La cantante Luciana Jury se presentó en el Encuentro de la Patria. Un espacio para la reflexión y la celebración del arte y la política, organizado por el colectivo Cultura Somos Todos.

Por Redacción EL OTRO | Fotos: Coco Yañez

De Nuevo Dúo y Arturo Tascheret.

 

Este miércoles, en el Teatro Selectro de Mendoza, la organización Cultura Somos Todos convocó a diversos referentes para compartir reflexiones y expresiones artísticas en el contexto de la Semana de Mayo.

En el Encuentro de la Patria, que tuvo como invitada especial a la cantante Luciana Jury, participaron Arturo Tascheret, De Nuevo Dúo (Laura López y Alejandra Marengo), Adrián Piña, Pupi Agüero, Alberto Rodríguez, Rolando Firmani, Oscar D’Angelo, Raúl Morcos, Fabián Galdi y Fito Suden.

 

 

“Cuando la Patria está en peligro todo está permitido excepto no defenderla”. Con esas palabras de San Martín, Pupi Agüero abrió el encuentro que propuso el concepto de “patria” como eje vertebrador de las opiniones e intervenciones de las y los participantes.

 

Raúl Morcos, miembro de Cultura Somos Todos

Raúl Morcos:

Rescatamos la tradición y nuestra ideología que son dos cosas que no se deben perder. La construcción de la soberanía y de la dignidad de los argentinos requiere estar siempre en lucha.

Tenemos diferencias sustanciales con el anarcocapitalismo y el neoliberalismo, creemos en la justicia social y que debemos estar siempre del lado del pueblo, al que hay que cuidarlo. Nosotros decimos “colonia no”, y eso lo tenemos que destacar, porque frente al avance sobre la energía, la minería, la agroindustria, los recursos naturales estratégicos de la Argentina, debemos oponernos a todo aquello que signifique comprometer el destino de las futuras generaciones, agredir al medio ambiente, no dar trabajo a la patria, no agregar tecnología argentina.

Hay una apelación para todos nosotros: ¿cómo se transita la etapa? ¿cómo se vence? Creemos que se vence con inteligencia y organización. No solo indignados, no solo agitando en política, además debemos tener la racionalidad frente a la irracionalidad que hoy gobierna. Al colonialismo se lo vence con organización.

Rolando Firmani, dirigente de la CGT Mendoza COCOYANEZ

Rolando Firmani:

Para los laburantes la patria tiene que ver más con los afectos, con nuestros pilares de vida: el trabajo y la familia. La patria está en cada una de las cosas cotidianas que vivimos y es así cómo los trabajadores hemos aprendido a defenderla.

Cuando aparecen gobiernos que conculcan derechos y sin dudas nos vemos afectados, entendemos que la patria está en peligro. Y cuando peligran las pymes, las organizaciones sociales, los comedores comunitarios y los puestos de trabajo, también nos vemos en la obligación de defenderla.

La patria tiene que ver con lo sencillo, con lo cotidiano, el día a día. También esa patria libre y soberana que debe tener justicia social. La defendemos trabajando durante toda nuestra vida y también a la fuerza, parando, porque también la huelga es una forma de ejercer la democracia. La democracia no solo se defiende cada dos años votando, su defensa debe ejercerse con hechos claros todos los días.  

Oscar D’Angelo (miembro de Cultura Somos Todos) COCOYANEZ

Oscar D’Angelo:

La patria no es una entelequia, tampoco es una ideología, ni un partido político, tampoco es una institución, no es un símbolo. La patria es un concepto que se va modificando con el tiempo, pero que se construye diariamente.

El concepto patria es tan amplio, tan amplio que no nos cabe en una definición, pero podríamos decir que la patria es un constructo que obedece a una unión de varios factores. Básicamente es histórico, social y afectivo. Tiene que ver con lo acontecido, con lo que está aconteciendo y lo que va a acontecer. Es un concepto amplísimo que tiene representantes simbólicos: la Bandera, la Escarapela, el Himno Nacional; aunque esas representaciones simbólicas no son la patria.

