El decreto 530/18, que modifica la vida institucional de los Institutos de Educación Superior de la provincia, trajo algunas certezas y mucha incertidumbre a la comunidad educativa. EL OTRO dialogó con una trabajadora del nivel quien contó cómo empiezan a ver la norma que tiene la marca de la tijera arbitraria del gobernador.

Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza. Foto: Prensa Gob. Mza.

El martes 24 de abril, con las primeras luces del alba, el Boletín Oficial de Mendoza dio a conocer el decreto 530 que firmaron el Magíster Dalmiro Garay Cueli y el Licenciado Alfredo Víctor Cornejo Neila, una norma que mostró, en primer término, la ausencia de vocación de diálogo del gobierno de Cambia Mendoza.

Sin embargo, más allá de la negativa del Ejecutivo para escuchar la pluralidad de voces de los sectores sobre los que intenta regular, las y los estudiantes se manifestaron en defensa de sus derechos y a favor de un diálogo constructivo de “uno de los niveles superiores más desarrollados del país”.

Foto: Seba Heras

Marchas, carpetazos, pedidos, y clases públicas se desarrollaron en el último mes, protagonizados por estudiantes y profesionales de la educación ante la mirada indiferente de la Dirección General de Escuelas.

“Irma” accedió a charlar con EL OTRO, resguardando su identidad para “cuidar” su trabajo, habida cuenta del tenso momento que viven las y los trabajadores de los IES de la provincia.

Foto: Seba Heras

¿Hace cuánto que trabajás en el entorno del nivel superior de educación de Mendoza?

Hace poco más de diez años que trabajo en el nivel.

¿Cómo has visto el proceso de desarrollo de los IES en ese tiempo?

Yo creo que hemos visto el crecimiento de los institutos en la provincia con un fuerte impacto en la vida de los departamentos. Eso fue una de las cosas que vi, en principio, porque cuando yo entré a trabajar al instituto no había unidades académicas y con el crecimiento sostenido de las matrículas empezaron a colapsar las aulas y se hicieron necesarios más espacios y más profes para garantizar el derecho al estudio de las personas que decidían acceder a la educación superior.

Por otro lado, hubo un impacto fuertísimo del Plan Nacional de Formación Docente que, si bien quedó coartado y a mitad de camino, durante su tiempo cumplió con una demanda que los y las docentes tienen desde siempre: capacitarse en sus horas de trabajo para poder volcar esa formación a sus tarea educativa.

Clases públicas en Godoy Cruz. Foto: Coco Yañez

¿Cuál es el perfil de las y los estudiantes del nivel?

Ese es otro de los puntos interesantes. Los institutos, su estructura, su manera de trabajar, tuvo muy en cuenta la palabra y la opinión de los estudiantes que son muy participativos y se apropiaron las instituciones de una manera muy madura porque son, en su mayoría, adultos.

Otra de las cuestiones que a mí me parece significativa es cómo la educación irrumpe en las vidas de quienes pueden acceder. Nosotros solemos decir: “Levante la mano el que sea el primero en estudiar más allá de la secundaria”. La mayoría levanta la mano y esto impacta en las familias. Si es un papá el primero en su familia sus hijas e hijos van a estar más cerca de la educación porque ese papá estudia. Es un clásico del nivel que los hijos de estudiantes continúen sus estudios en el nivel superior cuando terminan el secundario.

Foto: Cristian Martínez

¿Por qué accedieron estos trabajadores adultos a la educación terciaria?

Creo que tiene que ver con un modelo de país que hoy vemos en jaque cuando algunos de estos adultos después del tercer mes del cursado te dicen: “Mirá, yo ya no voy a poder seguir porque estoy complicado con el laburo”.

Quizá, hace un tiempo tenían más o menos resuelto el tema laboral, lo habitacional, y mediante una organización importante de esa familia pudieron acceder a la educación terciaria… Y hoy esas condiciones cambiaron. Son esfuerzos familiares. Y esos chicos ven el esfuerzo y el sacrificio con el que sus padres encaran esta tarea.

Esto tiene un impacto en las personas, en las familias y en el territorio. Y no tiene que ver, exclusivamente, con lo rápido que avancen en el proceso educativo o con, incluso, la finalización del proceso. Es mucho más amplio y más importante. Y creo que tiene que ver, en parte, con que los alumnos se encuentran con personas que, más allá de las horas en las que se cursan materias, están para hablar de derechos humanos, de género, de la manera de cuidarse uno y a los demás, y contenerlos siempre que se pueda.

Emma Cunietti, Coordinadora General de Educación Superior. Foto: Prensa Gob. Mza.

¿Todo esto peligra con el nuevo decreto?

Si hay recorte de horas, sí. Se perderían espacios que apuntan a la educación integral. En muchas carreras no se ven temas relacionados al género y los derechos humanos, y con la actual estructura de los institutos esos espacios se generan.

De todas maneras, creo que lo peor de esto es que han generado muchísima incertidumbre y esto supone jugar con los derechos y los proyectos de muchísimos estudiantes que no saben qué va a pasar, o si van a poder terminar su carrera.

Y para los docentes la perspectiva no es mejor porque los derechos que el nuevo decreto anula no son menores. Ya desde un principio les niega la posibilidad de votar en las elecciones de Consejo Superior a quienes no sean titulares de sus horas en un universo en el que el porcentaje de profes titulares es bajísimo, quizá inferior al 20% en algunas instituciones.

Es real que con el nuevo decreto, además, la autonomía de los institutos pasa a ser meramente formal porque las decisiones de fondo sobre lo que ocurra en cada institución, que hasta antes del decreto surgían de la democracia y del voto de la comunidad educativa, se van a tomar desde la Coordinación General de Educación Superior, que conduce Emma Cunietti, en el interior de la Dirección General de Escuelas.

Un decreto más y van…

Foto: Cristian Martínez

El dialoguista más atípico que ha visto la provincia firmó un decreto más que niega el diálogo y la pluralidad. El gobernador Alfredo Cornejo, ya registra entre sus antecedentes tres decretos para regular unilateralmente los salarios de los docentes y otro para limitar las inasistencias, y el derecho de huelga, vía ítem aula.

Pero el 530 tiene una particularidad más amplia que los anteriores ya que, al autoritarismo habitual, suma un condimento de discrecionalidad en torno a la toma de decisiones sobre lo que sucede en los institutos que funcionan en los departamentos de la provincia.

Jaime Correas, director general de escuelas. Foto: Cristian Martínez

De aquí en más la Coordinación General de Educación Superior, será quien juzgue qué carrera es prioritaria y cuál no, qué curso se cierra y cuál sigue adelante, con un criterio tan laxo como poco previsible: “lo que la provincia necesite según el año”.

El violento director general de escuelas, Jaime Correas, afirmó, en declaraciones a medios de prensa que festejan las medidas que la pauta oficial promueve, que “este nivel venía muy desordenado y con este decreto se van a ordenar las cosas”.

A estas alturas, la mayoría de las mendocinas y mendocinos ya saben qué significa “orden” en el lenguaje del “diálogo” de Cambia Mendoza.

 


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