El Director del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia, Julián Axat, visitó la provincia para presentar el informe de gestión de ATAJO, las agencias territoriales que buscan “llevar la justicia a los barrios”.

Fotos: Apprentice

Suárez, Noli y Santoni.

El aula “H” de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo, fue el espacio en el que se presentó el informe de gestión de la Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia (ATAJO). Julián Axat, director nacional del Programa, la referente local María del Valle Gómez Lausi, la fiscal federal Patricia Santoni, Horacio Suárez de la Unión de Trabajadores sin Tierra, y Milagros Noli, responsable de la Dirección de Derechos Humanos y Acceso a la Justicia, fueron los encargados de la exposición.

Las ATAJO forman parte una estrategia del Ministerio Público Fiscal -conducido por la procuradora general Alejandra Gils Carbó- que busca “llevar la justicia a los barrios”. Tal como se señala en su página web: “El principal objetivo del Programa es facilitar el acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad y su participación en el sistema de administración judicial”. 

En sus tres años de funcionamiento, su tarea se ha centrado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aunque también se replica en el interior del país, como en el caso de nuestra provincia. 

EL OTRO dialogó con el abogado Axat sobre las características y alcance de esta novedosa propuesta de abordaje comunitario de la justicia federal, que aún no posee correlato en el Poder Judicial provincial.

Con las agencias en los barrios ya físicamente, ¿la justicia obtiene información menos mediada por la policía? ¿Se rompe esa mediación?

No sé si se termina de romper del todo, pero sí la estructura judicial puede tener a mano insumos no policiales en algunos casos para profundizar la investigación de algunos hechos, realizar pesquisas o considerar a las víctimas desde el punto de vista de su vulnerabilidad. Cuando sólo estaba la policía se usaba lo que la policía daba, ahora pueden contar con lo que produce ATAJO, y esto no quiere decir que sólo se utilice esta información.

“Llevar la justicia al barrio es un proceso que no se da de un día para el otro, por lo tanto hay que preparar un camino”.

¿Con qué obstáculos se han encontrado?

Nos seguimos encontrando con dificultades de todo tipo, internas del poder judicial para generar estos esfuerzos, porque esta experiencia se toman por parte de otros poderes judiciales de las provincias, como Chubut y provincia de Buenos Aires y de la región… y nos encontramos con esas distancias, esas brechas entre la justicia y la gente, con que la policía sólo está en ciertos territorios y no en otros. Y ponemos a disposición la toma de denuncias para que las víctimas puedan contar los delitos que viven a diario, tanto por parte de las organizaciones del Estado como por delincuencia organizada.

Estamos trabajando con organizaciones sociales, y esto es central, porque hablamos de clubes deportivos, sindicatos, la Iglesia Católica, referentes barriales, políticos y religiosos, que son puente necesario para construir este camino entre la justicia y la gente.

Foto: Gentileza ATAJO

“Vemos una situación más compleja con el Estado que lleva más presencia policial que social en las barriadas”.

¿Cuál es la barrera más fuerte a vencer?

Principalmente es algo que tiene que ver con la subjetividades… la gente es renuente a la justicia porque sabe que no estuvo presente. Hay que desandar esos caminos de desconocimiento, y llevar la justicia al barrio es un proceso que no se da de un día para el otro, por lo tanto hay que preparar un camino.

Hemos puesto contenedores de cemento en algunas villas y no ha sido nada sencillo, pero se han logrado los acuerdos con la comunidad… y se ven ojos de desconfianza porque creen que traés a la policía y tenés que aclarar que es la justicia; y, finalmente, cuando la gente lo entiende, realmente empieza a ejercer el derecho, e incluso se vuelven promotores de ATAJO.

ATAJO nació tres años atrás, ¿sintieron el cambio de gestión en el ejecutivo nacional?

Sí, totalmente. ATAJO nace en un contexto de ampliación de derechos, de ampliación del Estado, de reconocimiento de los derechos de las víctimas, de una presencia de la seguridad social en los barrios, la persecución de la trata.

Y, bueno, en estos momentos la reconfiguración del estado es clara, la presencia no es la misma, los dispositivos en el territorio en algunos casos se han debilitado y en otros ya no funcionan. Vemos una situación más compleja con el Estado que lleva más presencia policial que social en las barriadas. Y muchas situaciones que antes no veíamos y dan muestra de esta nueva personalidad del Estado.

Si bien ya nombraste varios, ¿cuáles son los pilares de ATAJO?

Donde no hay Estado gobiernan las organizaciones delictivas y la presencia de ATAJO lo que permite es que la gente pueda denunciar esas mafias y la justicia cuente con información propia y veraz. ATAJO es una herramienta de política criminal.

En segundo lugar un cambio de paradigmas de trabajo al interior del propio poder judicial, que permite que existan estas experiencias y los trabajadores y trabajadoras de ATAJO estén comprometidos con los territorios y las comunidades con las que trabajan.

Y por último, te diría que ATAJO es una herramienta que demuestra que se puede llevar a los juicios penales una mirada distinta, especialmente sobre las mujeres, las comunidades migrantes y los sectores más vulnerables, las minorías con las que se trabaja para cerrar la brecha con la justicia.

 


ATAJO en Mendoza

María del Valle Gómez Lausi, coordinadora de ATAJO en Mendoza, detalló a EL OTRO los días y lugares de atención del programa: “Martes, miércoles y jueves en el Centro de Actividades Educativas del Barrio La Gloria (en la calle Terrada y Carrodilla), y los lunes y viernes en Pedro Molina 171, tercer piso, oficina 3, de Ciudad”.