Las precandidaturas a gobernador de las derechas en Mendoza concentraron más del 60% de los votos emitidos. La fórmula Cornejo-Casado obtuvo 254.566 sufragios, seguida por De Marchi-Orozco (198.847) y Petri-Gimenez (164.076). Cambia Mendoza, que descendió en su caudal de votos respecto a las PASO 2019, se impuso ampliamente sobre La Unión Mendocina y el peronismo, que cayó a su piso histórico. Baja participación y alto índice de votos nulos y blancos.
Por Negro Nasif
Con 98,83% de mesas escrutadas, los resultados oficiales de las Elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias, para la Gobernación de Mendoza, colocaron en el primer puesto a la fórmula Alfredo Cornejo-Hebe Casado, del Frente Cambia Mendoza. El segundo lugar correspondió a Omar De Marchi-Daniel Orozco (La Unión Mendocina), en tanto que en tercer y cuarto puesto se ubicaron -respectivamente- Luis Petri-Patricia Giménez (CM) y Omar Parisi-Lucas Ilardo (Elegí Mendoza).
El fenómeno de La Unión Mendocina rompió la suerte de bipartidismo que rigió las primarias en los últimos años. La irrupción de la precandidatura de Omar De Marchi, que alcanzó más del 20% de los votos emitidos, tuvo como contracara la caída estrepitosa del peronismo que, en el acumulado de sus cuatro precandidatos, apenas logró superar por 3 puntos a los más de 123 mil votos nulos y blancos.
Además del contundente triunfo del oficialismo y el espaldarazo recibido por el exgobernador radical, una lectura en perspectiva ofrece otros datos trascendentes de cara a las elecciones generales que se celebrarán el próximo mes de septiembre.
Si se toma en cuenta la evolución electoral de los últimos años, desde las PASO de gobernador de 2015 a las actuales, el peronismo disminuyó 253 mil votos, no obstante el aumento poblacional que se observó en ese mismo período.
También el oficialismo decreció, aunque en proporción infinitamente menor a la de su tradicional adversario. Obviamente que la explicación principal se centra en la fuga electoral hacia La Unión Mendocina, además de dos datos relevantes que podrían evidenciar un debilitamiento de la representación política: aumento significativo de votos nulos y blancos, y baja participación electoral (65,89 %).
Asimismo, si se amplía el foco sobre los guarismos de la coalición oficialista, la excelente elección de Petri relativiza la performance de Cornejo.
En las PASO de 2015, la lista única de Cambia Mendoza encabezada por Cornejo logró cerca de 456 mil votos. Ayer el oficialismo rondó 418 mil adhesiones, pero esta vez con el detalle de que el 60% (254.566 sufragios) correspondieron a la fórmula del exgobernador y el 40% restante a su adversario interno Petri (164.076 electores).
Aunque las chances de la vuelta de Cornejo al Sillón de San Martín parecen aseguradas, no está del todo claro cuáles podrían ser los comportamientos de las y los votantes en los próximos comicios y qué influencia ejercerían en ese destino, a priori, irreversible.
Con este escenario, cabría -al menos- plantear algunas preguntas: ¿Aumentará la participación electoral y esto podría incidir en el resultado final? ¿Cambiarán de sentido los votos nulos y blancos? ¿Los votantes de Petri serán captados directamente por Cornejo o podrán ser disputados por De Marchi? ¿Existe margen de fuga de sufragios del peronismo hacia La Unión Mendocina, guiado por la única esperanza de la derrota del radicalismo?
Más allá de los interrogantes que se abren, a esta altura ya está claro que la hegemonía cornejista, sin frenos externos, solo afronta los límites que podrían correrla aún más a la derecha.
