En la comuna gobernada por el radical Marcelino Iglesias, el salario básico municipal mejor rentado sólo alcanza para cubrir el 30% de la Canasta Básica Total. Un pedido presentado al Concejo Deliberante del departamento devela que las familias de las más de 3 mil personas empleadas por el municipio subsisten con ingresos de hambre. Los trabajadores de la categoría “A” percibieron $15.840 en abril.

Por Redacción EL OTRO

Marcelino Iglesias, intendente de Guaymallén. Foto: Coco Yañez

Según un informe del Centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) presentado en mayo, en Argentina el 45% de los trabajadores informales son pobres, es decir sus ingresos no les alcanzan para cubrir el costo de la Canasta Básica Total (CBT). En el sector cuentapropista la cifra es del 41%, y en el de los trabajadores registrados el 18% se encuentra debajo de la línea de pobreza.

“La proporción de trabajadores pobres es marcadamente superior entre quienes están insertos en puestos precarios o inestables, respecto de quienes se desempeñan en un empleo formal bajo relación de dependencia”, consideran los autores del informe mencionado. No obstante, en el universo de las y los trabajadores registrados hay excepciones que rompen la regla, y en Mendoza hay uno que se destaca.

Foto de archivo: Coco Yañez

El Gobierno de Guaymallén, el departamento más poblado de nuestra provincia, sostiene una planta municipal en la que la totalidad de los salarios básicos están por debajo de la línea de pobreza. En abril, el básico de la categoría más alta fue de $27.087 y el de la categoría más baja de $15.840, frente a una CBT que en el mismo mes ascendió a $91.229. Esta información, basada en datos oficiales, surge de un informe elaborado por un trabajador municipal que fue entregado al Concejo Deliberante departamental, para que los ediles apoyen el reclamo de mejora de ingresos mensuales.

“Considero que los problemas que estamos atravesando los trabajadores y trabajadoras municipales no son solo sectoriales sino que son problemas que afectan al interés general del pueblo del departamento. No sólo por el hecho de que los 3.258 personas empleadas por la Municipalidad representan el 1% de la población aproximadamente, y aportan ingresos a acerca del 4% de los hogares del departamento, sino también porque la reducción del poder adquisitivo de nuestros salarios impacta de manera negativa en las dos principales actividades generadoras de empleo de nuestra comuna, como los son el comercio y los servicios, sobre todo en los barrios populares”, expresa en sus primeros párrafos la carta que lleva la firma de Pablo Barrera, trabajador de planta del municipio. (Leé la carta completa aquí)

Foto: Municipalidad de Guaymallén

El informe de Barrera cita artículos de nuestra Carta Magna, fundamentos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y fragmentos de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, para ubicar a los responsables del gobierno departamental en el contexto del reclamo. Además agrega un análisis detallado del retroceso del salario frente a la evolución del costo de la Canasta de Alimentos, a la suba del valor de la moneda estadounidense, del UVA (Unidad de Valor Adquisitivo) y de la UTM (Unidad Tributaria Municipal).  En todas las comparaciones los flacos salarios perdieron por goleada en cada año, del 2017 a la fecha.

“Como se puede ver, en abril de 2017 la categoría ‘A’ percibió un salario básico equivalente a U$S 340, mientras que en este último abril de 2022 ese salario fue equivalente a U$S 134. Esto representa una caída del 61% del valor en dólares del salario básico municipal en los últimos cinco años. Si la comparación se hiciese contra abril de 2015 la caída sería superior al 70%. Dicho de otra manera, por cada 10 dólares que un trabajador municipal percibía por su salario básico en 2017, ahora recibe solo 4 dólares”, se explica en el informe.

“Como se puede ver, mientras que desde abril del año 2017 a la fecha la UTM aumentó su valor en un 475%, los salarios básicos municipales apenas crecieron un 199%. Esto llevó a que por ejemplo el valor de la categoría ‘A’ en abril de 2017 fuese equivalente a 3.202 UTM, y que en la actualidad equivalga sólo a 1.667. Es decir que la caída en los últimos cinco años es del 48%”, detalla el informe.

El análisis, explica Barrera, se basa en las variaciones del salario básico municipal (asignación de clase) porque, de acuerdo al autor, el salario de bolsillo está integrado por adicionales a los que no acceden todos los trabajadores por igual, y por pagos no remunerativos, comúnmente denominadas “sumas en negro”.

Captura: Facebook

Además de contener una crónica del deterioro de los ingresos, el informe de Pablo Barrera, que es delegado del Sindicato de Obreros y Empleados Municipales de Guaymallén (SOEMG), contiene una propuesta para que los integrantes del Honorable Concejo Deliberante lo presenten como programa de recomposición al Ejecutivo departamental.

Además, el delegado denuncia la brecha salarial interna entre las y los trabajadores llanos, y las y los funcionarios. “Mientras a la gran mayoría de los trabajadores y trabajadoras les ocurre lo que les acabo de describir, existe un sector en el que se encuentra el intendente, los principales funcionarios y los miembros del Honorable Concejo Deliberante, que reciben sumas salariales que llegan a multiplicar por 10 o por 15 los valores que reciben los trabajadores menos privilegiados”, subraya el delegado.

El sello del gorila abanderado

Foto: Seba Heras

En diciembre de 2023 Marcelino Iglesias finalizará su segundo período de gobierno en la Municipalidad de Guaymallén. En estos 7 años, el radical autoproclamado “abanderado del orgullo gorila“, acumula denuncias de hechos muy graves que ha sabido sortear o esconder munido de poder y blindaje mediático.

Desde este diario hemos señalado numerosos hechos que reflejan su indecoroso manejo del poder que le otorgaron las urnas. Algunos ejemplos con los vínculos a las notas publicadas por EL OTRO:

Foto: Cristian Martínez

El sello de la conducción de Iglesias se desparrama en todas las áreas. El deterioro de los sueldos de las y los trabajadores municipales lleva la marca de una administración cicatera, representación fiel del proyecto político que integra, y que hace 7 años gobierna la Provincia.

En 2018 las paritarias en Guaymallén cerraron con un incremento del 17% pagado en dos tramos, en 2019 el intendente decretó un aumento del 25%, en 2020 (contexto de pandemia) no se otorgó aumento, en 2021 la mal llamada recomposición llegó a 40% -pagada en 8 cuotas- y en 2022 estableció una suba del 30% y bonos en negro de $6.000 con el compromiso de reabrir la paritaria en julio.

Foto de archivo: Coco Yañez

A pocas semanas de la vuelta de las negociaciones salariales que el Municipio prometió, las cartas están sobre la mesa. Es difícil, con antecedentes tan negativos, pensar que las cosas pueden ser distintas.

Como se sabe, la paciencia de la araña no es de chicle.

 

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