristian Martínez

Una ruidosa protesta realizó ayer por la tarde un grupo de dirigentes del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP), en la avenida Colón de la Ciudad de Mendoza, frente a la Universidad de Congreso.

“Despidieron al profesor Mauricio Fracapani y al profesor Mariano Salomone de la carrera de Psicología, simplemente por reclamar que, por más tiempo que se trabaja, se debe pagar más”, grita desde un megáfono un dirigente sindical con una pechera celeste. “Universidad de Congreso, tu puente al mundo de la discriminación”, remata ironizando con el eslogan de esa universidad privada, mientras sus compañeras agitan banderas celestes y blancas, y reparten folletos a los estudiantes, transeúntes y automovilistas.

El SADOP denuncia persecución gremial. Señalan que la Universidad de Congreso ha sido impiadosa con aquellos profesores que se afilian a este sindicato, que tiene la representación gremial de los docentes de la educación de gestión privada de todo el país.

Los profesores Fracapani y Salomone son dos casos emblemáticos del hostigamiento que se vive en la Congreso. El primero fue despedido cuando la universidad fue notificada de la adhesión del trabajador al sindicato. El segundo, también afiliado, recibió un escribano en su casa tras enviar un telegrama reclamando una diferencia salarial.

Sin lugar al pataleo

EL OTRO entrevistó a Mariano Salomone, sociólogo e investigador del prestigioso CONICET. Desde el 2010 trabajaba en la Universidad de Congreso. Hace dos semanas, esta empresa privada de educación resolvió despedirlo por reclamar diferencias de haberes adeudados.

“Yo le mandé a la Universidad de Congreso un telegrama laboral reclamando un ítem del 22% de mi sueldo, que me descontaban sin explicación, y al otro día llegó un escribano a mi casa con un acta donde la universidad me comunicaba que quedaba desvinculado a partir de esa fecha”, comienza explicando el profesor Salomone.

¿Te despidieron solo por reclamar?

En realidad así “resolvieron” conmigo un conflicto que arrastrábamos desde el año 2012, cuando la universidad empieza un proceso de acreditación de la carrera de Psicología en CONEAU. Eso implicó algunas exigencias, entre ellas, supuestamente, que la hora de clase no fuera una hora cátedra, de 45 minutos, sino una hora reloj. Entonces, como se extendió la jornada laboral, en lugar de mejorar los sueldos, nos sumaron ese ítem extra, del 22%, para compensar la extensión.

¿Cuándo te dejaron de pagar el adicional?

En marzo de este año. Pero no solo a mí, a todos los profesores de la carrera de Psicología, cerca de sesenta docentes. Ni nos avisaron, nos enteramos por el bono de sueldo.

Solicitamos una reunión con los directivos, nos recibieron a unos pocos profesores que reclamamos, pero se excusaron que el ítem era una mala interpretación de la gestión anterior y que, en realidad, las clases debieron ser siempre de 60 minutos. Por lo tanto, según ellos, ese adicional no correspondía.

¿Cuántos de tus compañeros mandaron el telegrama de reclamo?

Yo nada más. En realidad, yo lo hice individualmente, pero el año pasado ya nos habíamos afiliado a SADOP, un grupo de doce profesores, e hicimos una presentación colectiva.

A partir de ese reclamo común logramos que nos recibieran, pero el contador (Emilio) Berruti nos maltrató. Incluso a una de las delegadas del sindicato la subestimó por el solo hecho de ser mujer.

Berruti no quiso recibirnos una nota de reclamo, entonces SADOP hizo una presentación legal en la Subsecretaría de Trabajo. En la conciliación obligatoria, la Universidad rechazó el reclamo y además desconoció la representación del sindicato.

¿Cuánto cobrabas?

Con el descuento que me hacían, la última vez cobré $1840 mensuales, por ocho horas semanales, como profesor titular.

El año pasado, con varios profesores estuvimos chequeando con otros docentes, tanto de la Universidad Nacional de Cuyo como de varias universidades privadas, y en todos los casos teníamos los sueldos más bajos. A tal punto que, por ejemplo, si lo comparamos con la universidad pública, un titular de la Universidad de Congreso ganaba menos que un jefe de trabajos prácticos de la UNCuyo.