EXCLUSIVO | EL OTRO accedió a la historia clínica de Alfredo Cornejo y pudo comprobar que la información publicada por el exgobernador omitió aspectos fundamentales de su estado de salud. Rodolfo Suarez le garantizó un tratamiento completamente privilegiado, en evidente discriminación respecto de otros pacientes que, a pocos metros de la cama del presidente nacional de la UCR, son hacinados en salas de seis personas, donde comparten un baño precario, sin elementos de higiene básicos, con poca o nula ventilación y esporádica atención médica, en un contexto de saturación del principal centro asistencial de Mendoza.

Investigación especial de EL OTRO

“Informo por aquí que estuve aislado por ser contacto estrecho de un colaborador mío que fue positivo. El último miércoles 28 perdí el gusto y el olfato. Luego de la atención domiciliaria, hoy los médicos recomendaron la internación para llevar un mejor control clínico”, comunicó Alfredo Cornejo el pasado 1 de mayo en su cuenta de Twitter. Fue la primera de una sucesión de mentiras o, dicho de otro modo, de omisión deliberada de datos esenciales de la verdad.

Desde la confirmación del contagio de covid-19 del exgobernador de Mendoza, la escasa información difundida oficialmente, y a través de los medios hegemónicos pautados, no se condijo con otras fuentes calificadas. Es por eso que el equipo periodístico de EL OTRO comenzó a recabar, con mucha prudencia y respeto de la intimidad de Cornejo y del resto de los pacientes del Hospital Central, testimonios y documentación relevante.

Hospital Central Foto: Coco Yañez

Sobre la base de diferentes elementos, los que mantendremos en absoluta reserva y en custodia legal, pudimos reconstruir, gracias a la colaboración de especialistas en Medicina, la evolución de un enfermo de coronavirus que cuando tuiteó que perdió “el gusto y el olfato” ya tenía en sus manos las pruebas diagnósticas concluyentes que hicieron urgente su internación.

Además de los síntomas típicos de un paciente con covid-19 y la confirmación de la infección mediante el test de rutina, el mismo miércoles 28 de abril los médicos de Cornejo, preocupados por una creciente dificultad respiratoria, indicaron una tomografía axial computada de tórax. La primera prueba diagnóstica de este tipo, la segunda se la efectuaron el 1 de mayo por la tarde, horas antes de su posteo. A las 21.35 hs, cuando la Guardia del Hospital Central se desbordaba de enfermos y enfermas con diferentes patologías, el paciente VIP ya había sido trasladado desde la Fundación Escuela de Medicina Nuclear (Fuesmen) a la sala 503 del Central, en condiciones de absoluto privilegio.

Foto de archivo: Gobierno de Mendoza

A la hora del tuit, Cornejo, con la máscara de oxígeno en la cara, ya sabía que sus agitaciones se debían a una neumopatía bilateral extensa que le causó el virus. Era plenamente consciente que su cuadro crítico podría requerir una unidad de cuidados intensivos y, eventualmente, asistencia mecánica respiratoria. Sobradas razones médicas -ninguna ética- tenía para evadir la cola de espera de pacientes por una cama, y asegurarse un servicio tan escaso como valioso. El día anterior, el Ministerio de Salud mendocino había dado a conocer el informe de la última semana, en el que constan 132 fallecidos por coronavirus, y una ocupación del 90% de las camas UTI del Gran Mendoza, eufemismo estadístico para maquillar el borde claro del colapso sanitario.

La desinformación publicada por el diputado nacional de Juntos por el Cambio, quien además no se privó de echarle la culpa de su enfermedad a “un colaborador”, fue la última que realizó personalmente. Un postrero intento por relativizar las consecuencias de la pandemia que -tal como el que escupió para arriba- le dio de lleno en el pecho, a horas del discurso anual en la Legislatura de su sucesor, Rodolfo Suarez, quien balbuceando declaró la rebeldía sanitaria de la Mendoza separatista ante el gobierno nacional.

Ariel Herrera, director del Hospital Central. Foto: Coco Yañez

Durante sábado y domingo solo se publicaron noticias en medios oficialistas sin confirmación de fuentes o con el fundamento de “allegados” no identificados. Recién el lunes el director del Hospital Central, Ariel Herrera, firmó un escueto parte: “El paciente continúa en las mismas condiciones clínicas con requerimiento de oxígeno y en sala común y sin cambios clínicos”. Ayer, el doctor Carlos Zanessi, jefe del Servicio de Medicina Interna, señaló que Cornejo “se encuentra afebril, estable, hemodinámicamente compensado y con una evolución favorable”. “Si los parámetros clínicos siguen así y los exámenes complementarios que estamos realizando así lo indican, el alta es próximo”, concluyó el médico en diálogo con una periodista de Cuyo Noticias.

