Una mujer denunció haber sido víctima de un robo luego de conocer a un joven este fin de semana en un bar de Capital. De acuerdo a la denuncia radicada ante el Ministerio Público Fiscal, horas más tarde, la joven le había ofrecido al hombre acercarlo a su domicilio, sin embargo luego de que él descendiera del vehículo, se dio cuenta de que no contaba con su billetera y toda la documentación que se encontraba en el interior de su cartera. Al percatarse la víctima de este suceso, minutos después se dirigió a la supuesta vivienda del denunciado pero allí le dijeron que no vivía nadie identificado como Facundo Ríos. Cuando intentó contactarse con Ríos, él inmediatamente la bloqueó de Whatsapp. Ahora la Justicia deberá ponerse a la altura de esta investigación y así evitar que este tipo de delincuentes se burlen con tanta liviandad de sus víctimas.

Por Milagritos Contreras 

“Me robó al puro estilo gigoló”

El viernes pasado una mujer conoció a un joven llamado Facundo Ríos, en un bar de la Ciudad de Mendoza, con quien asegura haber bailado toda la noche y mantenido un diálogo amable. Lo que no imaginó la víctima de Ríos fue que, luego de ofrecerle acercarlo a su domicilio durante la mañana del sábado, él le robaría la billetera con toda su documentación. “Ríos todo el tiempo se mostró respetuoso y muy amable, expresó interés por mí con halagos, me habló de su vida privada: que trabaja en una escuela como profesor de Educación Física y en relaciones públicas de boliches, que tiene una hija de 12 años y un sobrino más chiquito, incluso me dijo su fecha de nacimiento real”, aseveró la joven.

Foto: Facebook Facundo Ríos

Según consta en la denuncia realizada ante el Ministerio Público Fiscal, salieron juntos del bar, se sentaron un rato por la Alameda y pasearon otro momento por el Parque Central. “Me dijo que lo dejara en la esquina de 25 de Mayo y Cadetes de Aeronáutica de Las Heras, señalando que vivía en Cadetes de Aeronáutica 127. Antes de bajar del auto me pidió mi teléfono y un beso a lo que accedí. En ningún momento me amenazó ni me violentó”, sostuvo la denunciante.

Minutos después de las 7.30 de la mañana del sábado, la víctima se llevó la sorpresa de que faltaban pertenencias de valor en su bolso. “Circulé dos cuadras y me paré en el semáforo, me di vuelta y pude notar que mi cartera estaba abierta en el asiento trasero y me faltaba la billetera. Me bajé del auto y empecé a buscarla por todos lados pero no la encontré así que me volví al lugar, toqué timbre en la casa donde me indicó que vivía, pero me dijeron que no vivía ahí, así que llamé a la policía”, afirmó angustiada y agregó que “luego le llamé a una amiga para que me acompañe en el lugar y conseguimos el número de teléfono de él. Lo llamé pero no atendió así que le mandé mensajes por WhatsApp pidiéndole que me devuelva mi documentación pero rápidamente me bloqueó. A mi amiga también. Intenté comunicarme a través de los celulares de otros amigos durante el día pero no pude contactarme”.

Foto: Facebook Facundo Ríos

La joven resalta que el día sábado en la mañana el Sistema Judicial de nuestra provincia se encontraba caído por lo que tuvo que esperar hasta la tarde para radicar la denuncia de forma virtual. “En mi billetera habían 1500 pesos aproximadamente y 100 dólares además de mi DNI, licencia de conducir, carnet de la obra social, tarjetas de débito y crédito, por lo que el daño es mayor considerando el tiempo y el dinero que voy a perder haciendo todos estos trámites pero lo más importante es que Ríos abusó de mi confianza, de mi buena onda, me robó en mi propio auto cuando yo intentaba hacerle el favor de acercarlo a su casa”, expresó indignada la mujer y resaltó que “mi herramienta para no dejar pasar este delito es que se haga público el caso, pido difusión de su cara para que no se repita”.

El estafador de Tinder y el gigoló bonaerense

Por estos días circulan por redes sociales grandes repercusiones sobre el documental The Tinder Swindler (“El estafador de Tinder”),  estreno reciente del gigante del streaming Netflix. El relato de la historia se basa en el israelí Simon Leviev, un profesional de la estafa, quien presentándose como un joven y exitoso magnate de los diamantes, elige como víctimas a mujeres para enamorarlas y, posteriormente, robarles dinero por medio de préstamos, transferencias bancarias, compras de pasajes de avión, reservas en hoteles, entre otros, y así poder vivir de ellas descaradamente para, a su vez, poder continuar con su jugada profesional de la estafa y engañar a otras mujeres.

Años atrás, en nuestro país, también se conoció el caso Javier Bazterrica, conocido como el gigoló de la Zona Norte en la provincia de Buenos Aires, quien conocía a sus víctimas por medio de la misma aplicación. En este caso se mostraba como un hombre de negocios y amante del polo, un escenario perfecto y un plan totalmente siniestro para embaucar a más mujeres. Si bien ya contaba con denuncias y detenciones, en diciembre del año pasado volvió a ser detenido por violencia de género.

Engaño, manipulación y violencia: engranaje perfecto para la estafa

Si hay algo que estos profesionales de la mentira tienen en común es su plan sistemático totalmente armado y como de guión para estafar con total bajeza a muchas mujeres. La historia empieza con citas donde se muestran como personas adineradas, con un poder adquisitivo bastante alto al punto de pintarles espejitos de colores a sus víctimas. Como si fuera un cuento de hadas, ellas confían ciegamente en ellos y es ahí donde se concretiza el paso para el inicio de la estafa que cambiará la vida por completo de las víctimas. El trayecto de la relación de pareja que los estafadores les pintan a sus víctimas, se convierte en un laberinto sin salida, un círculo vicioso difícil de evadir, complicado de afrontar, pero claro que no imposible. Mediante pedidos desesperados de los estafadores, las mujeres ceden ante ello y es ahí donde la manipulación se evidencia con más crueldad y ante algún intento de negativa de sus víctimas para responder a sus solicitudes y desconfianza en su palabra, surgen las violentas amenazas.

Aunque no todas las mujeres que han sido engañadas por estos delincuentes, posiblemente, se han animado a denunciar, hubo quienes sí tuvieron el valor de hacerlo, más allá de las respuestas por parte de la Justicia.

En Mendoza, probablemente, no sabemos con exactitud cuántos “gigolós” o “Simons” tenemos, pero de que los hay, los hay, como en todas partes del mundo. Así como le ocurrió a la mendocina que denunció este caso ocurrido el fin de semana en Capital luego de conocer a Facundo Ríos, lo mejor que podemos hacer como sociedad es difundir este tipo de hechos, para que los criminales no sigan haciendo de las suyas y la Justicia actúe efectivamente para ponerles freno.

 

“Las manos de una madre dicen todo lo que trabajó”