Entrevistamos a Noelia Barbeito, quien encabeza la lista de precandidatos a diputados nacionales por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. La irrupción del FIT en el escenario político mendocino, el trotskismo frente a los gobiernos peronista y radical, el cuestionado voto en blanco de la Izquierda en el último balotaje presidencial, y la propuesta de una jornada laboral de seis horas, forman parte de este diálogo de EL OTRO con la senadora del PTS.

Fotos: Coco Yañez

Se renueva la elección del 2013, donde el FIT hace su primer gran papel electoral en la provincia. ¿Qué balance hace de estos años de protagonismo en la vida política de Mendoza?

En esa elección por primera vez logramos que sea electo un diputado nacional surgido del trotskismo de Mendoza y en esta oportunidad queremos renovar ese desafío para seguir haciendo historia. Desde ese momento hasta acá han pasado muchas cosas. Como alguna vez conversé con un periodista, el FIT es lo más fresco que pasó en la política en los últimos tiempos. Eso puede tener muchas interpretaciones: para muchos es la primera vez que veían a concejales, diputados, senadores acompañando codo a codo a los trabajadores.

Nuestro bautismo fue con los obreros de Lavalle, muchos con 15 o 20 años de precarización a través de contratos de locación y salarios de pobreza que se levantaron para reclamar lo que les correspondía. Nicolás (NdR: Del Caño, quien fuera elegido diputado nacional en el 2013, y en esta elección se postula para el mismo cargo pero por la provincia de Buenos Aires) pasó la Navidad con ellos. Eso es como un símbolo de lo novedoso de parlamentarios acompañando luchas. Así ha sido con las mujeres, con las víctimas del gatillo fácil, con los docentes por el ítem aula. Esto no tiene que ver con un slogan, no solo lo decimos, sino que somos parte de ellos y colaboramos activamente.

En este último tiempo es notoria cierta tendencia hacia la unidad de distintos espacios que se canaliza en el FIT. ¿Es así? ¿A qué lo atribuye?

El Frente de Izquierda es una coalición electoral de partidos provenientes del trotskismo que hemos mantenido una coherencia en diferentes puntos en lo que hace a la política nacional. Siempre hemos mantenido una política de independencia de clase. Que se puede analizar tanto en el conflicto del campo -donde aún no estaba conformado el FIT- o incluso en el voto en blanco, que también nos trajo muchas críticas. Tenemos una postura principista capaz de conciliarse con la reciente discusión en el Congreso en torno al desafuero de De Vido, que también nos trajo muchas críticas.

En estos últimos 4 años, tras la aparición del FIT, compartieron casi por mitades un mandato justicialista y este de Cornejo. ¿Qué similitudes y diferencias encuentran?

No nos contesta los pedidos de informe ninguno, los proyectos nuestros son postergados y los dietazos no tienen nada que envidiarle uno del otro. Mirándolo desde lo legislativo, el gobierno de turno marca la agenda legislativa, el gobierno de turno señala con el dedo quiénes quieren que sean sus jueces, el Senado vota en secreto. Si uno fuera un observador un poco distraído, en esas cosas no encontraría diferencias.

Se estaba yendo progresivamente hacia un ajuste, se estaba yendo claramente hacia un endeudamiento, y Cornejo eso lo hizo con mucha celeridad. No por nada lo han mencionado como el mejor alumno de Macri: fue vanguardia en el ítem aula, fue vanguardia en el endeudamiento provincial, fue vanguardia en pedir el desafuero de los legisladores del Frente de Izquierda que acompañaron a los trabajadores.

Pero también cuestionamos la postura del PJ, que le ha votado muchas de las leyes bajo esa posición de oposición responsable que la UCR también tuvo en los primeros años de Pérez.

El escenario electoral nuevamente se impone una polarización, que algunos llaman grieta. En algún momento desde el FIT llamaron a votar en blanco. ¿Replantean su inserción ante este panorama?

Nosotros siempre vamos a buscar la independencia política de la clase obrera. Independientes de los partidos tradicionales que, sea como sea, bancan sectores empresariales. No pensamos a la clase obrera como columna vertebral de nada, sino que queremos que sea cabeza en cada situación.

El compromiso es con esa postura, que sabemos que va en contra de la corriente, de un sentido común creado que tiene que ser A o B.

Con respecto al voto en blanco, nosotros no podíamos votar a Scioli, la verdad. Poco de progre tiene Scioli, de hecho para muchos era un sapo. Esto no quiere decir que dijéramos que eran absolutamente lo mismo, pero son representantes de diferentes facciones de los sectores dominantes.