Los medios hegemónicos siguieron a pie juntillas la bajada discursiva del gobierno, renunciando a cualquier otro tipo de fuentes periodísticas. En tanto que Laura Lescano, comunicadora social de Radio Nacional Mendoza, realizó un informe fundado sobre las condiciones extraordinarias del diputado nacional en el hospital público (escuchar aquí).

La información chequeada por EL OTRO contradice aspectos importantes de las comunicaciones públicas que se brindaron en los últimos días. Este diario no tiene ningún impedimento legal para publicar informes cruciales de la historia clínica de Alfredo Cornejo, lo que brindaría absoluta transparencia al estado de salud de una personalidad pública con decisiva gravitación en los destinos de Mendoza. Para ello podríamos ampararnos en legislación internacional y argentina que protegen la libertad de expresión y la reserva de las fuentes de información en manos de las y los periodistas.

Sin embargo, la total convicción en la defensa de los derechos humanos de todos los mendocinos y mendocinas, sin excepciones, y los principios éticos que rigen a la cooperativa de trabajadoras y trabajadores de la comunicación que edita EL OTRO Diario, pesan mucho más que cualquier rédito noticioso y nos llevan a rechazar por completo la utilización de información íntima, sobre todo de un personaje político como Alfredo Cornejo que, a nadie escapa, representa las antípodas del posicionamiento moral, ideológico y profesional de nuestro diario.

Hospital Central Foto: Cristian Martínez

Nuestro pacto es únicamente con ustedes, nuestros lectores y lectoras, con quienes construimos diariamente un confianza mutua. En esa persistente lucha por la coherencia y la búsqueda de la verdad, y tras refutar en los párrafos anteriores con información concreta las mentiras publicadas por Cornejo el pasado 1 de mayo, nos abstendremos de difundir el resto de los datos y documentación que, si bien obra en nuestro archivo, podrían afectar derechos personalísimos del exgobernador.

Nunca atacamos ni atacaremos personalmente a Alfredo Cornejo. En las oportunidades que publicamos noticias respecto a miembros de su familia, siempre se trató de información pública con fuerte relevancia social. No pretendemos asimilarnos a quien sí utilizó y utiliza su enorme poder para agraviar a opositores, desde una mujer humilde como Patricia Stibel , a quien encarceló y estigmatizó políticamente por no tener un boleto de colectivo, hasta militantes sociales como Nélida Rojas y su familia, víctimas de una prisión política promovida por el exgobernador, que hoy se desvanece en los estrados judiciales por inexistencia de pruebas.

Tal vez, mientras esperamos la pronta recuperación de Cornejo, esta sea una oportunidad para que el principal dirigente político de Mendoza, y máximo referente de la UCR del país, cese en su discurso de odio y constante negacionismo respecto a las consecuencias de una pandemia que está sufriendo en su propio cuerpo. Que no someta más a estudiantes, docentes y al resto de la comunidad educativa a la exposición del mismo virus que él ya padece, en aras de posicionarse políticamente de cara a un futuro completamente incierto.

Sin demasiadas esperanzas, aguardamos que Cornejo abandone sus privilegios. Porque es muy fácil hablar de seguridad con una custodia policial extraordinaria en su casa, las 24 horas del día, pagada por el pueblo. Es sencillo parlotear de salud en los medios que pauta su gobierno, siendo una especie de niño rico en un hospital público sostenido por los impuestos y trabajadores y trabajadoras mal pagos y en condiciones laborales deplorables. Es simple la ficción del relato de la presencialidad, cuando ya no manda a sus hijos a la escuela con el terror del contagio, no es docente-taxi o maestra de doble turno, con salarios de miseria. Cualquiera puede hablar livianamente de transporte público si nunca viaja hacinado, si se traslada en avión y es recibido en el aeropuerto por un auto oficial con chofer personal -¿pagado por quién?-, al que impunemente se lo señala como el causante de su contagio. ¿Qué sabemos de la suerte de ese trabajador?

La única verdad es la realidad, y la única certeza la muerte. Cientos de ellas pueden ser evitadas si el paciente VIP, al salir convaleciente de su situación de privilegio, resigna sus ambiciones personales en favor de los derechos de todos y todas.

Los milagros no existen, pero que los hay los hay.

 

Pueblo pobre, medios millonarios

Cornejo financió pauta con Salud, Educación, Cultura y Seguridad