¿Cómo llegar a tiempo y en forma de los barrios del oeste de Godoy Cruz al centro? El nuevo esquema del sistema de transporte público de Mendoza no tiene la respuesta. Crónicas del desamparo a 15 minutos de la Casa de Gobierno.

Fotos: Seba Heras

La iniciativa del Gobierno de Mendoza para hacer más eficiente el sistema de transporte público deja intacto el vacío que el viejo ordenamiento y los planes anteriores fundaron: la deficiencia del servicio para los barrios del oeste de Godoy Cruz. En esta carencia, los que peor la sacan son los vecinos del populoso Sol y Sierra, una comunidad que reúne a más de 1000 personas y donde la mayoría depende irremediablemente del colectivo.

El abandono es irrefutable, no cabe aquí la excusa de la distancia, desde el barrio hasta la plaza departamental de Godoy Cruz hay solo 50 cuadras por calles asfaltadas, sin embargo en un día de semana para llegar hasta ese punto, se tarda 45 minutos con un trasbordo obligado.

El servicio es altamente deficiente y planificado: de lunes a viernes los micros pasan cada 1 hora y 25 minutos, y los sábados y domingos cada 2 y 3 horas. En general, la mayoría de las familias que se mueven en transporte público ha naturalizado el despropósito de caminar 20 cuadras para poder viajar a trabajar, estudiar, hacer compras o simplemente para volver a casa. No es la única deficiencia del barrio. La escuela más cercana está a 25 cuadras, por eso la caminata de niños y madres por el costado de calle, que desciende ondeando del piedemonte, se vuelve una postal, haga frio, calor, llueva, con las primeras luces del día o cuando va cayendo la tarde.

Lo que se ha naturalizado también es el rebusque para poder llegar a tiempo y en forma a destino. En carretela, moto, auto o bicicleta se sube y se baja, también en los “truchos” (remis informal), porque cualquiera se hace pescador cuando el río está revuelto. Un viaje de 30 cuadras cuesta hoy 40 pesos, la alternativa no es económica pero es la más segura y la más rápida.

Marisa vive en el barrio hace más de 20 años, necesariamente usa el sistema de transporte público y como la mayoría de las personas de esa comunidad, no se ilusiona con la propuesta que el gobierno anuncia para mejorar el transporte. “Decían que cuando asfaltaran todas las calles del barrio iba a haber recorridos normales, pero hasta el momento nada, todos los gobiernos no han resuelto el problema, este asunto es viejo”.

“Pero los colectivos no son los únicos que no suben, las ambulancias vienen únicamente si las acompaña un móvil policial. Cuando a mi papá le dio el ACV, tenía los servicios del PAMI pero la ambulancia subió dos horas después y era un mediodía de un día hábil”, recuerda con angustia.

 

Daiana es una joven que nació en la zona y creció con la preocupación de saber que para salir del barrio hay que tener paciencia, mucha paciencia. En su relato se mezcla la queja hacia el servicio, la empresa y el Estado, y la preocupación de que se haya perdido la solidaridad entre las familias de la zona. “Hay mucha desinformación y también muchos han perdido el interés, digamos que nos hemos acostumbrado y cuesta también organizar un pedido, un reclamo porque cada uno a su manera ha resuelto cómo moverse, entonces no le preocupa demasiado si el otro no puede”.

“Mi vecina tiene a su nuera embarazada y está a punto de dar a luz, el otro día me la crucé y me decía que el doctor le dijo que ya estaba en fecha pero que están rogando que no se enferme de noche porque no tendría cómo llegar al hospital”, cuenta Vanesa otras de las mujeres que se ofrecieron a charlar sobre el asunto y describir cómo es la situación en esta barriada que está a solo 15 minutos (en auto) de la Casa de Gobierno.

La ausencia del Estado en este tramo del oeste de Godoy Cruz brota en cada aspecto de la vida de la comunidad. “Nosotros decimos que esta es una zona liberada y la demostración de que es así está cuando las bandas que roban autos vienen a quemarlos acá, es muy común encontrar un vehículo quemándose en la banquina, los chorros saben que pueden hacerlo, y es ahí cuando recién vemos a la policía, si no ni aparecen”, se queja Marisa.

 

El servicio de las empresas que actualmente llegan a Sol y Sierra, El Plumerillo SA y General Roca SRL, es deliberadamente defectuoso, no cumple con necesidades básicas, como la conexión directa con un hospital público, con las escuelas de la zona, ni con las universidades públicas (UNCuyo y UTN).  Para acceder a estos lugares necesariamente se debe realizar trasbordo. En ese sentido, el esquema del nuevo sistema de transporte no mejora nada.

Según la información brindada por el Gobierno, la nueva red de transporte público apunta principalmente a descomprimir el tránsito en Capital a través de una combinación entre recorridos troncales, interdepartamentales y locales. Es decir que se busca incrementar el trasbordo, que sin dudas puede favorecer a las zonas urbanas adyacentes al centro pero desfavorece ampliamente a los lugares donde la frecuencia de colectivos es muy baja.

Este problema fue manifestado por vecinos del oeste, el 14 de febrero, en la audiencia pública que la Secretaría de Transporte de la Provincia organizó en torno a la implementación del nuevo régimen. Ese día también se reclamó la participación de los usuarios para que haya un control efectivo del cumplimiento de las frecuencias establecidas y de los recorridos. Para muchos de los asistentes, el nuevo diagrama no solucionará el problema de las horas pico debido a que la demanda de frecuencia es más alta de lo que ofrece el nuevo sistema.

A pesar de las críticas, el Gobierno avanza con su esquema y sobre este las negociaciones con las empresas que conservará el sistema de pago por kilómetro. Mientras tanto en el oeste la desventura se sigue llamando tomarse un micro y las administraciones no dejan de prometer mejoras.