Una teoría sobre el significado de las cosas, o la conspiración de los objetos.

Por Juan Pablo Barrera | Foto: Seba Heras

La aproximación al objeto determina en sí, la forma que eso tomará a nivel significado, por lo que podríamos decir que todo depende desde donde se lo mire; que el significado de algunos elementos inanimados dependerá pura y exclusivamente del observador y sus códigos, para así infringir valor a un elemento determinado. Se entiende significados de acuerdo a un aprendizaje, tal vez, para entender todos lo mismo.  Podría ampliarse el análisis y decir que se decide o nos hacen “decidir mirar el objeto desde el mismo lugar”. Por lo tanto, algunos objetos terminaran significando lo mismo para muchas personas, y he aquí entonces la pregunta ¿Es que la sociedad la que determina ese significado de las cosas y entonces sólo se puede tener una mirada? ¿Si alguien mirara desde otro lugar sin estar atravesado por códigos, el objeto tendría el mismo significado?, las respuestas a estas preguntas pueden ser disímiles y variadas, siempre y cuando se anime a mirar desde otro lado.

 Un grupo de investigadores e investigadoras, han ido un poco más allá, hacia otro lugar y se preguntaron ¿Si realmente los objetos también aprenden a cumplir con el significado impuesto? Es decir, tal vez las cosas no quieren ser lo que son, sino algo distinto, más interesante que el significado que han aprendido, o les han obligado a cumplir.

 Algunos ejemplos de objetos han salido del significante como cuchillos con la cualidad de ser destornilladores, vasos que son floreros, botellas que son adornos, televisores que se usan para escuchar música, cajones que son caja fuerte, autos que son habitaciones, máquinas de ejercicios que son tender, baldes que son macetas, tazas que son ceniceros, bidet que son fuentes,  teléfonos que son despertadores, cámaras, linternas, cine, libros, etc. (bueno los teléfonos estarían siendo tantas cosas). La enumeración de objetos siendo otra cosa es interminable.

 Ante significados distintos para objetos parecidos, es que algunas de las personas involucradas en el estudio sostienen la hipótesis: de que probablemente estas cosas hayan aprendido mal y eso las llevó a cumplir otra función distinta a la destinada, han agregado, que tal vez no hayan querido aprender, que siempre han querido ser otra cosa y han convencido a su significador (o sea a usted o a mi) de cuál era su verdadero deseo, sin que tal vez, nos diéramos cuenta. “Conservadores” han sostenido que todas esas cosas cambiaron su significante porque quien les dio el uso, lo hizo de manera incorrecta, que el objeto ha sido lo que es por la nueva función que el ser humano les dio. En cambio, hay un grupo no tan minúsculo que sostiene abiertamente que esto es una conspiración de los objetos, para no ser nada de lo que se les diga, sino poder ser lo que realmente elijen ellos, mas allá de cualquier significador.

 Este estudio, no llega a una conclusión, o cierre, las personas a cargo desistieron de opinar, abandonaron el proyecto, exponiendo que se sentían como objetos, que tal vez cualquier opinión vertida era producto de códigos significantes impuestos, por lo tanto, decidieron salir a buscar el significado que siempre quisieron tener.

 Es por eso que esta investigación carece de conclusiones o tal vez no.

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