¿Cómo achicar la definición para meterla en una clasificación? Imposible. Pero sí es importante que tengamos en cuenta que, dentro de las redes que unen el concepto y la vivencia de patria, están los afectos. La identificación no es política, no es jurídica, son los afectos. Esto es lo que Ricardo Rojas llamaba argentinidad, y esa argentinidad representa lo que nosotros queremos decir cuando decimos patria.

Aries Tango (Laura López y Adrián Piña)

 

 

Fito Suden.

 

Fito Suden compartió el Manifiesto del Horizonte de Armando Tejada Gómez. “A partir de esta calle no hay posible regreso, no hay otro pacto que éste, pero sin apellidos
y no es fácil ni pronto, ni ya voy ni gemidos, ni discursos, ni curas, ni general, ni edicto,
no hay arreglo, no hay nada que hacerle en este asunto: hay que juntar las ganas,  organizar el grito y despertar de pronto como un solo estallido”, enfatizó en su interpretación el locutor, para luego presentar a Luciana Jury, hija de Zuhair y sobrina de Fuad (Leonardo Favio), “una familia que no es cualquier familia para los mendocinos”.

 

 

 

 

 

Luciana Jury interpretó La lucha, de Armando Tejada Gómez y Teresa Parodi; Vuela bajo, de Facundo Cabral; Si mi guitarra canta como canta, de Leonardo Favio y La caraqueña, de Nilo Soruco. Finalmente, retomando la consigna de “organizar el grito”, Luciana cerró  su presentación con Ella ya me olvidó de Favio y una bellísima interpretación del Himno Nacional, junto a Arturo Tascheret en guitarra y Laura López en flauta traversa.

 

 

 


 

Respecto de la palabra Patria

 

Fabián Galdi COCOYANEZ

Durante el Encuentro de la Patria, el periodista Fabián Galdi leyó un texto escrito especialmente por Zuhair Jury para esta jornada. A continuación transcribimos las palabras del cineasta, pintor, escritor y músico mendocino.

Respecto de la palabra Patria, digo en principio que es palabra bella, bella más allá de lo que expresa, bella simplemente por la musicalidad que suelen imponer las “íes” cuando anidan en algunas palabras, como por ejemplo, agüita.

Así, decir Patria, a más de bella al pronunciarla, es brillante por su sonido pero por sobre todo por la luminosidad virtuosa de lo que de ella emana y significa. Bajo esta razón aseguramos que, dentro de los inmensos universos del lenguaje, puestos en escala de valores y alturas de la virtud de una sociedad, digo que la palabra Patria es la primera, la más alta y abarcadora pues que, en ella reside el TODO que enmarca a los habitantes de una región, desde la Soberanía a la Identidad y, de ella llegamos a saber Qué y Quiénes Somos.

Zuhair Jury Foto de archivo: Coco Yañez

Por otra parte, para definir la palabra Patria, por ser sentimiento tan supremo, se debe emerger desde sus raíces para no caer a simplismos o exacerbaciones o desbordes equivocando el significado; por ejemplo, para los simplistas Patria es una escarapela el 25 de mayo. Y están los otros, los “desbordados” los que fácilmente pasan de Patria a patrioterismo y, de patrioterismo a ultranacionalismos de resultados inevitablemente patéticos.

Pero también hay dos escalas más delicadas que las nombradas; éstas son las que componen dos razas; la primera es la que yo llamo muertos en vida porque transitan la existencia sin asombros, caminan vacíos de Telurias, vacíos de sensaciones, vacíos de sus raíces, por lo tanto, vacíos de Identidad. Estos son los que no sienten ni saben de la existencia de la palabra Patria, y de saberlo tampoco les importaría, pues carecen de sentimientos que vayan más allá de sus domésticas existencias; a estas gentes, les da lo mismo habitar en Miami, Singapur o en Neptuno.