Además, objetivamente, no alteraba el resultado que los que votaron en blanco votaran a Scioli. Nosotros creemos, en esa discusión, que el gobierno anterior fue el que preparó el camino para que vuelva la derecha. Porque ya tenía en sus filas a estos sectores. Con muchas distancias, eso que cantaban en la plaza en los años 70: “qué pasa, qué pasa que está lleno de gorilas”, bueno, Milani en el gobierno, Berni, tenían algunos puntos que iban acercando un giro. Un giro que incluso pasó a nivel latinoamericano, que tenía que ver con el final de un ciclo económico con crecimiento a tasas chinas.

Sabemos que el tema del voto en blanco nos valió muchas críticas, pero ahora el tema es cómo frenar el ajuste que está haciendo Macri hoy. En realidad, como me dijo mi amiga Miriam Bregman, no hay que frenar a Macri, hay que enfrentarlo.

¿Y cómo se enfrenta?

Luchando. Lo que está haciendo la CGT es verdaderamente escandaloso: van a llamar a una marcha después de las PASO, como si no pasara nada, como si no hubiera despidos. Hay despidos en todos lados. Acá en Mendoza quizá es menos perceptible porque todavía los trabajadores no se animan a denunciarlo.

Es una situación muy difícil la que tienen los trabajadores. No solo por el ajuste, la reforma laboral que planean es terrible. En Brasil acaban de quitar cien años de conquistas.

¿Cómo se enfrenta? Con los trabajadores recuperando sus organizaciones sindicales, sus comisiones internas, o agrupándose. Cada trabajador en la medida de sus posibilidades, algunos hasta clandestinamente, porque te despiden si te organizás, si hacés campaña por algún candidato.

Y acá en Mendoza, aunque nosotros que somos un partido con cierto desarrollo entre los estudiantes, entre los trabajadores, nuestra visibilidad es mucho más fuerte en el ámbito parlamentario. Bueno, poniendo el cuerpo. Esto no se va a terminar con declaraciones ni con discursos, sino si hay legisladores que ponen el cuerpo y acompañan la posición de lucha de los trabajadores. Para pelear con el enemigo, llegado el momento, son las armas que tenés.

¿Qué discusiones o propuestas concretas planean llevar a la Cámara de Diputados y a las legislaturas provinciales?

Un debate que queremos llevar a la Cámara, y que también estamos aprovechando de abrir en esta campaña con el conjunto de los trabajadores, tiene que ver con nuestra propuesta de una jornada laboral de seis horas, cinco días a la semana con un salario equivalente a la canasta familiar de mínima. Tiene una explicación mucho más profunda que ser un slogan de campaña. Es realmente una forma de empezar a explicar lo que la izquierda pretende: otro modelo de sociedad. ¿Por qué se puede hacer? Porque la maquinaria y la tecnología han avanzado muchísimo y todos los avances de la humanidad que se han hecho en estos últimos tiempos permitirían que el trabajo no sea una carga tan pesada para los millones de trabajadores.

Pero en el capitalismo, en vez de usarla para alivianar el trabajo, usa las máquinas para explotar más trabajo o para eliminar trabajo. Porque si acá en Mendoza trajeran máquinas para los viñedos, mucha gente se quedaría sin trabajo. No puede ser que la tecnología, que debería hacer todo más liviano, siga siendo un símbolo de opresión tan grande. Si esa tecnología fuera utilizada para que todos trabajemos menos y para que trabajemos todos, claramente se explica el sentido de la sociedad socialista que queremos, que quiere terminar con la esclavitud asalariada.

También es una forma de combatir a esta dualización de la sociedad a la que nos quieren llevar. Nos quieren llevar a un mundo del trabajo donde haya millones que tengan hambre y trabajos ultraprecarios, y otro sector de la sociedad que viva con lujos y se haga de los frutos de ese avance de la tecnología.

Este es el plan que tiene el capitalismo. Un plan de barbarie. Nosotros, con este eslogan “nuestras vidas valen más que sus ganancias”, y propuestas como la de las seis horas en cinco días queremos empezar a combatir y a sembrar la idea de que otra sociedad es posible, de que el socialismo es posible. De que una sociedad donde nuestras vidas valgan más es posible y que hay que luchar por eso. Entonces es una forma de elevar las aspiraciones de los trabajadores y no solamente decirles que “compañeros, nuestro gran desafío en esta vida y nuestra gran lucha tiene que ser por tener un sueldo y llegar a fin de mes”. Ojalá que no. Ojalá que la vida no sea solo eso, ¿no?