La imparable marea verde se concentró, una vez más, ayer sobre Plaza Independencia. En apoyo al proyecto de ley que se está sesionando en Diputados, una multitud de mujeres volvió a exigir “aborto legal, seguro y gratuito, ya”.

Por Milagritos Contreras
Fotos: Seba Heras

La vigilia verde se reunió a las 16 de este miércoles en Plaza Independencia, donde el diverso movimiento de mujeres celebró que este momento llegara a la historia de nuestro país después de tanta lucha.

Abrazos infinitos y rostros de esperanza fueron las mejores postales de este sororo encuentro. Con cánticos, pancartas, pañuelos, maquillaje artístico, las féminas se rebelaron una vez más ante un sistema de opresión que ha perdurado por siglos.

“¡Que sea ley! ¡Que sea ley!”

Más allá del resultado de hoy, no hay dudas de que no hay retorno para la revolución feminista. Las mujeres estamos despertando ante la naturalización patriarcal, y esta vez no hay nada que nos detenga.

Con ansiedad, emociones a flor de piel, las compañeras hicieron de esta vigilia un verdadero pedido de justicia social para que no sigan muriendo más mujeres por abortos clandestinos.

“Aquelarre”

“Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar”. Uno de los cánticos utilizados ayer en Plaza Independencia para denunciar la hipocresía, la doble moral de sectores conservadores, de la misma Iglesia Católica, quienes se oponen a este proyecto de ley. Corriendo el eje de la discusión, discutiendo por aborto sí o aborto no, cuando lo que está en debate es legalización o clandestinidad.

 

El aborto clandestino no salva vidas, condena a miles de mujeres, sobre todo pobres, a morir desangradas, o por alguna infección. En cambio, el aborto legal evita que se nos sigan muriendo, y disminuye embarazos no deseados.

El Congreso discute ahora mismo un proyecto de ley que verdaderamente está a favor de la vida, aceptando la realidad y sin caer en demagogias.

“Trece años de lucha”

Cuánto tiempo pasó para que escuchen que las mujeres somos soberanas de nuestros cuerpos. Cuánto tiempo pasó para que una parte considerable de la sociedad deje de actuar como juez o fiscal, y empiece a oír nuestras demandas, inquietudes y temores.

Todo esto no es casual, hubo trece años de lucha, luego del camino iniciado por nuestras abuelas, madres, tías, y una innumerable cantidad de mujeres que exigieron el derecho a decidir.

 

Hoy además se suman a esta revolución popular las pibas de las escuelas secundarias. Posiblemente con los mismos temores e inquietudes de muchas que empezaron a batallar en este camino, pero con esa fortaleza y convicción que claramente se refleja en sus miradas. “La revolución de las hijas” también llegó, y “ahora es cuando”.

Diputados y diputadas, hagan historia y salden su deuda con las mujeres.

“Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”.