El 6, 7 y 8 de marzo mendocino reunió a millares en las calles. En las distintas movilizaciones se hizo explícito el malestar con el gobierno local, pero Cornejo no acusó recibo. Análogamente, el gobernador se refugió en su cada vez más estrecho círculo de confianza para resolver la crisis de gabinete generada tras la renuncia de Enrique Vaquié.

Foto: Coco Yañez

El cono del silencio

En la célebre creación de Mel Brooks y Buck Henry “El Superagente 86”, Maxwell Smart proponía a su jefe de Control utilizar el “cono del silencio” ante alguna situación crítica. En la serie, que parodiaba las exitosas sagas de espías referenciadas en el personaje James Bond, la utilización del artefacto implicaba siempre alguna consecuencia ridícula, demostrando su ineficacia.

Las respuestas del gobernador de Mendoza ante circunstancias adversas de la última semana, parecen ubicarlo dentro de una sordina similar a la de aquella ficción. La diferencia, claro, es el campo de juego: Cornejo debiera escuchar y responder a la realidad, no sustraerse de ella.

Seis

La efervescencia en las calles comenzó el lunes 6 de marzo con paro y marcha docente. La medida de los trabajadores de la educación conllevó una huelga por 48 hs que significó el retraso efectivo en el inicio de clases, provocado más por el ausentismo de alumnos que por la adhesión masiva de docentes –muchos de ellos castigados y obligados por el ítem aula, a pesar de su voluntad de repudiar el mísero 13,5% de aumento-.

Foto: Coco Yañez

 

El unánime rechazo a la última propuesta salarial del gobierno en paritarias no impidió que Cornejo se decidiera por el decretazo. Pero, contrariamente a lo ocurrido el año pasado, fue notorio el malestar generalizado de los trabajadores de la educación. Las distintas maneras de manifestarlo más allá de la huelga (en las escuelas, dialogando con papás y mamás, con vecinos y vecinas y la comunidad educativa en general) fueron sintetizadas en la consigna de la bandera que encabezó la marcha: ¡basta de maltrato! Sin ánimo de generalizar, es perceptible que los docentes asumen como irreversible el “rebenquismo” cornejista, tanto como horadan paulatinamente el apoyo que muchos dieron a su triunfo electoral en 2015.

El gobernador, obstinado en negar la realidad, y esta vez consultando al androide Jaime (ese agente de Control que aparecía en los lugares más insólitos), subestimó la medida de fuerza y tiró la pelota hacia afuera, aseverando que la dirigencia local se colgó de un paro de CTERA. Como si nada aquí pasara…

Siete

Cuesta encontrar un antecedente en el último tiempo de una movilización del carácter y volumen de la realizada el martes 7 por las centrales obreras mendocinas. Quizá haya que remontarse al triste 2001 para hallarlo.

Foto: Cristian Martínez

 

Más allá de la discusión mediática en torno al número de manifestantes, que EL OTRO estimó en no menos de 15.000, la confluencia acaecida y el tono, transparente, que vinculó las políticas nacionales de Macri con la traducción local que realiza Cornejo, debieran introducir alguna inquietud en el gobierno de Cambia Mendoza. Lejos de ello, el ministro político local, Dalmiro Garay, consideró que “en Mendoza no hubo un reclamo al Gobierno provincial”.

La contundencia de esta relación Cornejo=Macri, fue reflejada en el color, pancartas y mensajes, así como en los encendidos discursos de los principales dirigentes obreros. Ante la indiferencia gubernamental local, el propio Luis Márquez, recientemente ungido como secretario general de la CGT, aseguró que “en la provincia tenemos el mismo reclamo que a nivel nacional. Pedimos que se terminen las políticas de ajuste de Mauricio Macri que en Mendoza aplica el gobernador Alfredo Cornejo”, mientras que Gustavo Correa, titular de la CTA, reflexionó en el mismo tono: “el logro es sintetizar que estamos en contra del ajuste, y que en Mendoza lo representa Cornejo y a nivel nacional Macri”, al tiempo que denunció “nosotros tenemos un ministro que cobra cuatro sueldos pero no trabajadores que cobran lo que tienen que cobrar. Este es un Gobernador temeroso que no hace nada que no sea por decreto.”

Ocho

La última de las masivas movilizaciones de esta secuencia en nuestra provincia se realizó el miércoles, en adhesión al paro internacional de mujeres. Tampoco el ejecutivo mendocino logró desprenderse de reclamos puntuales. Montando una acusación de politización en los objetivos de movilización de mujeres –negacionismo en estado puro bancado desde los grandes medios-, Cornejo ordenó a su alfil en el tema, Silvina Anfuso, algún tipo de reacción. El tiro le salió por la culata y quedó en evidencia la nula contención que el gobierno ha logrado en el creciente movimiento feminista.

Foto: Coco Yañez

 

Quizá este último encontronazo del gobernador con la realidad sea el más bochornoso. El cuantioso listado de demandas realizadas por las mujeres en el documento que hicieron público tiene a Mendoza como protagonista indisimulable. “Para nuestro Gobierno el “Ni Una Menos” no es un slogan, es una política de Estado”, es todo lo que dijo Cornejo en Facebook, un mundo virtual y menos áspero que la calle.

La letra esperada

Esta tendencia negacionista, probablemente consecuencia directa de su conducta autoritaria y su obsesión por el control total, debilita paulatinamente la legitimidad del gobernador, incluso internamente, pues colma la paciencia de distintos funcionarios y dirigentes históricos del radicalismo que notan que “el Alfredo” se anota todas las buenas y se hace el distraído en las malas.

Foto: Prensa Gob. de Mza.

 

Enrique Vaquié, sin dudas uno de los dirigentes más pulcros y capaces de la UCR, fue el primero en tirar la bronca cuando  tomó estado público el salariazo triple del ministro más mimado por Cornejo: Martín Kerchner. Es imposible desvincular ese desencuentro, que seguramente involucraba otras incomodidades en la relación con el gobernador, de la intempestiva renuncia al potente Ministerio Economía, Infraestructura y Energía para retirarse sumisamente a la vicepresidencia del Banco Nación. La respuesta fue inmediata y el cono del silencio –y de sombras- fue utilizado nuevamente: ungido como un temible operario del recontraespionaje, el delfín K asumió la vacante, sin perder control sobre el Ministerio de Hacienda.

Con la mirada en 2019 y a contrapelo de los análisis políticos de medios locales que intentan erigirse en “El diario del Alfredo”, Cornejo vio debilitado su frente político con el paso al costado de Vaquié y no encontró más salida que apelar nuevamente a su círculo íntimo. Un círculo que se estrecha día tras día, al son de Macri=Cornejo.