Y está la otra raza, a la que yo llamo, la raza escabrosa, los realmente peligrosos, los que, sabiendo que la palabra Patria existe, no solo no les importa, sino que la consideran desechable, pues esa palabra es enemiga de estas gentes de las que hablo que, no solo desconocen el contenido de Soberanía, desconocen toda ética y dignidad, a punto de que Patria, para ellos, es una línea “demarcatoria geográfica comerciable”, y catalogan a las personas que habitan dentro de esa línea demarcatoria, no como suceso sagrado de persona humana y sagrada, sino como mercancía bursátil en la que, el esfuerzo y el sudor de esas gentes de la Patria les pertenecen y, siendo así, es legítimo exprimirlos y sacar el máximo de ventajas de su sudor, haciendo que ese sudor cotice en bolsa de valores de sus empresas, como si fueran acciones de bonos y, después, no conformes, trasladan esas ganancias desorbitadas a paraísos fiscales. ¡Lindo asunto de horror para la Patria es este asunto en el que al sagrado suceso de la vida de las gentes ellos lo usan como suceso de Mercado!

Foto de archivo: Coco Yañez

Esta raza de envilecidos carentes de moral y conciencias son psicópatas cuyas glándulas solo vibran enajenados por obtener poder y dinero a niveles de enajenación en que, de ser necesario, venden la Patria de a pedazos y con felicidad creyendo y sintiendo que eso es vivir, que la vida es eso, acopiar hasta la demencia. Y advirtamos también que esta gente, en esta Nación y en cualquier otra Nación de este mundo, de “Democracia Occidental, por cuyas rasgaduras entran y salen los corruptos como por su casa”, forman corporaciones fraudulentas en las que suelen ser el verdadero PODER detrás de los gobiernos de turno y digitan sus voracidades destruyendo lo que haya que destruir, si es un país, un país, adueñándose de lo que quieran, si es del esfuerzo humano, del esfuerzo humano, si es de tierra, pues de la tierra, comprando a nivel de millones de hectáreas con el solo fin de la especulación, mientras que, a su vez, y, en el mismo instante que realiza su compra multimillonaria, los millones de abajo, el pueblo, los Juan sin Ropas, no van a ser nunca dueños ni del lugar en que los entierren, pues que, a poco de muerto, tiraran sus huesos y pondrán otro Juan sin Ropa, porque Juanes sin Ropas por estas tierras hay muchos y la tierra en los cementerios también tiene su valor de Mercado en juego.

Pero no vine aquí a oscurecer, al contrario, vine nada más que a echar unas palabras sobre la palabra Patria, y Patria -por sobre todo lo ante dicho- ¡es luz! Y saliendo ya de oscuridades, “pero sin olvidarlas,” entremos de a poco a luminosidades sencillas, maravillosas; entremos de a poco en la luz que emerge rauda y brillante que anida y nos cobija y que habita en la palabra Patria. Y comienzo diciendo en sencillez: Patria es sublimidad suprema que amamos pues nos conforma el TODO: Gentes, formas de ser, costumbres, historia, cielos, montañas, aromas, pájaros y cantos del “lugar”, formas de hablar y sentir, y pueblo en vibraciones identificados, pues, ¿qué es Patria sino una forma de ser de Nosotros la ciudadanía que nos reconocemos en nuestra cultura, en nuestra Identidad y nuestras Telurias, en las que se forman nuestras “querencias”? Y de aquí parte el agrado interno de reconocernos, de Ser, y decimos: ésta es mi tierra, ésta es mi gente; sentir eso es Ser, Ser con “ese” mayúscula, pues Ser es suceso sagrado nutrido de Patria.

