Los datos duros demuestran la inutilidad de Hebe Casado para contener al electorado ultraderechista. Cuando tuitear odio resulta más fácil que sumar voluntades. 

Por Negro Nasif

En abril pasado, el entonces precandidato a gobernador Alfredo Cornejo anunció sorpresivamente que la tuitera Hebe Casado sería su segunda, en una de las fórmulas de Cambia Mendoza. 

La noticia cayó como balde de agua fría para las y los dirigentes de peso del radicalismo, socio mayoritario de la alianza oficialista, y para un amplio sector social, político y cultural que rechaza la figura de una negacionista -o apologista- del terrorismo de Estado.

Casado, Cornejo y Bullrich Foto: Cambia Mendoza

En sus fundamentos, Cornejo hizo pesar un acuerdo electoral con la presidenciable Patricia Bullrich, quien impuso a Casado, y la presunta potencialidad de la exlegisladora sanrafaelina para sumar el voto ultraderechista, sobre todo en el sur provincial.

Con el diario del lunes, a cinco meses del inicio de esta audacia, los escrutinios revelan que la negacionista, lejos de aportar caudal electoral, piantó votos y resultó inútil para contener esa mezcla de odio y bronca de la avanzada neofascista.

Casado y Cornejo Foto: Cambia Mendoza

El estreno oficialista de la fórmula Cornejo-Casado, en las elecciones PASO de junio pasado, sufrió una caída en los guarismos respecto a las primarias de años anteriores. En 2015, la lista única de Cambia Mendoza encabezada por Cornejo logró cerca de 456 mil votos, contra las 418 mil adhesiones de 2023, con el detalle no menor de que el 60% (254.566 sufragios) correspondió a la fórmula encabezada por el exgobernador, y el 40% restante a su adversario interno Luis Petri junto a Patricia Giménez (164.076 electores).

Salvavidas de plomo

Hebe Casado Foto: Cambia Mendoza

El saldo negativo para el oficialismo se presentó con mayor claridad en el sur mendocino, territorio donde Casado pisaría fuerte. Por ejemplo, si se toman en cuenta los votos para senadores provinciales del Cuarto Distrito (San Rafael, Malargüe y General Alvear), el radicalismo cayó -en números redondos- de 67 mil sufragios en las PASO 2015, a casi 46 mil en las elecciones de junio pasado. O sea, consiguió 21 mil votos menos, con el agravante del 40% de abstención, 5% de voto nulo y 17% en blanco.

Ni siquiera pudo Casado mejorar su rendimiento personal de las PASO 2017, cuando se presentó como tercera precandidata a diputada provincial por esa misma sección electoral. En las primarias de aquel año, Cambia Mendoza superó los 58 mil votos, es decir, 13 mil más que en este 2023.

Foto: Coco Yañez

Tampoco fue eficiente la actual candidata a vicegobernadora para influir en las PASO nacionales, donde su jefa política se jugaba una chance para presidir la Argentina. En el pago chico sanrafaelino, la fórmula Patricia Bullrich-Luis Petri apenas arañó los 19 mil votos, muy lejos de los 50 mil de sus parientes ideológicos Javier Milei-Victoria Villarruel.

Finalmente, con los resultados definitivos de las elecciones departamentales, la hipótesis de Casado como piantavotos se consolidó. Mientras el insistente candidato a intendente de la alianza Pro-UCR, Abel Freidemberg, obtuvo 25 mil boletas (26%), y el mandatario electo peronista, Omar Félix, casi duplicó ese número (49%); la ultraderecha libertaria-demócrata -que la pro negacionista debía atajar- se fugó con 20 mil votos (20%).

 

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