Una cuestión de publicidad
Por Juan Pablo Barrera | Foto: Seba Heras
– Tiene mejor publicidad el grillo -decía Martín sin bajarle la mirada al Flaco-.
– ¡Pero si es una cucaracha! ¡Es igual! ¡Un asco!
– Pero el grillo hace “música”. -Intervino sorpresivamente el Cabezón que parecía no interesarle lo profundo de la charla-.
– No dejan de ser cucarachas que hacen sonidos entonces. –El tono del Flaco era calmado mientras miraba el vaso como esperando que se derrita el hielo-.
– Prefiero que sean silenciosas, con una “cuca” en la pieza dormís igual y tal vez ni te enteras que está. ¡¡Andá a dormir con un grillo bajo la cama!! ¡Dale! ¡Probá! –El tono ya era amenazante-.
– Yo lo mato, es más fácil encontrarlo, seguís el sonido y listo. –El Cabezón aportaba desde la tranquilidad de quien sólo da pinceladas de afuera-.
– Igual el grillo hace el ruido en un lado y está en otro. –Intervino el Checho mientras prendía un pucho-.
– Esos son los teros. ¡Gordo seguí hablando de fútbol vos! -Lo descalificó casi inmediatamente Martín.
– Además dicen que si matás un grillo es mala suerte, por eso te digo que tienen mejor publicidad, han contratado un mejor representante. El de las cucarachas vendió que soportaban el fin del mundo, que son milenarias y otras virtudes innecesarias ante un pisotón. El otro apeló al pensamiento mágico, a la superstición de este especie “superior” (hizo inevitablemente el gesto de comillas) y ahí anda el grillo no dejando dormir, con cualidades inexistentes pero con una mejor imagen.
– Puede ser, viste que hoy todo es marketing que se yo. Pero que esas cucarachas musicales les hagan serenatas a los sapos en el campo. A mí este mundo donde todo es imagen no me va. –Aceptó el Flaco mientras empinaba el fernet que le quedaba-.
Mientras Martín encendía un pucho y le llenaba el vaso al Flaco. De fondo se escuchaban Las Pelotas y el Checho contaba por enésima vez su encuentro con el Burrito Ortega. El Cabezón miraba pensativo hacia la luz llena de insectos, se imaginaba Libélula, y decía: “A mí me dan miedo las polillas”.