Y digo “nutrido” pues “sin ella” internamente “nutridos” no se es NADA o, lo que es peor, se es vacío en el sentir, se es vacío y ausente de su propia tierra, se es un ser sin colores y sin alma. Y entonces por comenzar, digo que Patria es el cartonero que sale con su carrito sobre la escarcha de invierno y bajo el calor quemante y abrasador del verano a pelear la vida… Patria son los movimientos Sociales… Patria es el cirujano que diariamente salva vidas y no pregona sus hechos ni firma sus hazañas… Patria son las multitudes que van y vienen en el ajetreo maravilloso y cotidiano del existir… Y Patria es la mujer embarazada de ocho meses que feliz cuelga ropa en el cordel del patio de atrás y, mientras cuelga ropa, canturrea y sobre el canturreo pasa una bandada de jilgueros criollos a cantos y gorjeos limpios llenando la tarde… Patria es la luz que emerge del recuerdo de un profundo abrazo que se dieron dos amigos “exiliados de la dictadura”, al encontrarse accidentalmente en una calle del Barrio Latino en Francia y, que, conmovidos en el abrazo de añoranzas de la Patria, al soltarse vieron que los dos tenían las mejillas bañadas en lágrimas…

Foto de archivo: Coco Yañez

Patrio y argentino es en este instante un bailongo que se ha armado en el bajo de San Telmo, en el que los bandoneones lloran tangos tras tangos y, en este mismo instante, el Chino Pantaleón viene floreándose en cadencias de cortes de ochos y medias lunas llevando de la cintura a la compañera amada… Ellos, la noche, San Telmo y el tango milongueado ¡es Patria hasta los tuétanos! Patria es el militante político que gira en su camastro en enriedos de angustias sin poder conciliar el sueño, porque la imagen de la mujer que hoy vio llorando de necesidad en la Villa-miseria le duele y el llanto de la mujer le anda por dentro y no puede dejar de pensar cómo mañana puede salvarla de sus necesidades… y de su llanto. Patria es la gente que va y viene cruzándose en las veredas de la calle San Martín o en cualquier calle de la Patria sin conocerse, pero sintiendo consciente o inconscientemente que los que van y vienen son sus hermanas y sus hermanos de Patria.

Alguien lejos en la noche embrujada de La Cieneguita canta: “Un domingo por la tarde abajo el sol me senté… y un arbolito me dijo, si querís sombra ti haré…” Y, al oírlo, un vecino viejo, sintió que, oyendo el canto, sin saber por qué se conmovió y un hermoso agrado lo entibió hasta los huesos.

Patria es la lucha a sangre bayoneta y cañonazos limpios, allá en las aguas del Paraná, en la famosa Vuelta de Obligado contra los ingleses y franceses y sus flotas de barcos de guerra que comienzan a huir despavoridos por las aguas del Paraná abajo, bien abajo, corridos a fusilazos por nuestros criollos. Y allá van los invasores de los dos Imperios, perdiéndose entre las brumas de las lejanías. Y, sobre ellos, se oye el canto criollo que desde arriba de las barrancas cantó: “¡Cuarenta buques mercantes, veinte de guerra… veinte de guerra! ¡Qué los parió a los gringos, juna gran siete… navegar tantos mares, venirse al cuete! ¡Qué digo venirse al cuete!

¡Patria es la sangre derramada a borbotones de nuestros criollos y negros en las sangrientas batallas por la independencia para que nosotros seamos libres… libres y dignos y tengamos PATRIA, no para que cuatro neoliberales descerebrados, devastadores y perversos nos hundan de desesperanzas en nuestro propio suelo. ¡Qué ascos de desvergüenzas estamos sufriendo!

Foto de archivo: Coco Yañez

Y Patria es San Martín y sus luchas, y Dorrego el glorioso fusilado, el glorioso fusilado, el grande el inmenso hombre fusilado. ¿Y por qué? ¡Pues señoras y señores, por haber estado en cien batallas defendiendo y “creando” la Patria y, porque al ser elegido gobernador de Buenos Aires, decretó que desde ese día en adelante todos los pobres, todos los changarines, sirvientes, campesinos y peones y trabajadores del pobrerío tenían derecho a votar. ¡Y lo promulgó! ¡Qué insolencia la de este hombre, ¿no?! Decretar que los pobres, los trabajadores, los humildes gentes de pueblo votaran. ¡Qué bárbaro este hombre, atropellar así a las señorías esclavistas de nuestras oligarquías. ¿Habrase visto insolencia más insultante? ¡Qué infamia! Este señor Dorrego no debería haber nacido, este señor debe ser urgentísimamente fusilado. Pues que además, oigan esto: El insolente subversivo Dorrego, después de ese decreto, viendo el abuso de nuestros acopiadores y comerciantes que espoliábamos al pueblo hambreándolo y asfixiándolos con alzas constantes de precios de sus comestibles, ¿saben ustedes lo que hizo? ¿creerán ustedes que este subversivo no tuvo mejor idea que ponernos límites a nuestros precios, quitándonos la felicidad de robar y hambrear al pueblo? Después de doscientos años, “Precios cuidados”.

¡Bueno pues, esos fueron los pecados de Dorrego, y bajo estas “razones”, sumariamente las oligarquías de Buenos Aires, con su asesino General Lavalle a la cabeza, no solo dan el golpe de Estado y lo derrocan, sino que, urgidos, ¡muy urgidos, sin más ni más, le ponen ocho fusileros delante y lo acribillan! ¡Lo acribillan, sí! Y, escuchen el asombroso suceso: Dorrego, el Hombre-Pueblo, tiene el cuerpo agujereado y no muere, y su sangre caliente corre por su cuerpo bajando a torrentes, mojando la tierra y no muere, y su sangre corre y corre y, véanla, está aquí entre nosotros mojándonos los sentimientos y seguirá corriendo por nuestros cuerpos por nuestras calles y por nuestras almas, por siempre, o hasta que nos demos cuenta que este país y sus habitantes debiéramos comenzar a sacudirnos el ultraje de traidores de “adentro” en lo político, y “por fuera”, la advertencia de una ciudadanía de índoles enajenadas y viles en que estamos sumergidos, y este CAMBIO obviamente se debe dar desde el campo POLÍTICO imitando los únicos dos ejemplos dignos, virtuosos, que ocurrieron en 80 años, repito, solo dos únicos sucesos virtuosos en 80 años: Perón-Evita del 46 al 55, Néstor-Cristina 2003-2015, lo demás todo, todo, fue borra, traición y sombras y pueblo en desesperanzas.

Y aquí iba a concluir, pero me rebelo a concluir con sombras pues no soy hombre de sombras sino de esperanzas, y si ustedes me permiten concluiré con un suceso poco creíble y, a la vez, porque lo considero de luminosidad no común y poco vista; y esto lo haría siempre y cuando ustedes crean en los ensueños, y que a lo alucinado o a la esperanza no la supongan locura. Si estamos de acuerdo, les haré esa confesión… Anoche estando solo a campo abierto cerca de las montañas vi de pronto un resplandor de inmensidades que cegaba en destellos cósmicos de tales fulgores y maravillas que sus rayos en vez de herir llenaban de dulzuras el cuerpo y bañaba de encantos al alma, y en medio de las luminarias venía una imagen de mujer de tal asombro de hermosura que a nada se compara, y la luz salía de ella, de su cuerpo y de sus ojos; y venía lenta como quien baja suave de las estrellas, y sus pasos llegaron lentos hasta mí, y vi su rostro que era inmensidad de belleza nunca vista. Y sus ojos brillantísimos como cristal refulgían. Y una corona de laureles a sus sienes la ceñían. Y comprendí que era la Patria
la que a mi frente tenía, porque detrás de ella vi un pueblo que en rebelión la seguía. Y Tres Banderas al viento entre sus brazos flameaban, flameaban y conmovían. Y los gritos del gentío a truenos se parecían. ¡Independencia! gritaban, ¡Justicia y Soberanía! Y fue entonces que ella habló y dijo: “Esta es mi gente y la suya, la que en el 45 fue al rescate de su Líder y, al ver que la milicada sobre el puente del Riachuelo les cortaba la pasada, se tiraron a las aguas y la cruzaron a nado. Y allá en la Plaza de Mayo pasaron sobre las fuentes y a su Líder rescataron y lo hicieron presidente. Y aquí los tiene presentes, pues esta estirpe valiente es honra del continente, por su humanismo y su gloria, pues en derrotas y victorias su libertad sigue buscando y ha de pelearla hasta cuando ¡se escriba toda la historia!”